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Informe

“El tsunami de la IA va a transformar a los medios y será más intenso que la irrupción de internet”

Como un tsunami devastador, la era de la inteligencia artificial impondrá al ecosistema de medios una transformación drástica. Quien así lo advierte dice estar viviendo un “déjà vu” de hace 30 años, cuando pronosticaba la anterior revolución: el impacto que internet tendría en el periodismo. Ahora aconseja prepararse para la ola que viene: será otro fenómeno similar, aunque esta vez más drástico, con efectos abrumadores, una amenaza más potente que descargará su fuerza de cambios a una velocidad extraordinaria. “Nunca la humanidad ha visto algo así”, sostiene.

Como consuelo sentencia que el periodismo es y seguirá siendo uno de los pilares indispensables de la democracia, un bien común necesario para el continuo desarrollo de la humanidad. Y tranquiliza que siempre los medios han sabido adaptarse a las nuevas realidades; ante otras disrupciones, siempre han aparecido soluciones. Pero advierte que no hay lugar para el negacionismo, para ignorar lo que se viene, para decir “esto no va a pasar”. Incluso le agrega dramatismo: “Lo contrario a adaptarse es la muerte de los medios o de los periodistas reacios”.

El autor de estos pronósticos es un pionero del periodismo digital, el periodista brasileño Rosental Alves, profesor de la Universidad de Texas, en Austin, y director del Centro Knight para el Periodismo de las Américas, líder en programas de capacitación y extensión para periodistas.

Alves expuso en Buenos Aires en un intercambio con periodistas de todo el país, durante un evento organizado por Telecom por los diez años de su programa “Redacciones 5G”, en una nueva edición del ciclo que analiza temas de innovación, tecnología y periodismo. Del panel de reflexión participaron el secretario de Redacción de Clarín, Gonzalo Abascal, y el periodista de La Nación Hernán Cappiello, especialista en justicia y transparencia, y director de la carrera de Periodismo de la Universidad Católica Argentina. El evento estuvo moderado por la periodista Julieta Schulkin, divulgadora especializada en tecnología e innovación.

Alves desarrolló una visión panorámica de cómo van a afectar al que Gabriel García Márquez bautizó como “el mejor oficio del mundo” los cambios radicales que ya empezaron y que trae aparejados la Inteligencia Artificial. Su intención es llamar la atención sobre la inminencia de un nuevo tsunami en el ambiente de los medios.

Cuenta que hace 30 años comenzó un peregrinaje y se convirtió en una especie de “evangelizador digital” que recorrió el mundo pregonando un Evangelio muy particular: el impacto que internet tendría en el periodismo. Su misión era convencer a periodistas y ejecutivos de medios sobre la necesidad de adaptarse a la era digital. Igual que lo hace ahora sobre la “necesidad urgente” de que periodistas y medios piensen seriamente en cómo prepararse para la era de la Inteligencia Artificial.

Entonces, recuerda, era común el “escepticismo, a veces la hostilidad y hasta el cinismo” entre periodistas, ejecutivos y dueños de medios. “Los cambios en el lucrativo ambiente de los medios de noticias parecían impensables”, evoca. Le contestaban que no podía ser y lo llamaban exagerado. Hasta un director de un periódico importante le dijo, medio en broma, pero no tanto, que cuando hablaba de internet inventaba dificultades para después poder venderle las soluciones.



La idea de un nuevo tsunami


Fue hace 15 años, en un retiro corporativo de planeamiento estratégico que organizó un conglomerado de medios, cuando usó por primera vez la idea del tsunami. La reunión era en un lujoso resort de playa, en un domingo de sol, y lo había precedido en el uso de la palabra el CEO de la compañía, quien entre otras excelentes noticias sobre las ganancias del año anterior había incluido el anuncio de un bono generoso para los empleados de nivel medio que lo escuchaban.

Entre tanta felicidad le tocaba al periodista brasileño la ingrata tarea de advertir sobre la inminente destrucción de los existentes modelos de negocios y de los hábitos de consumo de las audiencias. Imaginó cómo lo iban a tratar y se convenció que la figura del tsunami era la que mejor se adaptaba a las circunstancias. Hay sol y el mar está tranquilo, pero algo se está incubando y podría arrasarlo todo.

Un poco más atrás en el tiempo, en un congreso de FOPEA había acuñado una frase que iba a ser muy elogiada: “Vamos a pasar de la era de los medios de masa a una era de una masa de medios”, dijo, anticipando la fragmentación que se venía y a la aparición de miles de influencers.

En su charla de hace una semana con periodistas argentinos, el experto brasileño dijo no saber exactamente qué va a pasar en los próximos 30 años (“nosotros los humanos no somos buenos en hacer profecías”), pero sí aseguró que el ecosistema de medios se va a transformar profundamente con este nuevo tsunami, que será más potente que el anterior para el oficio del periodismo y las empresas de medios.



Los cambios que ya empezaron


Este es un resumen de su exposición:

1-La IA ayuda al periodismo.

