La reconfiguración post 26 de octubre es numérica en el Congreso y política en todos los ámbitos de la vida nacional. El triunfo violeta fue profundo y extendido en al menos dos tercios del territorio; implica un barajar y dar de nuevo. Si bien el oficialismo no tendrá un bloque puro mayoritario, en la Cámara baja alcanzaría 82 diputados contra 97 del peronismo —que entre sumas y restas permanece con una conformación casi idéntica a la que tiene en la actualidad—, en la práctica una muy poblada área central del recinto terminará por facilitarle mucho a la Casa Rosada la conformación de mayorías.
El juego parlamentario que se vio en el último semestre, con la oposición conformando mayorías y apretando el acelerador, todo indica, invertirá los términos: ahora será el oficialismo el que apriete en la medida que vaya consiguiendo número para las reformas que ya anunció.
En esa área “intermedia” coexistirán unos 45 diputados de variadas extracciones. Un grupo tal vez mayoritario dentro de ese conglomerado —25—, tendría a partir de diciembre una actitud más cautelosa en el acompañamiento de las propuestas de Balcarce 50, en cambio otros 20 estarían a un tris de acompañar al gobierno nacional, como el caso de los diputados de la UCR —la más baja representación de ese partido en 42 años de democracia—, así como los provincialistas de Innovación Federal, Neuquén y Santa Cruz, entre otros.
Entre los dialoguistas algo más distantes se podría contabilizar al ahora disminuido bloque de Encuentro Federal (cinco miembros), a lo que quedó del desprendimiento de la UCR (Democracia para Siempre, tres miembros), Defendamos Córdoba (Natalia de la Sota) y, entre otros, el debutante bloque de Provincias Unidas que reunirá 10 diputados. Desde ya, resulta improbable proyectar posiciones uniformes aun dentro de cada uno de los bloques. La experiencia demuestra que con excepción del bloque Fuerza Patria y la izquierda (ahora con cuatro representantes) por un lado, y la LLA con sus aliados del PRO (ahora con 23 miembros), por el otro, todo el resto de los actores “intermedios” han oscilado de acuerdo al clima político. Estuvieron cercanos al gobierno en 2024, se alejaron en 2025, y es probable que vuelvan a jugar cerca de Milei a partir del próximo verano.
La Libertad Avanza, desde ya, se valdrá —además de los más o menos dialoguistas—, de los 23 diputados del PRO que aún permanecen en la Cámara baja, y de media docena de aliados directos, donde tributan dos diputados del MID, tres de “la Liga del interior”, y la santafesina de “Futuro y Libertad”, Verónica Razzani.

Altas y bajas santafesinas
Yendo a la bota santafesina, los ingresados serán cuatro por LLA, y no sale nadie: Agustín Pellegrini, Yamile Tomassoni, Juan Pablo Montenegro y Valentina Ravera. El equipo violeta de Santa Fe será completamente nuevo en el Congreso. También fueron electos Caren Tepp, Agustín Rossi y Alejandrina Borgatta por el peronismo, mientras de ese mismo partido dejan sus bancas Eduardo Toniolli y Magalí Mastaler. Por FP entran tres y salen dos, suma una banca de Santa Fe. A su vez, ingresarán el próximo 10 de diciembre los dos diputados de la lista del gobernador Maximiliano Pullaro, Gisela Scaglia (PRO en Provincias Unidas) y Pablo Farías, diputado provincial y de origen socialista.
Dejarán Diputados Luciano Laspina —que tuvo mucha visibilidad en los tiempos del gobierno de Mauricio Macri— y Germana Figueroa Casas, ambos del PRO. También se vuelven a Santa Fe Melina Giorgi —no renovó, iba tercera en la lista de Unidos—, Mario Barletta (monobloque Unidos), Mónica Fein (PS, Encuentro Federal), Roberto Mirabella (Defendamos Santa Fe, monobloque desprendido de UxP) y el ex PRO Gabriel Chumpitaz (Futuro y Libertad).

El nuevo Senado
El gobierno cerró la semana pasada una serie de puros éxitos; contra todos los pronósticos ganó la elección nacional por 40,6 %, 9,3 millones de votos, a un peronismo que si bien evitó la fragmentación a gran escala quedó debajo de los libertarios con un 34 %, 7,8 millones, aplicando la suma de la marca Fuerza Patria más los aliados directos de provincias peronistas que se presentaron con otros nombres, e incluyendo competidores internos de algunas provincias. Y en especial, sumando a la provincia de Santiago del Estero, de Gerardo Zamora, un aliado histórico del peronismo que conservó intacta su hegemonía provincial y concretó otra vez la hazaña de ganar la gobernación provincial (con un hombre de su confianza), las tres bancas en el Senado y otras tres en Diputados.
Zamora vuelve a un Senado donde el peronismo estará disminuido, en principio, a 28 miembros, seis bancas menos que las actuales: un golpe fuerte, en especial, por la pérdida total de representación en dos provincias donde hasta ahora contaba con cuatro senadores: Salta y Neuquén. El golpe en el peronismo todavía resuena, y son muchas más las preguntas que las respuestas. Zamora, el santiagueño, un ganador invencible de elecciones, podría jugar un rol importante de aquí en adelante, si es que continúa con su tesitura opositora.
La foto más buscada
El presidente consiguió los votos que buscaba el domingo 26, y el jueves pasado obtuvo la foto con una veintena de gobernadores. La foto en la Casa Rosada tuvo una curiosidad, de 24 gobernadores fueron convocados 20: quedaron afuera cuatro peronistas, entre ellos el de la provincia más grande, Buenos Aires. Vuelve la tesis de avanzar una negociación sin conversar con aquellos que expresan el peronismo kirchnerista de manera más plena. Axel Kicillof, Ricardo Quintela, Gildo Insfrán y Gustavo Melella no fueron de la partida.



































