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Política

Bases y el paquete fiscal serán ley: Diputados vota el dictamen del Senado y el gobierno vuelve a la carga con Ganancias

La Ley de Bases y el llamado paquete fiscal llegan este jueves a su momento final; la Cámara de Diputados aprobará y le pondrá punto final a un recorrido de seis meses de la ley ómnibus más grande, y con las transformaciones más radicales, que se recuerde en la historia parlamentaria. Serán cerca de 300 artículos los aprobados, muchos menos que los 650 que incluía el proyecto que se envió al Congreso en los últimos días del año pasado. El oficialismo, una fuerza política con bloques muy minoritarios en ambas cámaras, podrá gritar un gol: consiguió que bloques aliados mantengan un férreo apoyo y así construir una mayoría que era completamente impensada en el sistema de representación política argentino, al menos hasta la noche del 19 de noviembre pasado, cuando fue electo Milei en el balotaje.

Paquetes de leyes ómnibus hubo varios en los 40 años de democracia recuperada. Alfonsín, Menem y Kirchner introdujeron paquetes legales importantes, pero en todos los casos el total de artículos tratados y aprobados oscilaron entre 70 y 80; nunca antes se aprobaron 300, lo que implica trastocar en la práctica todo el andamiaje constitucional del país.

El gol que gritará el gobierno tendrá el formato final, en cuanto a Bases, del dictamen que llegó retocado del Senado, pero la novedad es que Diputados no respetará el presunto acuerdo que la Cámara alta aportó sobre la no restitución del impuesto a la 4ta. categoría (Ganancias) y sobre  Bienes Personales. En estos dos temas, la Casa Rosada pelea voto a voto (con chances altas de conseguirlos) para volver a imponer aquello que quedó escrito en la media sanción original del 30 de abril. Un millón de asalariados volverían a pagar Ganancias (todos aquellos que superen en sus sueldos brutos el equivalente a dos canastas básicas, hoy una cifra cercana a 1.700.000 pesos).

Con un agravante: el recorte será en la mayoría de los casos del orden del 35 por ciento. Un escalofrío cercano al desconcierto hace tiritar a esa franja de trabajadores con ingresos medios y altos, como bancarios, judiciales, camioneros, petroleros y aceiteros, entre otros. El gol que gritará el gobierno, todo indica, será revisado por un engorroso VAR; irá a la prueba de ácido judicial. Se descarta una catarata de presentaciones –en el caso de que fuera ley el paquete fiscal-, y según aseguran diputados de Unión por la Patria como Vanesa Siley (judiciales) y Sergio Palazzo (bancarios), la batalla será ganada en la Justicia más temprano que tarde.

En las horas finales antes de la votación en Diputados, además del gobierno, celebran un premio consuelo los trabajadores de Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino, Radio Nacional y Televisión Pública. Esas empresas no serán incluidas en el listado de “privatizables”, a pesar de que hasta último momento el gobierno intentó juntar los votos necesarios para avanzar. Un sector de radicalismo quería acompañar al gobierno, pero quedó partido y sin el apoyo del resto de los bloques libertarios “blue” (o acompañantes semi permanentes de la estrategia gubernamental), en especial “Hacemos Coalición Federal”, que se referencia en Miguel Pichetto.

La sesión se pondrá en marcha este jueves a las 12 y se presume terminará cerca de medianoche. En la práctica, la discusión girará sobre los cambios que introdujo el Senado, siempre sobre el dictamen de mayoría que consiguió la aprobación de manera providencial, luego de un empate en 36 y que la vicepresidenta Victoria Villarruel volcó a favor de la Casa Rosada.

La calle ya no será como en la jornada del 12 de junio, un campo de expresión opositora buscando forzar un rechazo que finalmente no fue. Las centrales sindicales no convocan esta vez a la Plaza, aunque sí lo harán sindicatos sueltos y organizaciones políticas más ligadas a la izquierda clasista. En ese aspecto también el gobierno podrá gritar gol, y tal vez será un grito más sonoro que el de la aprobación de la propia ley ómnibus. La desmesura en la represión del día 12 pasado, el encarcelamiento y procesamiento de decenas de manifestantes que no cometieron ningún delito o de ciudadanos que ni siquiera eran manifestantes, consiguió por ahora un gran éxito: disciplinar, desalentar, inspirar temor. Algunos dirigentes sindicales hablan en estas horas de “repliegue táctico” y de “no someter a los militantes a todas las batallas, sobre todo aquellas que ya están perdidas, como es el caso de la Ley Bases y el paquete fiscal”.

Habrá, por caso, de parte de militantes de la CTA, “un volanteo en distintos puntos de la ciudad, estación de trenes y paradas de colectivos”, explicando las pésimas consecuencias que tendría lo que ya es un hecho, la puesta en vigencia de la ley Bases. Una práctica de difusión de resistencia política que retrotrae a los tiempos dictatoriales. Nadie sabe muy bien cómo opera un volante de papel entregado de mano en mano, como instrumento difusor de una posición política, cuando en la otra mano, el mismo receptor, tiene activo un instrumento tecnológico y sofisticado que lo inunda de mensajes: el teléfono celular. Bien vale el intento.


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