Las extraordinarias capacidades de la IA se ofrecerán al periodismo y nos llevarán a una paradoja, una especie de pala de doble filo. Como ya estamos viendo alrededor del mundo, la IA está ayudando cada vez más a periodistas y medios, creando eficiencias increíbles, tanto en las Redacciones como en la distribución y los negocios. Son oportunidades ricas y fascinantes que nos hacen optimistas respecto al futuro del periodismo.

2- Las amenazas y los despidos.

Las amenazas más obvias son aterradoras, como las consecuencias reales que también vamos a empezar a ver. Es cierto que hoy por hoy es más fácil que un periodista pierda su trabajo por no saber cómo utilizar la IA que por ser reemplazado por la IA. Pero también ya se ven los primeros despidos atribuidos a efectos directos e indirectos de la IA sobre los medios.

3-La alteración de los hechos.

Otra de las amenazas más graves es la subversión de la realidad, que contribuye para aumentar el declive de la confianza de la gente en el periodismo, a través entre otras cosas de la proliferación de las deepfake (imagen, video o audio manipulado con IA para crear contenido falso), que serán cada vez más difíciles de distinguir de las verdaderas. Combinado con esto viene el uso de IA para la manipulación de las emociones de las audiencias, con fines económicos o políticos, como hace rato vemos en las redes sociales. Pero las prácticas ahora ayudadas por la IA serán mucho más fuertes y peligrosas.

4-Los videos falsos.

Hemos visto en la última década cómo la manipulación algorítmica de la desinformación se ha vuelto un negocio lucrativo y se ha tornado una fuerte amenaza para las democracias, con ejemplos reales como interferencia en elecciones (pasó en las últimas elecciones en CABA con Mauricio Macri y un video simulando su voz que anunciaba un falso repliegue electoral de la candidata del PRO o más recientemente con el diputado nacional Rodrigo De Loredo y un video falso contra el gobernador de Córdoba Martín Llaryora).

5- El chequeo periodístico.

Sin embargo, también hemos visto cómo el periodismo ha enfrentado esos problemas incluso creando un género nuevo, el fact checking, el periodismo de chequeo. En Argentina hay un ejemplo pionero, la organización “Chequeado”, que desde hace años se ocupa de verificar el discurso público y lucha contra la desinformación, y que ahora se ha extendido en América y ha llegado a Estados Unidos. Ya sabemos que gracias a la manipulación algorítmica de las emociones de los seres humanos, las mentiras, las falsedades se hacen más atrayentes que la verdad. Y corren de una manera mucho más rápida que la verdad. De la misma manera que el periodismo reaccionó en la primera hora del shock epistemológico, seguro que lo enfrentará bravamente en la era de la IA fortaleciéndose aún más como una trinchera en la guerra por los hechos, por la verdad, la objetividad y la defensa del interés público.

6-El periodismo seguirá.

Una cosa es cierta: no imaginamos un mundo sin periodistas, sin un ser humano ejerciendo el oficio más lindo del mundo. En realidad, nunca hubo un mundo sin una forma u otra de periodismo. Aunque a veces nos asustan las dimensiones distópicas de los radicales cambios en el sistema mediático en las próximas décadas, hemos tenido sustos similares, y hasta cierto pánico antes, cuando otras revoluciones tecnológicas nos parecían apocalípticas. Desde Gutenberg hasta la era de la web y las redes sociales, son muchos los ejemplos de cómo los medios fueron adaptándose a nuevas realidades para seguir adelante.

7-¿Qué se puede hacer?

Ante la perspectiva de una nueva y gigantesca disrupción como la que estamos viendo con la IA, hay que reconocer las reales dimensiones y los potenciales alcances de lo que se avecina. Se debe conversar, explorar escenarios, capacitarse, prepararse, entender lo que se viene. En los últimos cien años los medios y los periodistas vivieron tantas veces unos momentos como estos, de pronósticos disruptivos, que ya no tenemos excusas. Tenemos fresco cómo va a ser. No hay que decir esto no va a pasar. Después de 30 años de web y unos 20 años de redes sociales y smartphones, todo está por cambiar otra vez. Sería sorprendente y triste ver a periodistas y empresas de comunicación que no sean capaces de entender las dimensiones del tsunami de la IA y que no estén preparándose para la ola que viene, readaptándose.

8- La velocidad del nuevo cambio.

Es verdad que estos cambios no vendrán de la noche a la mañana. Todo lleva tiempo, pero una diferencia fundamental del impacto de la IA en el ecosistema mediático, en comparación con las irrupciones anteriores, es la velocidad extraordinaria de los cambios actuales. La humanidad nunca ha visto algo así. Cinco días después del sorprendente lanzamiento en noviembre del 2022, ChatGPT (el primer sistema de chat que utiliza IA para mantener conversaciones) ya tenía un millón de usuarios. Facebook necesitó diez meses para llegar al primer millón de usuarios. ChatGPT se movió al quinto lugar entre los sitios web más visitados del mundo. Está en el top con Google, Facebook y Twitter. Y es uno de un número cada vez más grande de competidores.

9-Las búsquedas en internet.

