Por segunda vez en lo que va del año, los ex gobernadores Antonio Bonfatti y Omar Perotti, convidados por el gobernador Maximiliano Pullaro compartieron un acto público esta semana. Es por supuesto otra foto del trío, y son varias más las imágenes de la saludable convivencia política que sí puede mostrar Santa Fe.
Al asumir en 2023 y luego en sus mensajes a las cámaras del 1° de mayo en los dos años siguientes, Pullaro destacó siempre la presencia de sus antecesores que hoy son diputados provinciales, en un recinto marcado por las originalidades de la derecha que (ya desde hace demasiado tiempo) se sigue presentando como si fuera la antipolítica y los cuestionamientos que por izquierda —en menor número— se le formulan a quienes han gobernado Santa Fe en distintos momentos de su historia reciente.
La foto entre Pullaro y Perotti se repitió en 2025 en otras dos oportunidades. En una hubo caras muy serias y en la otra rostros felices. Estuvieron juntos —también por iniciativa de la Casa Gris— cuando fue el turno de reclamar los fondos que la Nación debe a los santafesinos por la Caja (un hecho político inaugurado desde el diálogo que también tuvieron Binner y Obeid, con Bonfatti como principal constructor de ese entendimiento) y disfrutaron en Vera de la inauguración de la ruta 3, que incluyó una caravana de motos.
Sea para reclamar a la Nación o para celebrar obras en el norte postergado estuvieron juntos Pullaro y Perotti. Y en la jornada motoquera mencionaron a Bonfatti que también hizo su parte en esa obra. Ese fue el espíritu de un acto que incluyó —también en dos ruedas— al senador Osvaldo Sosa que, por su edad, fue el primer presidente para iniciar la Convención.
Los ex
En términos de años, Bonfatti representa los del Frente Progresista, Cívico y Social, que nació para comenzar con la alternancia en la provincia y en 2007 desplazar al peronismo del poder que había ejercido desde 1983. Esa expresión política que no admitía ninguna versión de centroderecha (ni cuando Mauricio Macri llegó al poder) era liderada por el socialismo, tanto del grupo de Hermes Binner como el de Miguel Lifschitz. Un reciente libro del médico que fue intendente de Las Parejas reflexiona sobre qué es el socialismo hoy y qué debería hacer para sostener sus valores mientras repasa su propia actuación pública. En la Cámara, en el PS y ahora también como uno de quienes intentan teorizar sobre la actividad política y esta etapa del capitalismo, queda claro que Bonfatti no se ha anotado en la lista de quienes solo esperan poder escribir sus memorias. Ahora para otros, sigue y proyecta.
Perotti es el pasado inmediato del peronismo en su breve regreso al poder tras los 12 años del Frente Progresista. Sufrió las crisis macroeconómicas y pandémicas de un período excepcional, aunque también se creó sus propios problemas al sumar a Marcelo Sain a su elenco, con demasiado poder. Queda por dilucidar cuánto sabía el rafaelino de los abusos cometidos en ese gobierno con el espionaje por quien tenía un pie en el Ejecutivo y otro en el MPA. “No vinimos a hacer lo mismo”, supo siempre Perotti que no logró tampoco convivir con todo el justicialismo, acaso porque se propuso una renovación que lo tenía como única figura posible.
A los oficialismos posteriores al encierro del Covid les tocó pagar los costos. A Perotti también pero contra algunos pronósticos no ha caído en el ostracismo. Por el contrario: el hecho político más trascendente de la gestión de Maximiliano Pullaro lo tiene como contraparte necesaria. Y Perotti brindó a la política de Santa Fe mucho más que los votos necesarios para la ley de declaración de la Reforma de la Constitución, arrastró a todo el peronismo hacia el consenso con la obligación de mirar más allá de 2027 para cuando podrá presentarse nuevamente Pullaro. Es curioso: el dirigente que representó por décadas lo más moderno y exitoso del PJ santafesino, el modelo Rafaela de industrias capaces de competir en el mercado mundial y tener nombre propio a nivel nacional, fue fundamental para la reforma constitucional aún sin ser uno de los 69 convencionales. Se diría que hubo líneas internas del peronismo que, por su negociación con Pullaro, que incluyó la renovación de la Corte de Santa Fe, quedaron entre los reformistas aunque desearan la Convención para otras circunstancias políticas.
