Vida, política, legado y futuro. Por allí caminó el homenaje al exgobernador Miguel Lifschitz que se realizó en el Instituto Politécnico Superior el viernes 9 de mayo. Por lo tanto a la cita no faltó nadie, familiares, amigos, funcionarios de la ciudad y la provincia, actuales y antiguos militantes socialistas y de otros signos políticos.
Abrazos, saludos y emoción para el acto que comenzó con una placa con una frase suya sobre la educación, en el hall de ingreso y culminó en el patio colmado, con pantalla gigante y rosas rojas en las sillas junto a un impreso que reproducía fragmentos del proyecto de Reforma Constitucional, que el homenajeado diseñó en 2014 y 2018.
“Lo extrañamos muchísimo”, dijo en la previa la diputada nacional por el socialismo Mónica Fein, y destacó cualidades que, a su turno, los oradores fueron repitiendo durante el acto. “Recordar su dignidad, por ejemplo de no vacunarse antes de tiempo y el respeto a todos, más allá de sus ideas, por eso esta convocatoria tan diversa”, enfatizó la legisladora, a cuatro años de su fallecimiento. Y destacó que le aparece su recuerdo cuando escucha discursos de odio. “Nunca le escuché un insulto o una descalificación a quien pensaba diferente, en todo caso le planteaba una idea”, dijo la también presidenta del Partido Socialista que juega en ligas mayores donde los discursos no suelen tener la amplitud atribuida a Lifschitz.
La directora del Politécnico, Verónica Filotti, fue la encargada de las palabras de bienvenida del que consideró un acto “tan significativo porque fue alumno y profesor del Instituto y por eso su historia forma parte de la nuestra”. Por la institución de Ayacucho al 1600 transitaron varias generaciones de la familia Lifschitz. La nota simpática sobre el tema la dio su hijo Federico, actual concejal de la ciudad, cuando recordó que no aprobó el ingreso al “Poli” en el primer intento y lo hizo un año después, rindiendo nuevas materias, esfuerzo que atribuyó a los valores que le legó su padre.
“Su visión de futuro hizo que desde el primer momento luchara por la reforma de la Constitución, que Santa Fe no realiza desde hace más de 60 años”, prologó la locutora a la proyección de un video desde el cual Lifschitz destacaba la importancia de actualizar la llamada Carta Magna. “Es de alguna manera poner en debate un proyecto de provincia, poner en discusión los valores con los que queremos construirla, las líneas directrices de la construcción institucional, política, económica y social a la que aspiramos”, se le escuchó decir desde la pantalla gigante, en un mensaje que articuló homenaje y coyuntura.

La política y la vida
El diputado provincial y presidente del bloque socialista, Joaquín Blanco, fue el encargado de abrir las exposiciones que incluyeron vivencias, anécdotas y testimonios frente a una platea numerosa, atenta y cálida. “Para nosotros Miguel es presente y futuro, es un camino sin atajos, en el cual muchos sectores de la política se sienten convocados y reflejados, me emocionan las presencias de este acto, hay muchas personas que fueron sus adversarios y que están hoy acá”, dijo. “Lo que tienen en sus manos es un fragmento de lo que Miguel pensó diez años atrás, que consideramos una guía sobre cómo tiene que ser el proceso de reforma constitucional, más aún, como debe ser la convivencia entre diferentes en la política santafesina y argentina”, dijo en clara alusión a las actuales y ásperas agendas políticas e institucionales.
“Por eso vamos a recopilar el enorme trabajo que realizó Miguel y equipo, entre 2017 y 2018, que son Los diálogos para la Reforma, un proceso extraordinario de apertura hacia la sociedad y a esa recopilación se las daremos a los 69 convencionales constituyentes que tiene la provincia para que sirva de insumo e inspiración, y de posibilidad de una convergencia común, hacia el actual proyecto de reforma”, explicó Blanco, sobre quien llamó “ese enorme hombre común que con su coherencia dejó una marca extraordinaria en la vida de la provincia”.
Justamente de coherencia habló su hijo Federico, portavoz familiar de sus hermanas Yasmín y Esperanza, en primera fila, cuando no pasó por alto que su padre, en plena pandemia Covid, no se salteó ningún lugar en la fila para vacunarse. Y dijo que más que hombre común, “mi viejo era extraordinario, me dejó enseñanzas, ser una buena persona, el valor de la palabra tan puesta en duda en los tiempos que corren, no sólo corresponde recordarlo sino darle continuidad a su legado, a lo que soñó”.
A su turno, el gobernador de la provincia, Maximiliano Pullaro, evocó cuando para su sorpresa, y con sólo cuarenta años, Lifschitz lo convocó para el Ministerio de Seguridad. Además destacó la “grandeza de ese hombre que nos inspiraba, que era profundamente reformista e inconformista”. Y no pasó por alto la vara alta que ponía Miguel cuando sus equipos de trabajo ponían a consideración los programas que habían diseñado. “Íbamos con alegría a mostrarlos y él siempre corría la raya; era profundamente transformador, él pensaba la provincia en torno a valores, principios y sueños, a muy largo plazo”, relató.

De esa relación, Pullaro destacó anécdotas que ponían de relieve la pasión con la que Lifschitz impulsaba sus proyectos, como apasionado por la función pública. “Era honesto en todo, honesto en lo político que muchas veces falta en Argentina, honestidad política”, enfatizó, subrayado por un aplauso. “Nos enseñó un método de trabajo, era un líder positivo, el esfuerzo que poníamos era porque queríamos cumplir con él, cuando diseñábamos una política pública y se la llevábamos con expectativas, sentías que él sabía más que lo que habíamos diseñado”. Además, destacó que nunca lo oyó maltratar a una sola persona y evocó las palabras de Raúl Alfonsín: “No se puede ser un buen político si no se es una buena persona, Miguel era eso, un buen tipo, por eso le decimos gracias por el legado”.
La diputada provincial Clara García, que además preside la Cámara baja, su compañera de vida, fue la encargada de la cuerda más emotiva del acto. Evocó la familia en la que creció Lifschitz, a la que llamó una “fragua que consolidó sus valores”, además de repasar las distintas etapas de su vida, desde la niñez. Después de recordar que se eligieron por amor, aludió a su muerte como el momento en que la vida se rompió en pedazos. “Hay una técnica japonesa de reparar lo roto, que pone en escena la cicatriz, el rasgo, la señal, la identidad, rearmar a partir de la cicatriz, llenándola de oro para que brille, estamos acá para que el sueño de Miguel no deje de brillar”.
Sobre el final del acto, las palabras del senador Marcelo Lewandowski a Suma Política resumieron los testimonios. “Estoy acá porque se conjugan dos cosas, soy egresado del Poli y por el respeto para el ex gobernador, una muy buena persona con la que yo tenía muy cordial relación”. Para Agustín Rossi, la relación con Lifschitz semejaba a caminar juntos, “cada uno en su carril, pero por una misma avenida, lo conocí en estos pasillos cuando integrábamos la Juventud Peronista y participamos del primer decanato de la normalización universitaria, cuando Miguel era Secretario Académico; tuve una relación de cercanía institucional, que se convirtió en respeto afectivo y personal”, relató.
Y recordó la última vez que estuvo con él. “Vino a mi casa en plena pandemia con las limitaciones que se permitían y estuvimos charlando una cantidad de cuestiones, que tenían que ver con la política y la vida, en un momento difícil para el país y el mundo”, relató.
