Mark Zuckerberg no lo debe poder creer. En paralelo a la reunión que mantuvo en Estados Unidos con el presidente Javier Milei, desde una cárcel santafesina un preso revelaba que el creador de Facebook y dueño de Instagram y WhatsApp ya le había dado el visto bueno a un contrato por 900 mil dólares para desarrollar una aplicación que permitiría “combinar servicios y encontrar mejores precios”, algo que prometía iba a ser “mejor que WhatsApp”.
El trabajo tenía fecha de entrega: el 7 de diciembre, según le indicaba el mail en el que asegura le comunicaron la admisibilidad del proyecto. Por esa razón los abogados defensores del reo, Alejandro Impallari y Damián Vicente, presentaron un pedido formal para que Ángel Ochoa pueda cambiar la celda en la que se encuentra en la cárcel de Piñero por una prisión domiciliaria en la casa de su madre, o al menos le permitan salidas laborales de lunes a sábados de 9 a 21, para volver a dormir cada noche al penal. Siempre con custodia.

El tema no debe haber formado parte de la charla entre el Ceo de Meta y Milei, que prefirieron dialogar sobre las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial para el desarrollo tecnológico en Argentina. Al día siguiente del encuentro, desde la provincia de Santa Fe no pudieron evitar provocarle un traspié a las intenciones de Zuckerberg. Ante la difusión pública de que en una celda, y con un teléfono, se estaba desarrollando un producto tecnológico, fueron a ver qué pasaba, y la requisa en el pabellón 20 fue una vez más positiva.
Escondido en el interior del marco de la puerta de la celda que ocupa Ochoa pudieron descubrir un celular, que no se sabe si iba a ser usado en el emprendimiento, pero sí quedó establecido que ya no podrá contar con ese aparato. Si tenía algo desarrollado, deberá empezar de cero cuando salga, porque las autoridades del Servicio Penitenciario repitieron que “los presos no pueden ejercer labores propias desde el interior de los penales, de ningún tipo. Incluso aquellos con condena mayor a tres años tienen inhabilitación absoluta, según el Código Penal”.
La relación entre Ochoa y Zuckerberg tiene su tiempo, aunque el empresario norteamericano no debe saberlo. A través de la plataforma de ventas Marketplace, otra creación de Mark, el ahora preso se dedicó a acordar la venta en Rosario de autos robados en el conurbano bonaerense. Antes también había vendido un auto que terminó utilizándose en un asesinato, un Fiat Palio rojo.
Las autoridades del Servicio Penitenciario no se lo tomaron en broma. Recuerdan que Ochoa está preso desde los 22 años (hoy tiene 28), no llegó a cumplir todavía la mitad de su condena de 13 años por integrar una banda que se dedicó a cometer entraderas, posee entre cinco y siete Cuit abiertos, fue condenado y afronta otras causas vigentes, como la de jefe de una asociación ilícita por la venta de autos robados, y también participó desde prisión con su celular de otros delitos.
Sobre el proyecto con Zuckerberg dicen que “no consta” que exista tal relación o alguna tratativa para ese contrato, de por sí ilegal. “Si quiere desarrollar su reinserción con salidas laborales podría pedir ir a la Sala de Informática de la UNR”, sugieren.
Sobre las habilidades tecnológicas del detenido sospechan que no son tales. Al menos esas, aunque los abogados afirman que “estudió diseño gráfico y desarrollo web”. En las requisas que le realizaron en 2023 le secuestraron celulares más básicos de los que se supone se necesita para desarrollar una aplicación de este tipo.
Sus abogados explicaron que hasta mayo de 2022 estaba trabajando en ese proyecto de app con un celular obsoleto, que en ese tiempo le quitaron tras una requisa. Ahora pedía salir porque era imposible trabajar desde la cárcel por las restricciones que generan los inhibidores de señales y a raíz de las requisas, que les sacan los teléfonos. “Además, nunca había buena señal. En la cárcel no se puede hacer un trabajo como este”, se quejaba. El último aparato que utilizó se lo encontraron escondido adentro del marco de la puerta de su celda, de donde tuvieron que extraerlo.
Por el momento no importa demasiado si es creíble que se esté ante un detenido que tenía entre manos un proyecto que iba a ser “de interés para la humanidad”, como afirma el escrito recibido de Mark, según los letrados. En la provincia lo consideran “poco probable”, pero será la investigación judicial la que tramitará ese tema, abrirá el teléfono y tendrá acceso a la información que contenga.
Frustrarle el plan a Ochoa no será sólo un contratiempo para el Ceo de Meta, sino que también impedirá el resto del plan. Sus abogados habían adelantado que si lo autorizaban iba a contratar programadores y generaría con su emprendimiento una fuente de trabajo para unos cien trabajadores.
Pensaba destinar parte del dinero a pagar sueldos, y otra para para indemnizar y resarcir a las víctimas de los delitos que cometió, incluida la policía, por haber vulnerado la seguridad pública, y una cifra similar para el Poder Judicial, por los dineros que insumió cuando tuvieron que investigarlo.

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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
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