El armado final en la Cámara de Diputados volvió a poner en un rol central a los gobernadores de Provincias Unidas que con acuerdos políticos lograron compensar la derrota del 26 de octubre. Maximiliano Pullaro, Martín Llaryora e Ignacio Torres se pusieron al frente de las intensas negociaciones en Diputados donde terminaron constituyendo una tercera fuerza que queda bajo el liderazgo de Gisela Scaglia. Junto a Gustavo Valdés —que se preserva para presidir el Comité Nacional de la UCR— y el jujeño Carlos Sadir, avanzan en un armado similar en el Senado mientras que no descartan ampliarse a un interbloque con los diputados de Innovación Federal para el momento de integrar las comisiones bicamerales. Ese espacio quedó acotado a pesar de la rosca que tejió el salteño Gustavo Sáenz.
El PRO ingresó a la sesión preparatoria del miércoles con 14 diputados y salió con 22, el número exacto que había anunciado el interbloque Unidos después de las conversaciones de los gobernadores, junto al armador Sebastián García de Luca, para contener y retener a Miguel Angel Pichetto, desplazado y herido por la centralidad que toma Gisela Scaglia como conductora. Aunque con un vínculo debilitado, por ahora caminan juntos.
En el recinto y en su discurso debut Scaglia solicitó que se hiciera valer el número según los bloques y pidió la vicepresidencia para el cordobés Ignacio García Aresca, mientras que el diputado del PRO Javier Sánchez Wrab pidió dirimir la vicepresidencia tercera de la Cámara baja en la próxima sesión. Tan apurados organizaron el espacio UCR-PRO que todavía no tiene nombre.
El cargo es puramente institucional pero simbólico. Si se define según la integración de los bloques el lugar le correspondería a Provincias Unidas que suma 18 diputados nacionales entre socialistas, radicales, PRO, el cordobecismo peronista de Schiaretti-Llaryora y, sorpresivamente, la exlibertaria Lourdes Arrieta. Suman 22 gracias a Pichetto y Nicolás Massot (Encuentro Federal) y Maximiliano Ferraro y Mónica Frade (Coalición Cívica). El otro lado se conforma con 12 del PRO, 6 de la UCR, 2 del MID, más Karina Banfi de origen radical y Miguel Garrido de la provincia de Santa Cruz que desconoció la decisión de su gobernador. En los números queda clara la tendencia electoral y la cooptación libertaria sobre el macrismo.
Como ocurrió en la última semana, de ambos lados se mejicanean nombres y apuntan a los sueltos o bloques minoritarios. Garrido se cuenta doble: se resta a un lado y se suma a la “U”, por supuesto si pudieran birlarlo. Aunque no estuvo en las últimas reuniones, el gobernador santacruceño Claudio Vidal sigue adentro del espacio.
También continúa Valdés, aunque sus socios no puedan recuperar a Diógenes González. La postura de los correntinos es pura estrategia: Valdés sería el próximo presidente del Comité Nacional y “sería incómodo”, afirman, que el jefe de un partido tenga a su diputado en otro bloque. El correntino estará entonces en la UCR bajo la conducción de la cornejista Pamela Verasay.
Después de la sesión preparatoria hubo presentación oficial en una oficina de Martín Lousteau justo frente al Congreso. Las ausencias graficaron la tensión con la que se llegó al acuerdo: sólo estuvieron los gobernadores Pullaro y Carlos Sadir y sorprendió que no participaran Torres ni el cordobés Llaryora.

Tampoco estuvieron Pichetto y Massot que a la mañana temprano todavía no habían confirmado su participación en Unidos y recién lo hicieron cuando estaba por arrancar la sesión. Para que no quedaran dudas del malestar se sentaron alejados de su interbloque. A ambos los valoran todos los integrantes del espacio —según han dicho a Suma Política— pero Córdoba y Santa Fe hicieron valer el rol de sus gobernadores. “Somos SanCor” destacó un diputado cercano a Juan Schiaretti sobre la alianza entre las dos provincias del centro.
