La siempre influyente Ciudad Autónoma de Buenos Aires le dio al presidente Milei un relevante primer triunfo electoral distrital, en la sexta elección llevada adelante en el ciclo de disputas en las urnas intermedias de este año 2025.
El 30 por ciento de los votos efectivos conseguidos por el hasta hace pocos meses ignoto vocero presidencial, Manuel Adorni, fueron suficientes para decretar el estrépito final del partido de gobierno hegemónico porteño durante 18 años, el PRO. El peronismo, con un candidato con origen en el progresismo no peronista (radical alfonsinista), Leandro Santoro, mantuvo el mismo caudal electoral que en la elección intermedia legislativa más cercana (2021) que también lo llevó en la boleta encabezando como este 18 de mayo de 2025.
Pero pecó el peronismo de perder la oportunidad de obtener un triunfo histórico en un distrito siempre hostil, y no supo aprovechar las diversificaciones en la oferta electoral de la derecha, que se expresó en cuatro propuestas, tres de las cuales permanecieron competitivas, y una cuarta —la escisión de Ramiro Marra— que quedó por debajo de los tres puntos, la línea mínima de flotación que permitía colocar al menos un diputado de los 30 que se renovaron en la legislatura unicameral de ciudad capital de la Argentina.
Era difícil de proyectar el comportamiento electoral porteño ante una diversificación tan acentuada (17 listas, todo a propósito de la eliminación de las elecciones PASO), pero, como tantas veces, el propio electorado ordenó ese desorden, le dio vida a sólo cuatro listas, las dos primeras con una competencia pareja (Adorni le ganó a Santoro por 30 a 27 por ciento), hundió a Macri y al partido de gobierno a 15 puntos, relegó al reaparecido Horacio Rodríguez Larreta al 8 por ciento, y dejó dentro de los “ganadores”, por un puñado de votos, a la candidata de la izquierda trotskista (3,2 por ciento) con la última banca de las 30 en disputa.
Las otras 12 listas en competencia, muchas de ellas con enormes despliegues propagandísticos (radicales de Evolución, referenciados en Martín Lousteau, peronistas escindidos del gran acuerdo del PJ de la Capital como los candidatos de ex funcionarios del kirchnerismo como Guillermo Moreno, el propio Juan Manuel Abal Medina, o el mediático con origen en el fútbol Caruso Lombardi, entre otros), oscilaron entre los dos puntos porcentuales y el lacerante 0, y quedaron afuera de la legislatura porteña.

El tercer elemento decisivo en la elección fue la muy baja participación, que alcanzó el 53,35 por ciento del padrón, por debajo incluso de las cinco elecciones provinciales realizadas en 2025 hasta ayer (Santa Fe, el 13 de abril pasado, congregó apenas el 56 % de los electores). La pregunta sobre el por qué los ciudadanos no van a votar abre un debate en desarrollo. En la Capital fueron a votar 23,4 por ciento menos que en las generales de 2023 (76,7 %) —cuando se eligieron además de legisladores locales legisladores nacionales, presidente y vice de la nación— y 20 % menos que en las equivalentes de 2021 (73,4 %).
Un desplome brutal, aún más agudo en los barrios de la zona sur de la ciudad (nivel socioeconómico más bajo) y todo en un día climáticamente casi perfecto, con sol y temperatura fresca y agradable.
El triunfo libertario, que fue numéricamente ajustado con el peronismo pero lapidario contra Mauricio Macri —duplicó al PRO, tal vez el objetivo principal de ayer del equipo presidencial—, sin embargo se contabiliza en el plano político como éxito total. “Adorni es Milei”, con ambas fotos de los políticos colocadas de derecha a izquierda de manera contigua, fue el afiche principal de LLA en las calles de Buenos Aires. Y fue suficiente: con eso demolió al PRO, e incluso fue más allá, y le ganó al peronismo que se sintió favorito con demasiada antelación. Santoro licuó su perfil creyendo que eso le sumaba en distintas comarcas ideológicas. No sucedió.
Si bien es cierto que el peronismo tuvo el mérito de ganar en seis de las 15 comunas de CABA, algo que no sucedía desde la extraordinaria elección de Cristina Kirchner en 2011, es visible cómo el problema del ausentismo en este 2025 fue mucho más profundo en las comunas que ganó Santoro (por caso, en la Comuna 8, donde el PJ hizo su mejor elección, la participación fue del 45 %; otro tanto en la Comuna 4, también ganada por Santoro con cierta comodidad, donde fue del 48 %). Conclusión, allí donde los sectores medios y altos —corredor norte de CABA— le dieron el gran espaldarazo a Milei la concurrencia estuvo por encima de la media de la ciudad, compensando la brutalmente baja concurrencia del sur porteño.
Cuando LLA hizo propaganda con “Adorni es Milei”, convocó a sus adherentes con mayor fervor (aun en un contexto de baja participación); en cambio, cuando Santoro se diferenció con “Santoro es Santoro” y tomó innecesaria distancia de Cristina Kirchner y de Axel Kicillof, no convocó ni a los propios en los barrios conurbanizados de la ciudad de Buenos Aires. Justamente en los barrios donde la casi totalidad de los habitantes no “disfrutan” de un dólar insólitamente barato, ni de la compra de bienes durables dolarizados ni de viajes al exterior que impactan de manera casi irrelevante en el marco de los ingresos / patrimonios de esos cinco millones de argentinos que ganan con la bicicleta financiera, el endeudamiento externo, y acceden al último modelo del teléfono de la manzanita con gran facilidad.
Adorni / Milei convocaron a los suyos, y ganaron. Santoro se quedó a mitad de camino, y no logró sacarle ventaja a una oportunidad que como esos raros fenómenos meteorológicos se presentan una vez y no vuelven por décadas.
Con todo, el triunfo de Milei en CABA no resuelve por sí mismo la carencia más relevante del gobierno nacional, condenado a profundizar un plan económico destructivo para la economía de las enormes mayorías nacionales, en CABA y en toda la Argentina. Y pende de la generosidad casi infinita de los organismos financieros internacionales dominados por el presidente de Estados Unidos.
Para la próxima gran batalla electoral, que como queda en evidencia no tendrá nada de “local ni de provincial”, en la provincia de Buenos Aires, el próximo 7 de septiembre, con un electorado más parecido a las comunas del sur de CABA que a las del norte dolarizado porteño, ya se avizora una LLA con los restos y fragmentos del PRO deglutidos y dentro de la propia estructura libertaria.
La gran pregunta es si el peronismo, el único movimiento político argentino que ha demostrado capacidad de sobrevivir en el “llano”, fuera del poder, tendrá o no la capacidad de organizarse en unidad, sin ingenuos ocultamiento de sus principales dirigentes (Cristina Kirchner) con la falsa premisa de no asociarse a figuras “irritantes”, para ir por teóricos electorados moderados y de centro y terminar por quedarse sin los propios.
¿Hay algo más irritante que la motosierra libertaria para un presunto electorado bien pensante y con alto grado de escolarización como el porteño? Milei lo hizo, jugó, convocó a los suyos y ganó.


































