La difusión del malestar de Miguel Angel Pichetto con el armado de Provincias Unidas en el Congreso fue un efecto negativo colateral y no deseado para los gobernadores. El nuevo bloque esperaba mantener en reserva las conversaciones aún abiertas y mucho más los roces parlamentarios.
La decisión de Juan Schiaretti de correrse de la centralidad llevó a los diputados cordobeses a proponerle la presidencia del espacio a Pichetto, con quien compartieron hasta ahora Encuentro Federal. En ese marco el primer encuentro de diputados que continúan con los electos tuvo lugar diez días atrás en el local de Encuentro Federal con Pichetto de anfitrión y con actitud de jefe de la bancada. Ese día estuvieron todos: Nicolás Massot (exPRO); Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica); el radical Martín Lousteau; Pablo Juliano (Democracia para Siempre) y entre otros el socialista rosarino Esteban Paulón. En nombre de los gobernadores estuvo Sebastián García de Luca, exaspirante a la presidencia del Consejo Federal de Inversiones (CFI).
En ese primer acercamiento conjunto y presencial charlaron sobre cómo garantizar el funcionamiento de un grupo tan heterogéneo, incluso hablaron de buscar un nuevo nombre que contuviera todas las identidades. Coincidieron también en la necesidad de un mecanismo de discusión para evitar interferencias de la Casa Rosada en bilaterales con los gobernadores. El grupo agendó una nueva reunión en el mismo lugar para el miércoles 26 con los jefes provinciales.
Como contó Suma Política el 26 volvieron a reunirse en las mismas oficinas de Encuentro Federal frente al Palacio Legislativo. Estuvieron Maximiliano Pullaro; el chubutense Ignacio Torres y la vicegobernadora Myrian Prunotto en representación de Martín Llaryora. Las ausencias de Carlos Sadir; Gustavo Valdés y Claudio Vidal fueron bien comprendidas: el correntino estaba regresando de una gira por la India en busca de inversiones y el santacruceño, complicado por la situación económica de su distrito, mantiene permanente diálogo con Nacho Torres aunque suele estar atento en forma remota. Tampoco llamó la atención la ausencia de Pichetto, Massot y los “lilitos”. No era información oficial pero sí por todos conocida: Pullaro y Llaryora habían analizado la conveniencia de que al frente del bloque de Provincias Unidas quede alguien más vinculado a los gobernadores y con experiencia pero menos pasado en el Legislativo. De Luca habría sido el encargado de poner a Pichetto sobreaviso.

Ya iniciada la reunión Pullaro y Torres brindaron un panorama general sobre el Congreso y la relación de la Casa Rosada y los gobernadores. Luego pidió la palabra Martín Lousteau. El todavía senador repitió lo que ya había manifestado una semana atrás respecto al rol que Córdoba y Santa Fe deben cumplir en el nuevo esquema político, si se piensa en consolidar un espacio con chances de disputar poder nacional. En esa línea y fiel a su respeto y amistad política con Pullaro propuso a Gisela Scaglia como jefa del bloque. Ella agradeció. Los cordobeses —Carlos Gutiérrez, Alejandra Torres, Juan Brügge, entre otros— expresaron su acuerdo. Pullaro consideró buena la propuesta. Horas después justificaron la propuesta en un CV favorable para la misión: es vicegobernadora; de fiel relación con su gobernador pero al mismo tiempo presidenta del PRO; ocho años de experiencia como diputada nacional; una “cara nueva” como parecen pedir los votantes y, además, es mujer.
La propuesta coincidió con el nuevo rol de los gobernadores de la región centro, más distanciados del gobierno nacional a pesar del diálogo con el flamante ministro del Interior Diego Santilli. Valdés no acordó listas en conjunto con La Libertad Avanza y ganó tanto la elección local como la general; Llaryora y Pullaro admiten que para la gestión Milei son “caros” en sus reclamos. Sólo los santafesinos exigen una compensación mensual por la caja previsional de 50 mil millones de pesos. Ergo, Nación preferirá pactar con provincias que tengan expectativas más bajas. La presunción de Pullaro sobre la base de promesas incumplidas lo llevó esta semana a rechazar el convite de Santilli, salvo que aparezca en la mesa de negociación algún tema de acuerdo.
La “Mesa de los Seis” y sus diputados siguen los plazos parlamentarios para definir lo que resta. Antes de la preparatoria del miércoles 3 los bloques deberán presentarse oficialmente. Hasta el martes Provincias Unidas charlaría su conformación y autoridades. Algunos esperan sumar a Pichetto y Massot a quienes consideran “valiosos” y también a los dos diputados de la Coalición Cívica que se quedarían sin chances de integrar las comisiones que les interesan si van por fuera de un armado grande. Por otra parte decidieron, como otros bloques, votar en contra de la delegación de facultades a Martín Menem y que sea el pleno de la Cámara de Diputados el que defina el futuro de las comisiones.
Los radicales por su parte sufren tironeos desde el bloque de la UCR y sufren los coletazos de la pelea por la presidencia del Comité Nacional. Ese lugar —que se definirá en menos de dos semanas— está en disputa entre el ala más dialoguista —Alfredo Cornejo— y la más distanciada del mileísmo que confluye en Provincias Unidas. Pullaro rechazó la posibilidad de postularse con el argumento de que necesita concentrarse en la gestión de Santa Fe pero propuso convencido el nombre de Gustavo Valdés. Entre unos y otros opera el exgobernador de Jujuy, Gerardo Morales, otro avezado en intensas roscas radicales.
Doblegados por el discurso antipolítica y la motosierra que sin piedad aplica Javier Milei, los gobernadores —sin distinción de ideológia— buscan construir espacios de poder que les permitan tener candidatos a presidente con reales posibilidades de llegar a la Casa Rosada. Incluso los dialoguistas que no se enfrentan abiertamente a La Libertad Avanza.


