El grupo, que insiste en ser una vía opositora, racional y con vocación de poder para presentarse en el 2027, buscó evitar la dispersión de voluntades. “Primero hay que noviar”, dijo uno de los que se incorporó a último momento y que prefiere en principio que sean tres bloques aliados en un interbloque, al menos hasta que se amortigüen las tensiones generadas por el desplazamiento de Pichetto.
De vasta experiencia parlamentaria y hasta ahora jefe del bloque Encuentro Federal —que fue la génesis de Provincias Unidas en la cámara baja— Pichetto había recibido una oferta de Córdoba para seguir al frente de la nueva bancada. La unción de Scaglia lo corrió del juego, lo mismo que a Massot y a Ferraro, a quienes algunos ven como posibles autoridades de la cámara. Schiaretti estará lejos por un tiempo tras una intervención que le demandará dos meses de reposo.
Junto con la UCR, el PRO fue la fuerza más deshilachada. Tal como había anticipado Suma Política, por gestión de Torres y Scaglia Provincias Unidas se quedó con los diputados del PRO José Núñez por Santa Fe y Sergio Capozzi de Río Negro. Cuentan que Bullrich le cortó el teléfono a Capozzi cuando el sureño le comunicó su decisión. Lo mismo hizo el diputado con otros dirigentes del PRO y con Cristian Ritondo, a quienes les envió una carta en la que sumó, a la crisis por la migración hacia La Libertad Avanza, la falta de una mirada sobre el interior de parte de la conducción nacional. “Esto se fue traduciendo en tener que aceptar votar o acompañar decisiones que íntimamente iban en contra de nuestros intereses o ideales, lo que hacíamos por disciplina partidaria”, cuestionó el rionegrino.
En la misma línea lo respaldó el jefe de su partido en Río Negro. “El bloque del PRO en Diputados quedó desdibujado, casi transformándose en una representación de la Capital y el Gran Buenos Aires. En muchos distritos el partido se desdibujó en una fusión con LLA”, advirtió Juan Martín que ahora quedó, como Scaglia, bajo la amenaza de ser intervenido desde el partido que preside Mauricio Macri.
Además de la pelea por la vicepresidencia tercera hubo una “traición” entre los integrantes de los dos bloques que buscan ser el árbitro en el Congreso y esquivar la polarización. Unión por la Patria, Provincias Unidas y la mayoría de los opositores dialoguistas dispersos en distintos bloques tenían previsto votar en contra de la delegación de facultades a Martín Menem. No ocurrió y el reelecto presidente de la Cámara de Diputados tendrá a su cargo la conformación de las comisiones.
Entre los derrotados quedó el salteño Gustavo Sáenz, que apostaba a conformar un bloque igual de amplio que el de Provincias Unidas aunque con gobernadores del norte terminó aliado solo con los misioneros. El MID, la UCR y el PRO esquivaron el convite en tanto Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca) prefirieron mantenerse independientes con bloques propios.
Cumbre con la CGT
La rosca no terminó en el Congreso. A una semana de que comiencen las sesiones extraordinarias —al menos según anticipan voceros del Gobierno— los gobernadores Pullaro, Sadir y Torres, con Llaryora a la distancia, tuvieron un encuentro con la nueva cúpula de la CGT. Por la central obrera estuvo el triunvirato que componen Jorge Sola, Octavio Argüello y Cristian Jerónimo, junto a Gerardo Martínez que por la Uocra integra el Consejo de Mayo; José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Pablo Pagez (SMATA) y, entre otros, Andrés Rodríguez (UPCN). Una coincidencia en la charla fue la falta de información concreta sobre cuál será el proyecto de ley de reforma laboral del gobierno. Sin consenso en el Consejo de Mayo y con los sindicatos en modo alerta, la posición de los 18 de la “U” y los por ahora 22 de Unidos sería fundamental para inclinar la balanza.




































