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Fotografía: Departamento de Fotografía - Senado de la Nación
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Política

Milei a todo o nada: promete “acelerar” si no lo apoyan y ofrece un pacto con condiciones para mayo

El presidente Javier Milei abrió el período 142 de sesiones ordinarias del Congreso, repitió sin sorpresas sus consignas de campaña y buscó ganar tiempo con una propuesta con pautas preestablecidas de un gran acuerdo nacional para el 25 de mayo en Córdoba, aunque en el recinto sólo fue celebrado por los legisladores propios y por grupos de militantes que lo vivaron desde los balcones altos de recinto.

La propuesta de un diálogo político con sectores de la oposición fue el elemento distintivo en un discurso leído de 70 minutos. Los gobernadores de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y de Córdoba, Martin Llaryora, salieron a apoyar la iniciativa del acuerdo, aunque no precisaron si comparten el contenido de los 10 puntos que ya planteó Milei.

Los puntos incluyen la apertura total de la economía al “mercado global”, un régimen riguroso de restricción fiscal, reinstalación de la jubilación privada (AFJP de los años 90), una reforma que flexibilice las relaciones laborales y, entre otros, la reforma política que ya naufragó este verano por falta de apoyo en el Senado.

Al cabo, un camino alternativo para volver sobre los contenidos esenciales de la ley de Bases que no pasó la Cámara de Diputados, y todo a cambio (para los gobernadores) de alguna cobertura de aportes nacionales a las provincias que les permita sobrevivir en medio de un tsunami recesivo que ya está presente y que, todo indica, se profundizará.

Con la propuesta de un gran acuerdo para dentro 85 días, y coincidente con la fecha patria del 25 de mayo, Milei busca colocar un mojón de futuro a un desempeño político y económico que produce, día tras día, vacío y decepción, y del cual es cada vez más difícil imaginar una salida virtuosa.

Fuera de la propuesta del hipotético “Pacto de Córdoba”, Milei repitió su discurso de campaña, redobló sus fundamentos liberales pro mercado y fustigó sin fisuras el rol del Estado en la organización social y económica de la vida de los argentinos.

Convencido de que su misión es llevarle a los argentinos “el modelo de desregulación económica más importante de la historia”, reprochó que sus propuestas hayan sido tomadas “con recelo, desconfianza, o directamente rechazadas por la dirigencia”. “Hay un sector de la política que no quiere abandonar los privilegios del antiguo régimen”, abundó, para luego ponerle nombre directamente a los presuntos responsables del fracaso, “Sergio Massa, Pablo Moyano, Máximo Kirchner, Juan Grabois”, a los que agregó a Cristina Kirchner, “responsable de uno de los peores gobiernos de la historia”.

Con todo, tampoco los gobernadores, invitados a conversar sobre un pacto nacional, quedaron a salvo del fuego presidencial: “sólo les interesa asegurarse la caja para poder seguir con la fiesta del gasto público, la pauta oficial, los recitales con artistas de alto cachet y dudosa calidad, los aviones privados y tantos otros vicios a los que nos tienen acostumbrados los políticos hace décadas”.

La propuesta presunta de encontrar acuerdos, sin embargo, fue negada en otros tramos de un mismo discurso, como cuando advirtió: “No negociamos el cambio y vamos a cumplir la promesa que le hicimos a la sociedad con o sin el apoyo de la dirigencia política. Lo haremos con las herramientas que nos puedan brindar, o lo haremos solamente con los resortes legales del Poder Ejecutivo, como venimos haciendo hasta ahora. Porque nosotros, cuando nos encontramos con un obstáculo, no vamos a dar marcha atrás… vamos a seguir acelerando”.

Fue uno de los momentos más celebrados por las barras de La Libertad Avanza, a las que generosamente se les permitió ocupar los palcos del recinto. Durante los 70 minutos hubo al menos unas 35 interrupciones con aplausos y vivas de los palcos, donde la consigna “la casta tiene miedo” volvió a resonar como en los tiempos de campaña electoral.


Fotografía: Departamento de Fotografía – Senado de la Nación

Sin embargo, el contraste con la respuesta de los más de 300 diputados y senadores ubicados en el recinto fue notable. Sólo los 38 diputados propios de LLA, media docena de senadores, y en algunos casos, los legisladores del PRO, acompañaron los vivas de la hinchada. Más del 70 por ciento del recinto permaneció en silencio durante los 70 minutos.

Otro hecho sin precedente en la historia parlamentaria: un presidente inaugurando un ciclo legislativo, blandiendo un discurso blindado para una minoría, y una amplísima mayoría mirando en silencio, inmóvil.

Todo el drama económico nacional del verano, para Milei, es apenas la herencia de gobiernos anteriores. Y no hubo ninguna propuesta de alivio para los ingresos degradados de las grandes mayorías. Tampoco para el mundo productivo de pequeñas y medianas empresas. El conflicto creciente en la realidad cotidiana de millones no figuró en el ránking de preocupaciones del jefe del Ejecutivo.

Una frase define el juego presidencial de a todo o nada: “Prefiero terminar en el ostracismo”, advirtió, antes de morigerar su ultraliberalismo. 

Pasado el discurso de palacio, será la calle donde se termine dirimiendo la puja política. No se avizora una trayectoria sin conflicto en la Argentina. 


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