A dos días de su votación en el recinto de Diputados, el proyecto de ley de acuerdo con el FMI recorre un laberinto político de difícil pronóstico. Son pequeños detalles que podrían llevar al gobierno nacional a conseguir la aprobación, o ponerlo al borde del nocaut en un plenario donde muchos códigos de la tradicional rosca política se han alterado. O directamente roto. Por lo pronto, la votación del acuerdo con el FMI no se resuelve, como casi todas las votaciones, por la decisión que tomen las dos grandes coaliciones: el Frente de Todos (FdT) y Juntos por el Cambio (JxC). Esta vez ambas contendrán distintos votos en su interior. Y eso explica, en parte, la dificultad de un pronóstico certero.
Por caso, el interbloque mayoritario de la provincia de Santa Fe, JxC, con 10 miembros, contiene cinco diputados del PRO, tres de la UCR, una de la Coalición Cívica y la restante de Evolución Radical, otro desprendimiento del partido centenario. El PRO santafesino salió durísimo contra el acuerdo que planteó el oficialismo, amaga con no dar quórum —si no lo consigue por sus propios medios el oficialismo con aliados—, y luego, en el caso de que la sesión se constituya, votará negativo al menos una parte del articulado, o en el mejor de los casos (para el oficialismo) se abstendrá.
Ayer una delegación del partido amarillo le presentó a Sergio Massa una propuesta para modificar el dictamen de la Casa Rosada que hoy se discutirá en el plenario de comisiones de Presupuesto y Finanzas. El PRO quiere que le partan el dictamen en dos: por un lado, lo concerniente al monto de la deuda a tomar (para pagar la deuda de 2018) y por el otro la estrategia de políticas económicas con las que el gobierno piensa llevar adelante el país los próximos dos años. Desde el oficialismo confiaron a Suma Política que “si traen una propuesta mejor se podrá tener en cuenta, pero en ningún caso aceptaremos un articulado que ponga en riesgo el objetivo político y jurídico que estamos aprobando”.
En verdad, el oficialismo ya le concedió a la oposición un desdoblamiento en dos artículos, referidos al monto de la deuda y al programa de políticas para llevar adelante el acuerdo. Sin embargo, el artículo 1 que autoriza el acuerdo para refinanciar la deuda, a la vez habla del programa de facilidades extendidas; en tanto que el artículo 2 refiere al 1. Todo necesariamente enlazado: es lo que el PRO no quiere votar.
Por lo tanto, Federico Angelini, Luciano Laspina, Gabriel Chumpitaz, José Núñez y Germana Figueroa Casas esperan un poco probable cambio en el dictamen, amagan con presentar uno propio, y luego definirán dar quorum o no de acuerdo a la capacidad que tenga el oficialismo para poner en marcha por sus propios medios la sesión. El voto favorable del PRO, a dos días del recinto, está casi en el plano de lo imposible.
Otra postura, dentro de JxC, la esgrimen los tres diputados santafesinos del bloque UCR. Mario Barletta, Juan Martín y Ximena García se inclinarían por el voto favorable, aunque presionan al oficialismo con las pretensiones de cambio del dictamen de sus socios políticos. Con todo, la UCR, hoy, está cerca de acompañar la propuesta de la Casa Rosada. El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, ayer fue claro en el plenario de comisiones, y todo indica que su intención es acompañar.
Siempre en JxC, María Victoria Tejeda (Evolución Radical) estaría más lejos de apoyar el acuerdo: la intervención del representante más mediático de su bloque, el porteño Martín Tetaz, anteayer, fue agresiva al extremo contra el proyecto. No es un voto que el oficialismo cuente, ni cerca. Finalmente, la décima representante santafesina de JxC, Laura Castets (Coalición Cívica), podría quedar del lado más favorable para el oficialismo. La referente histórica de esa agrupación política, Elisa Carrió, se mostró proclive a no obstaculizar el acuerdo. Con todo, que el oficialismo se ilusione con el apoyo de la Coalición Cívica forma parte del frágil, cambiante e indescifrable laberinto político del Congreso en estas horas.
En el campamento del Frente de Todos las cosas tampoco resultan nítidas ni sencillas para la Casa Rosada. Es un hecho que cinco de los siete diputados santafesinos de ese espacio político —Roberto Mirabella, Germán Martínez, Eduardo Toniolli, Alejandra Obeid y Vanesa Massetani— se cuentan entre los votos seguros que espera Alberto Fernández.
Distinto es el caso de los camporistas Marcos Cleri y Magalí Mastaler, que se han corrido de la escena, no integran el plenario de comisiones y no han manifestado la conducta a seguir. Se presume que acompañarán la actitud de Máximo Kirchner, que ¿cuál será?; por lo pronto, lo que aparece más probable es que no voten a favor el dictamen que se ventila en estas horas. Pero hay otros detalles clave que preocupan al jefe de bloque oficialista, el rosarino Germán Martínez: ¿darán quorum?, ¿se abstendrán?, ¿o directamente no participarán de la reunión? Esto último podría complicar las aspiraciones de la Casa Rosada, a la vez que envalentonar las pretensiones de la oposición. Si bien se trata de un escenario inédito, un pronóstico razonable sería ver a una treintena de diputados kirchneristas (incluidos los dos santafesinos, Cleri y Mastaler), sentados, dando quorum y luego absteniéndose a la hora de votar.
Las 19 bancas santafesinas en Diputados las completan Mónica Fein y Enrique Estévez, del bloque del Partido Socialista (PS), que integra el Interbloque Federal. Según pudo saber Suma Política, los socialistas darán quorum, pero mirarán hasta último momento qué conducta toma el PRO para definir su propio voto. Como muchos legisladores, el discurso de los socialistas es “no nos gusta votar esto pero tampoco queremos provocar el default”. La definición resuena políticamente correcta, el problema es que al final de la noche llega el momento y hay que apretar el botón verde o el rojo, o pedir la abstención o retirarse de la butaca. Los socialistas santafesinos están más lejos que sus colegas de la UCR de votar con el gobierno pero no están tan tentados como el PRO de hacer volar todo por el aire.
Como pocas veces, el final del acuerdo con el FMI en Diputados sigue abierto.
