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Política

“Se abandonó la prevención en Rosario y no hay conducción política de la Policía”

Tras ser cuatro años ministro de Seguridad de Miguel Lifschitz, Maximiliano Pullaro tiene una mirada muy crítica de todo lo que se hizo en la materia en el gobierno de Perotti. Asegura que no hay conducción política de la policía y que se abandonó el trabajo de prevención en Rosario, y le parece una buena señal la convocatoria del gobernador a la oposición para acordar políticas que ayuden a enfrentar al delito y la violencia. Horas después de esta entrevista, se produjo un hecho político de alto impacto y con consecuencias finales que aún resulta difícil de mensurar: un fiscal ordenó el allanamiento de las oficinas del Ministerio de Seguridad en Santa Fe y Rosario. Por lo pronto renunció todo el equipo que llegó con el ex ministro Marcelo Sain a Seguridad.

—¿Cuál cree que fue la incidencia de los hechos de inseguridad en el resultado de las elecciones?

—El gobernador Perotti siempre intentó ocultar el tema. Fuimos muy pocos los que intentamos poner en la agenda la seguridad pública. Más allá de eso, indudablemente la inseguridad tuvo un impacto importante en las elecciones. Gran parte del electorado que nos acompañó, fundamentalmente en las grandes ciudades, tiene que ver con el trabajo que llevamos adelante en la pelea contra las mafias, el delito y la lucha contra la inseguridad.

—¿En la escalada de violencia actual, se puede pensar en algún tipo de mensaje de las bandas organizadas al poder político?

—Lo que sucede actualmente es que se abandonó la prevención en Rosario. Cuando ocurrió la balacera a El Establo y al carrito Jorgito, había 33 móviles operativos para cuidar a todo Rosario. No es un dato menor. Yo tenía 180 móviles operativos 24 horas, y los controlaba permanentemente en cuatro monitores. Era sinónimo de conducción de las fuerzas de seguridad. Pasar de 180 móviles a 33 habla de que se abandonó la faz preventiva pero fundamentalmente de que no hay conducción política de la fuerza. El gobierno provincial —y en esto saco al ministro Lagna, porque es un hombre que le pone mucha cabeza y racionalidad— ante los hechos gravísimos, en vez de ver el fondo de la cuestión construye un relato. Les disparan a las estaciones de servicio y dicen que es por la lucha que el gobierno da contra las mafias, y si uno mira ve que no desarticularon ninguna organización criminal en 24 meses, ¿de qué mafia están hablando? En Rosario hoy estamos en los peores índices de la historia, peores que con (Raúl) Lamberto, que fueron momentos muy difíciles y tensos. Esto sucede porque la policía abandonó la calle. Y te doy un dato: en el ataque a El Establo y a Jorgito, no hubo persecución policial. No hubo orden operativa, no hubo anillo para detener al tirador, no había un protocolo de actuación.

—¿Qué falló?

—Fallan el secretario de Seguridad Pública y el subsecretario de Seguridad (N de la R: se refiere a Germán Montenegro y Diego Llumá). Abandonaron el trabajo de rol preventivo, no saben hacerlo. Yo tenía las 24 horas funcionarios políticos en el 911 viendo cuántas incidencias había y cuántos móviles teníamos en calle. Ese funcionamiento se destruyó porque eso se delegó nuevamente a la policía. Teníamos un dispositivo de control que era cuando un móvil se detenía 20 minutos, desde la central 911 lo llamaban y se le preguntaba por qué, y se lo devolvía al cuadrante que le correspondía. Eso es conducción política de las fuerzas de seguridad. Cuando dejás que la policía tome las decisiones operativas, en muchos casos no lo sabe hacer y en otros no lo hace porque es más fácil estar en las comisarías tomando mate. 

—Su gestión también pasó por momentos difíciles. ¿Hay diferencias con lo que sucede actualmente?

—Tuvimos momentos difíciles, pero siempre hubo una reacción inmediata y muy fuerte de la policía. En las balaceras sobre edificios judiciales, siempre hubo persecución. Había un protocolo de actuación; ¿se podían escapar? Si, pero lo que no podíamos aceptar es que no hubiese persecución. Cuando las organizaciones criminales no son desarticuladas, se consolidan y amplían el territorio. Tal vez sea eso lo que está sucediendo ahora. Las organizaciones criminales están de fiesta con Perotti; nosotros teníamos un buen gobernador. Ante un hecho grave, Lifschitz estaba a las seis, siete de la mañana al lado mío. Perotti apareció 48 horas después, Lagna 16 horas después y los porteños del Ministerio ni aparecieron, estaban en San Clemente del Tuyú. 

—¿Qué opina de la convocatoria de Perotti a los legisladores de todos los bloques para acordar políticas sobre seguridad?

—Lo valoro profundamente. Es lo que desde la oposición reclamamos en diversas oportunidades -en realidad pedimos la constitución del consejo de seguridad de la provincia de Santa Fe-; entendemos que es un cambio de actitud de parte del gobernador y por supuesto que estamos dispuestos a ir. 


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