En el periodismo estamos lejos de ser los únicos afectados por este nuevo fenómeno de disrupción. El gigante Google de repente tuvo que reaccionar ante la inminente amenaza a su negocio de búsqueda y lanzó su versión de asistente personal Gemini. Cada vez menos gente hace y hará búsqueda en internet de la manera que lo estaban haciendo hasta ahora. Preferirán preguntarle a IA. De repente se cambió la vieja pelea de los medios contra Google, al que le demandaban pagos por sus links. Ahora la situación se complicó y empeoró: en lugar de los links azules ahora aparecen primero las respuestas elaboradas por IA y sus resúmenes de los temas que buscamos. Y como si no bastara eso, aparecen también una especie de serie de inteligentes preguntas con las debidas respuestas. Son preguntas que astutamente la IA imagina que tendremos nosotros, basada seguramente en alguna teoría estadística de propensión. Los links todavía están acá, pero pregunto: ¿quién llega a los links que van a los periódicos después de tanta información pertinente? Esto ya causó daños considerables a muchos sitios periodísticos dependientes de las SEO. Algo parecido a lo que ya había pasado con sitios periodísticos dependientes de las redes sociales que de repente fueron afectados por súbitos y misteriosos cambios algorítmicos que secaron su fuente de audiencia.

10-La propiedad intelectual de las notas.

Se podría decir que al fin y al cabo el uso de los links azules por parte de Google no era tan malo, porque por lo menos generaba una audiencia para los medios.

Sin embargo, seguimos sin resolver problemas de propiedad intelectual. Creo que esta cuestión vital de la sustentabilidad tiende a agravarse mucho más en esta nueva era de IA. He aquí uno de los mayores y más complicados retos en la formación del emergente ecosistema mediático afectado por la IA. La IA agente o la IA autónoma, que está por empezar en cualquier momento. Es increíble la velocidad con que la tecnología de la IA generativa evoluciona hacia la IA agente, capaz de actuar de forma autónoma. La IA recibe una misión: por ejemplo, manténgame informado sobre la guerra de Ucrania, el índice Merval y Boca Juniors. La IA agente va a encontrar la forma de proveer informaciones con la capacidad de buscar donde sea, discernir lo que es importante de lo que no lo es, resumir y presentarlo en un formato de mi preferencia cuando decida que es un buen momento para informar. ¿Y dónde quedan los derechos de los periodistas y los medios en ese escenario donde se pierde una vez más el contacto directo entre el medio y la audiencia? ¿Los asistentes virtuales le van a preguntar a los medios si pueden acceder al contenido que necesitan para mantenerme informado con ciertos temas? Seguro que no. ¿La gente del periódico le va a decir vete de aquí o le pedirá que compre una solicitud de suscripciones? Difícil.

11-¿Bloquear accesos o hacer acuerdos?

Por ahora el tráfico que parece de audiencias está aumentando considerablemente en muchos medios, porque los agentes de IA los están visitando todo el tiempo para obtener información. Muchos medios están bloqueando el acceso de esos agentes, otros están firmando contratos con empresas de IA para darles acceso a sus contenidos mediante pactos. La presidenta y CEO del New York Times plasmó un reproche fuerte. Dijo: “Ustedes llaman a eso datos, yo lo llamo propiedad intelectual. Esos contenidos a los periódicos les cuestan caro, no son simplemente datos que están por ahí sin dueño. Operamos en un ecosistema moldeado por las grandes empresas tecnológicas. El mejor resultado para todos son los acuerdos comerciales que reflejen un intercambio de valor justo y que otorguen al medio el control de cómo se utiliza su propiedad comercial”. Para muchos empresarios de medios este es todavía un tema polémico. En Estados Unidos una decena de empresas de periodismo firmaron acuerdos con Open IA. En Europa los primeros fueron el Financial Times, Prisa (El País) y Le Monde. En América Latina hay un caso, El Comercio del Perú, que firmó un acuerdo pero que no involucra dinero, sólo una alianza. Otros prefieren esperar un poco y no firmar esto.

12- Periodismo cero.

Más allá de los contratos de licenciamiento de contenidos está la cuestión del volumen de atención. De manera similar a lo que pasó con la web, la SEO, las redes sociales, los smartphones, puede que sea tan arriesgado apresurarse e invertir demasiado temprano como esperar a invertir y hacerlo demasiado tarde. Un nuevo estudio alerta sobre lo que se llama el periodismo cero: el momento en el que las relaciones entre el periodismo y sus audiencias están completamente rotas, llevando a consecuencias impredecibles tanto para la industria periodística como para la salud del ecosistema de información. El estudio dice que en un ecosistema dominado por IA agente este escenario de desconexión entre el periodismo y sus audiencias se vuelve aún más aterrador para las empresas periodísticas. Necesitamos estar pronto para cuando venga la IA agente e imaginar cómo las relaciones de diferentes agentes pueden servir como forma de garantizar el debido reconocimiento de la producción periodística y su recompensa.

13-Adecuarse o morir.

Lo importante ahora es familiarizarse con las herramientas de IA y prepararse para el ecosistema mediático basado en la IA agente que está casi llegando. Lo que no se puede es ignorar la IA, hay que esforzarse para sacar el mejor provecho de esa fascinante y revolucionaria tecnología. La alternativa a eso es morir.


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