La nueva camada de diputados llegó al recinto, y tomó posesión. El nuevo congreso quedó configurado. LLA alcanzó la primera minoría desplazando al peronismo al segundo lugar: 95 a 93 son las bancas de las fuerzas mayoritarias a estas horas, aunque podrían ocurrir nuevas correcciones. Se sabe, la ola electoral ganadora del oficialismo corrió más de una decena de diputados de otras marcas hacia su propio bloque en las últimas semanas, y algunos desprendimientos del bloque de Fuerza Patria (diputados catamarqueños hacia un bloque propio provincial) terminaron por modificar la grilla final. La tercera fuerza parlamentaria quedó indefinida entre Provincias Unidas y los restos del PRO – radicalismo, que también buscan esa vicepresidencia tercera de la Cámara baja.
La presencia del presidente Milei durante las casi dos horas que duró la ceremonia de las juras y, también sustancioso, la ratificación de Martín Menem como presidente, elevaron el clima de fervor en la nueva bancada ahora mayoritaria. Cada diputado libertario que juró, se dio vuelta y elevó un saludo al titular del Ejecutivo que felicitaba con pulgares para arriba: de un lado se vivía con algarabía, del otro lado del recinto, en absoluto silencio.
Como es tradicional, las juras se ordenan por provincias, y luego en grupos de acuerdo a la fórmula elegida por cada legislador, con independencia de las agrupaciones políticas que lo llevaron al Congreso. Por caso, los santafesinos Agustín Pellegrini (LLA, el gran ganador de la elección en la bota) juró junto a su colega Valentina Ravena (LLA) y Agustín Rossi, del peronismo, los tres optaron por la fórmula más usada “Dios, la Patria y estos Santos Evangelios”.
Por su parte, Gisela Scaglia y Pablo Farias (Unidos) lo hicieron en el mismo grupo que Yamile Tomassoni (LLA) y Alejandrina Belén Borgatta (FP) por “Dios y la Patria”.

Borgatta, oriunda de Villa Constitución, agregó una arenga a su jura: “por la militancia peronista santafesina, Perón, Evita, los 30 mil desaparecidos, Néstor y por la libertad de Cristina Kirchner”.
La ahora ex vicegobernadora, por su parte, con traje blanco amplio y saco desprendido, agregó al “Sí juro”, la consigna “por la invencible provincia de Santa Fe”.
En soledad, bajo la fórmula “Por la Patria”, lo hizo la debutante en las ligas nacionales Caren Tepp, también ataviada con un traje color crudo y rayitas celestes, en este caso entallado al cuerpo y con los dos botones del saco abrochados. Luego del sí juro, la referente de Ciudad Futura y del peronismo, se llevó la mano derecha al corazón.


La saga de la jura de los santafesinos la había iniciado, también en soledad, Juan Pablo Montenegro (libertario) que eligió jurar por “La Constitución Nacional”; se acercó a la mesa de la ceremonia acompañado por su hija, pre adolescente y con un visible parecido al padre. Se limitó a decir el “Sí, juro”.
La presencia del presidente Milei, junto a la secretaria general de la Presidencia, su hermana Karina, y demás ministros de la primera línea gubernamental, elevó la temperatura en el recinto desde el minuto uno del inicio de la sesión preparatoria. Bastó que el diputado peronista chaqueño Aldo Leiva, en un momento de silencio, alzara la voz apuntando directamente al palco donde estaba el presidente y le gritara “presidente, la Patria no se vende”.
Ahí se desató una batahola de gritos, en especial desde la bancada oficialista, que empezó a cantar “presidente, presidente”. Prosiguieron gritos cruzados, insultos, y todo parecía desmadrado antes de empezar. La presencia del presidente durante la ceremonia fue una novedad, este cronista no registra una situación similar, al menos en los últimos 25 años.
La bancada oficialista, y la casi totalidad de los balcones con familiares y militantes ocupados por afines al oficialismo, abuchearon toda vez que un legislador opositor intentaba introducir un juramento con alguna consigna fuera del protocolo. El momento más tenso se vivió con los representantes del FIT, la izquierda trotskista, que como es tradición, utiliza el momento de jura para introducir una síntesis de sus proclamas políticas. Tanto Nicolás del Caño como Myrian Bregman terminaron a los gritos y gestos de ida y vuelta con los oficialistas.
El diputado de mayor edad, el encargado por reglamento de presidir la jura, y luego hacer el traspaso de la presidencia al nuevo electo, en este caso fue Gerardo Cipolini, radical libertario del Chaco. Cipolini no pudo, no supo o no quiso evitar los abucheos y silbidos sobre la jura de los peronistas toda vez, que, por caso, pedían por la libertad de Cristina Kirchner (algo que sucedió en al menos diez casos de diputados que juraron).
Aunque con el correr de los minutos el señor Cipolini, de 82 años y presunta inexperiencia para presidir, cometió una falta más grave que permitir el entorpecimiento de las juras de los opositores: en tres momentos distintos, y sin percibir que el sistema del sonido permanecía abierto, hizo comentarios sobre tres diputadas que se aprestaban a jurar: “Che, ¡qué buena que está!” soltó Cipolini sobre, por caso, cuando la chaqueña Rosario Goitía caminaba hacia el estrado. Y lo escucharon. Lo insólito, es que repitió los “elogios” para otras dos colegas en los minutos posteriores.
Cecilia Moreau, electa vicepresidenta primera de la Cámara, no se lo dejó pasar. Y sobre el final de la jornada, lo denunció en el recinto. Triste momento de fama para Cipolini, fue presidente por un rato, y se hundió para siempre.






