Del trío puede decirse además que fueron (en parte) el sostén para que la provincia tenga una constitución con más derechos para los ciudadanos y muy a favor de quienes tienen más dificultades, aún con declaraciones que puedan sonar a sueños. Mejor dejarlos en la Carta Magna ante la amenaza de las pesadillas nacionales.
El presente
Pullaro, que es el verdadero autor de la foto, hizo lo que corresponde y actuó como piensa que se debe ejercer el poder: Bonfatti y Perotti mucho tuvieron que ver con el nuevo hospital de Rafaela.
A la figura política del gobernador, desde el peronismo le miden los votos, elección por elección, y en todos los casos (haya sido candidato o no) se le trazan líneas en descenso que parten de más de un millón, cuando logró ser electo tras superar en las Paso a Carolina Losada.
Acaso el peronismo haya acertado al votar mayoritariamente en la Convención la chance de su reelección en la cláusula transitoria. Pero mientras tanto, es a Pullaro a quien le quedan más herramientas para sostener aciertos y corregir la gestión en lo que haga falta. Ya hubo autocrítica en el frente de frentes de Unidos para Cambiar Santa Fe. El Ejecutivo tiene todos los días una oportunidad y la foto lo prueba. Muestra exactamente lo contrario de lo que sucede en la Argentina a nivel nacional y en muchas provincias, donde la convivencia parece imposible.
Inicio
Al gobernador de Santa Fe sus pares de Provincias Unidas le han dado una buena tajada de poder en el Congreso. Y como en política nadie cede nada, seguramente se la ha ganado como constructor del acuerdo confederal que sostiene su perfil propio en medio de una grieta que devora todo, muy hacia abajo.
Ejercerá la presidencia del nuevo bloque en la Cámara de Diputados del Congreso la vicegobernadora Gisela Scaglia, que para asumir otra vez una banca en Buenos Aires ha dejado su cargo provincial, “el segundo” en importancia en Santa Fe subrayó el senador Felipe Michlig, que preside el comité provincial de la UCR.
Scaglia es la presidenta del Pro Santa Fe y no formará parte de esa bancada o, mejor dicho, de ese complejo y cambiante grupo de diputados tan tentados por La Libertad Avanza a dejar de ser llamados “ñoños republicanos”. En LLA las instituciones no son un valor, se prefiere la acción, los decretos aunque se necesiten leyes. Y ahora sin dudas las necesita el oficialismo nacional que luce en búsqueda de hacer pie en Santa Fe con figuras que ya están en la escena política, para 2027.
Moderación disruptiva
Esta semana hubo otro momento de igual representación simbólica de unidad política cuando en el Senado se despidió a Scaglia, en su última sesión como presidenta de la Cámara, y también desde el peronismo el senador por Castellanos Alcides Calvo (otra vez subyace Perotti) la felicitó por su desempeño.
Como en otras ocasiones, el presidente del bloque radical Rodrigo Borla dijo que hoy lo realmente disruptivo, lo “revolucionario” llegó a decir, es finalmente la “moderación”, en términos de saber encontrar el diálogo y el consenso frente al panorama nacional opuesto. Fue tanto una observación de cómo ve el país como una recomendación a ella.
En tanto, en la otra Cámara de la Legislatura, la que los tiene a Bonfatti y Perotti, se repitió una escena similar con la renuncia de otro socialista: Pablo Farías que también irá al nuevo bloque de “las” Provincias Unidas, como a muchos les gusta decir.
Probablemente sea cierto que la diputada Amalia Granata se haya enojado con el diputado de su bloque Emiliano Peralta por compartir escenario con las autoridades provinciales en otro acto formal e institucional en el norte. Pero en lo público, a la hora de las palabras de despedida para Farias también ella le dedicó —con mesura— unas palabras elogiosas. Otra vez la moderación como signo de la política en Santa Fe.
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