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Política

Aun con el apoyo de Washington, el gobierno no podrá evitar nuevas derrotas en el Congreso

Luego del inédito apoyo directo de Trump a Javier Milei, rescatando transitoriamente un plan financiero y económico en caída libre, la Casa Rosada se vuelve a enfrentar con la realidad fronteras adentro: el apoyo político de los sectores dialoguistas que lo trajeron hasta acá continúa sin aparecer, y hay muchas dudas de que el desempeño electoral del próximo 26 de octubre vaya a mejorar para LLA.  

Milei recibió el espaldarazo del jefe republicano del norte y de su socio principal, el presidente israelí Benjamin Netanyahu, cabeza política de un espeluznante genocidio sobre el pueblo de Palestina en la Franja de Gaza. Repudiado como nunca antes un presidente israelí, como se pudo ver, por caso, en el momento en que el israelí intentó hablar en el estrado de Naciones Unidas y fue abucheado hasta quedar hablando en soledad.

Milei se trajo la foto y los dichos del contundente apoyo de Trump, la foto con los pulgares hacia arriba con Netanyahu —que tiene alta gravitación en la Argentina a través de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como proveedor de elementos de inteligencia y pertrechos militares para el amedrentamiento permanente de la población—, pero no consiguió, a pesar de una persistente negociación previa, la foto con Leonel Messi, que lo desairó. El tesorero de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Pablo Toviggino, escribió en su cuenta de X : “Karina consiguió el 3, pero no llegó al 10, sigan participando”.

Con el dólar controlado, luego de la semana actual de transición, regresa desde el lunes próximo la realidad en un Congreso donde el gobierno sólo puede esperar malas noticias y, en el mejor de los casos, evitar o posponer alguna muy mala, como que la oposición le eche al jefe de Gabinete Guillermo Francos. El rechazo del gobierno, con una chicana jurídica, a la aplicación efectiva de la ley de Discapacidad —cuyo veto presidencial fue revertido con votaciones abrumadoras en ambas cámaras— es motivo suficiente para que el Congreso avance con una moción de censura, el paso previo a la destitución del funcionario.

El impulso viene desde UxP, la principal oposición, y también de una parte del interbloque de Federal y de radicales de Democracia para Siempre, entre otros. Se podría concretar en el recinto el próximo miércoles 1º de octubre, a no más de 25 días de la gran elección intermedia nacional. Un sector de los “ex dialoguistas”, últimamente integrados al gran armado opositor —UCR, Coalición Cívica y bloques provinciales—, dicen dudar sobre la conveniencia de expulsar a un ministro previo a las elecciones porque “podría parecer golpista”. Lo que no dice esa amplia legión de legisladores que fueron socio del mileísmo durante todo el año 2024 —ex Juntos por el Cambio, UCR, PRO y otros— es que les entraron algunas balas del mega apoyo imperial del gran país del norte, y de la runfla financiera que lo sostiene.


El apoyo del Norte


La irrupción y apoyo de Trump, en definitiva supeditado al apoyo político que puede reconstruir el presidente fronteras adentro y sobre todo el próximo 26 de octubre en las urnas, debilita aún más las posibilidades políticas de aquellos que aceptan en la intimidad el agotamiento inexorable de la experiencia Milei, pero a la vez quieren evitar de todos modos el regreso del único proyecto opositor de poder consistente en la Argentina, Fuerza Patria, Axel Kicillof, CFK, Sergio Massa, Juan Grabois, y siguen los nombres y las particularidades en cada provincia argentina.

La irrupción brutal de Trump le quita aire a las “soluciones” intermedias que el establishment económico ya viene pergeñando, con la recurrente idea del epicentro Córdoba, ahora con la figura de Juan Schiaretti, pero al cabo con la Fundación Mediterránea detrás. La fundación que se constituyó el 6 de julio de 1977, no justamente para combatir a la dictadura genocida de Videla y compañía, que en ese mismo año concretó la mayor masacre, desapareciendo entre 20 y 25 personas por día, que luego fueron torturadas y asesinadas en la clandestinidad.

Esa treintena de empresas que formaron “La Mediterránea” lo hicieron con la pretensión inicial de quitarle al puerto de Buenos Aires el foco de atracción excluyente de las inversiones. Pero rápidamente se convirtió en el tanque de ideas del neoliberalismo, y fue con los años Domingo Cavallo, su figura más destacada. “La Mediterránea” pretende jugar en el post mileísmo, con la Región Centro y gobernadores afines, pero la polarización Trump-Milei-timba financiera, por un lado, y peronismo por el otro, amenaza con volver a dejar pedaleando en el aire (sin votos relevantes para incidir en la puja de octubre, y fuera de toda chance en 2027) a las terceras fuerzas que se igualan con el mileísmo en el deseo siempre inconcluso de “kirchnerismo nunca más”.



El Congreso en ebullición


El inédito clima de actividad parlamentaria en las semanas previas a la elección intermedia nacional representa un verdadero problema para la Casa Rosada, y no favorece un clima electoral que pueda darle expectativas de revertir el fatídico 7 de septiembre y la derrota por casi 14 puntos ante el peronismo en la provincia de Buenos Aires. Este miércoles 1º de octubre, además del probable ingreso de tratamiento a la ley que modifica los DNU, también se cotejará en Diputados —y en el Senado a su vez el jueves 2, donde se rechazarán los vetos a la ley “Garrahan” y al financiamiento universitario— el escándalo mileísta de las últimas horas: la baja de las retenciones agropecuarias a cero, que duraron 48 horas que según los voceros del sector resultaron una estafa para el 99,9 por ciento de los productores.

 Al cabo, un negocio financiero para una veintena grandes empresas (que se quedaron, presuntamente, con la totalidad del cupo de 7.000 millones de dólares habilitados para la excepción). La medida dejó absortos a muchos, empezando por los gobernadores de las provincias sojeras que vienen bregando por bajar retenciones, pero que ahora quedaron paralizados ante una medida fraudulenta. El tema ingresará de manera explosiva en ambas cámaras en la próxima semana, más allá del formato institucional que alcance: ya hay varios proyectos que exigen una aclaración inmediata al papelón del día que bajaron las retenciones, pero duró 48 horas.

El gobierno, que respiró en estos días luego del espaldarazo de Trump y el sistema financiero, sin embargo necesitará crear condiciones políticas favorables para que los apoyos lleguen efectivamente después del 26 de octubre. El gobierno del norte, hoy convertido en los hechos en la mesa política operativa de Milei, pretende que gane las elecciones y reúna condiciones parlamentarias suficientes para promover reformas como la laboral y la impositiva, aún más regresivas, y que favorezcan el ajuste.

La probabilidad de un desempeño electoral de LLA distinto al que viene consiguiendo hasta ahora en las provincias es incierta, y que consiga mayorías amigables (aunque sea con aliados generosos, como en 2024) es cercana a cero.

Durante el siglo XX, época de la guerra fría, el país del norte intervenía directamente en Latinoamérica militarmente, disolvía parlamentos, ponía funcionarios, controlaba la protesta social con represión. Ahora es el tiempo del ahogo o ayuda financiera, y del control del aparato judicial —lawfare—, pero hay algo que Trump y también Milei temen: el voto popular, la representación parlamentaria, la expresión de la protesta callejera. Todas las cartas están sobre la mesa, serán semanas de una partida apasionante. 


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