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Política

La receta de Pullaro para no volver a cometer los mismos errores

No repetir errores del pasado. Esa parece ser la premisa con la que Maximiliano Pullaro arranca su gestión. Puede mostrar a su favor un aprendizaje como legislador primero y después en el manejo de la gestión pública en el área más sensible de un gobierno, la seguridad, y en la que se formó junto a quien considera el mejor gobernador de la historia de la provincia, Miguel Lifschitz.

Detalló acciones y propuestas para las más diversas áreas de su gobierno, casi más de las que cualquier gestión exitosa podría hacer en un solo mandato. Pero si hay una frase que entusiasma de su discurso de asunción es la que promete poner los intereses de la provincia por encima de las diferencias partidarias.

Y no parece ser una mera cuestión dialéctica. En la primera semana de gobierno se propone convocar a todos los legisladores nacionales para armar una agenda de trabajo en equipo. Y en esa mesa se va a encontrar con kirchneristas, la candidata que lo destrató en la interna de su espacio y rivales políticos de antes y del futuro.

De paso, con esa movida, el gobernador que como candidato llegó a insinuar que podría votar para presidente a Javier Milei, le pone así un límite a esa adhesión: las necesidades y los intereses de la provincia de Santa Fe que juró defender.

No quiso repetir los errores del pasado como el del último gobernador, quien desde el mismo lugar de Pullaro le reprochó demasiadas cosas al gobierno saliente, y se puso en guardia para pelear contra las “picardías de la política”. Fue entonces que Omar Perotti pidió “cortar los vínculos (de la política) con el delito”.

La arremetida del entonces gobernador que llegaba desde el peronismo sorprendió a propios y extraños, entre ellos al propio ahora ex presidente de la Nación Alberto Fernández que había viajado a Santa Fe a saludar el cambio de gobierno y elogiar incluso al gobernador socialista saliente.

El mandatario de su mismo partido tenía otra mirada y aquel reproche todavía sangra en la provincia: la recientemente electa presidenta de la Cámara de Diputados Clara García hizo evidente hace pocos días que todavía no se olvida, aunque ya hayan pasado cuatro años.

Pullaro aprendió todo lo que genera una grieta, aún las personales. Por eso no usó los guantes de boxeo con los que alivia sus tensiones y utilizó un fino tacto para decirle al gobernador que le deja el cargo todo lo que está mal al final de su mandato. Y hasta intentó relativizar con un “no todo es responsabilidad de la gestión que finaliza”, cuando habló de la situación en la que recibe la provincia.

Por eso no pareció agresivo, sino sutil. Como cuando dijo que su gobierno no va a dejar solos a los santafesinos que sufren la pobreza y la violencia de género, o prometió volver a escuchar a la gente, o poner otra vez a la provincia en el mapa cultural argentino. No es contra nadie, pero son cosas que faltan.

No se quejó de la herencia recibida (“no vamos a poner excusas”, repitió), tampoco la pasó por alto. Precisó que el plan de conectividad que lanzó el gobierno del PJ como eje central de su gestión tiene actualmente un desarrollo de menos del 25%.

También dio sus propias señales del inicio de una nueva etapa: aclaró que toda obra empezada se va a finalizar, y sentenció que se termina la época en la que el Estado desconoce sus compromisos sólo porque cambian las autoridades en la Casa Gris.

En el mismo sentido se comprometió a poner fin a una discriminación de obra pública que sutilmente sugirió que existía -antes y ahora- en favor del color político de algunas localidades.

Destacó las políticas del gobierno de Miguel Lifschitz, incluso anunció que varios de esos planes volverán a implementarse en su gestión; rescató por acusaciones del pasado la figura del ex gobernador Antonio Bonfatti, quien ahora ocupará una banca en Diputados, se diferenció claramente del gobierno de Omar Perotti, y relativizó su apoyo al presidente Milei, todo sin romper ninguna lanza.

“Vamos a asumir el desafío de defender lo que somos como provincia en un contexto nacional de mucha incertidumbre”, dijo como al pasar el mismo día en el que asistió a la asunción presidencial.

El desafío que se trazó no es menor: poner a Santa Fe en el lugar más alto de la Argentina. De movida parece tener un buen plan de ruta: proyectos, acciones y mucho trabajo. También un nuevo enfoque para encarar la política.


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