La ciudad tiene la primera y única diplomatura en medicina tradicional y chamanismo del país y Latinoamérica. Se dicta en forma virtual en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y tiene como antecedente su inédito cursado presencial durante seis años en el aula de Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina, cuando a los asistentes llegados de distintos países, el sonido sutil de los palos de agua de un chamán guaraní mostrando su oficio, los transportaba a la profundidad de la naturaleza, a la esencia de las plantas maestras y a unir la dimensión humana, compartimentada desde la modernidad.
“Hoy dimos la bienvenida por meet a nuestros 30 cursantes de la nueva Diplomatura de Estudios Avanzados en Medicina Tradicional y Cosmovisión Indoamericana de la Facultad de Humanidades y Artes. Quedó inaugurada la plataforma virtual y la primera clase. Mucho entusiasmo e interés en los inscriptos de todo el país y de Chile, Colombia, Guatemala y Brasil que nos acompañan este año académico”, escribió en las redes sociales al inicio del cursado su coordinador, el antropólogo cultural Diego Rodolfo Viegas.
Viegas, que también es abogado, dicta la cátedra de Etnografía del Conocimiento en Humanidades, dirige el Centro de Estudios en Antropología del Conocimiento y la Conciencia, y la revista académica Uáipo Nem (Mensajero Espiritual en lengua chaná). Fue profesor en la maestría de Estudios Culturales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) y es docente de la Escuela de Museología de Rosario, y por fuera de la academia integra la Fundación Mesa Verde y el programa de radio “La Grieta de lo Increado”, en ambos casos junto a los médicos psiquiatra y psicoterapeuta Néstor Berlanga y Ariel Roldán, respectivamente, y al psicólogo Iván Turchetti.
“No está demás dejar asentado que todas nuestras actividades no tienen nada que ver con la new age mercantilista y recolonizadora, que inventa cursos on line o de un fin de semana, para ser chamán o para ofrecer experiencias”, aclaró Viegas. Y enfatizó para no dejar dudas: “toda esa chantada es justamente todo lo contrario a nuestra propuesta”.
En una de sus últimas ediciones, el programa de radio, que se transmite por Wox 88.3 y en simultáneo por Facebook y YouTube, se centró en “Transpersonalismo y Decolonialidad”, dos corrientes académicas que coinciden en repensar los modos canónicos de conocer y en desestructurar el sentido común acuñado por los paradigmas racionalistas.

Un campo de estudio no tan nuevo
¿La antropología transpersonal o de la conciencia es un nuevo campo de estudio? “Lo es para América Latina, pero no para Estados Unidos donde lleva cuarenta años e integra la Asociación Americana de Antropología”, dice Viegas. Y enumera sus incumbencias: se ocupa del estudio de los aspectos psicológicos y socioculturales de las experiencias transpersonales, de la relación entre conciencia y cultura, y redescubre la relevancia de los sistemas de conocimiento, terapia y espiritualidad basados en los Estados Ampliados de Conciencia (EAC).
“Lo transpersonal se define como experiencias que llevan más allá de la conciencia del yo, que se puedan obtener con distintas técnicas como meditación, yoga, plantas psicoactivas tradicionales, la contemplación profunda, el calor o frío extremo y las danzas extáticas, entre otras herramientas y prácticas tradicionales, de distintas religiones, cosmovisiones, civilizaciones y culturas”, explica. Y aclara que se trata de estados ampliados de la conciencia y no alterados, como el que produciría una borrachera.
Según Viegas, los estados ampliados de conciencia se utilizaron desde tiempos ancestrales para obtener información. “Se trata de formas de obtención de conocimiento, de eso trata la materia que dicto, de otras formas de conocer como el mito, el rito y la geografía sagrada, más allá de la ciencia occidental que tiene unos 500 años”, señaló. Y dijo que justamente, por estar establecida como modelo único, cree tener el poder de legitimar o no otros caminos.
“El hecho es que los estados ampliados de conciencia existieron y existen como forma de conocimiento y recién ahora, con la antropología de la conciencia, se comienza a entresacar el velo con la mayor seriedad, involucrándose para sentir lo mismo que los sujetos de estudio para entenderlos más profundamente”, aseguró. Y puso ejemplos: en un baile usan máscara para representar a los antepasados, hay que ponerse la máscara y bailar, lo mismo si se trata de una ceremonia de ayahuasca, habrá que tomarla y arriesgarse a introducirse en una experiencia para nada agradable, extremadamente profunda, en la que se pone en riesgo el cuerpo y la mente, para entender qué está pasando por la mente del chamán, aunque una sola toma está muy lejos de lo que puede percibir un chamán que tiene años de entrenamiento y que conoce los mapas mentales en los que se sumerge”, explicó. En este marco citó antropólogos como Michael Harner y Michael Winkelman.
“El hecho es que los estados ampliados de conciencia existieron y existen como forma de conocimiento y recién ahora, con la antropología de la conciencia, se comienza a entresacar el velo con la mayor seriedad”
¿De qué tipo de conocimientos se trata? De conocimientos prácticos, por ejemplo para curación y diagnósticos, dice el antropólogo. Y aclara que durante miles de años, en África o Amazonas, se utilizaron estos estados ampliados de la conciencia para llegar a un diagnóstico sobre distinto tipos de enfermedades, que incluían factores psicológicos y espirituales, una dimensión que quedó de lado cuando la medicina occidental estableció sus paradigmas.
“Se trata de una mirada integral y compleja, ve lo somático, pero también el aspecto psicológico y espiritual. Los pueblos originarios consideraban a la enfermedad como un desequilibrio que había que armonizar para recuperar la salud, que también podía quebrarse por el entorno social como no respetar un tabú, la familia, el entorno, el clan, la naturaleza o el cosmos”, explica Viegas. Una visión que excede a la concepción occidental de salud-enfermedad, aunque ahora también se habla de medicina psicosomática y de psiconeuroendocrinoinmunología, “desde donde se trata de reintegrar los aspectos que el positivismo cortó en distintos pedacitos”, enfatizó.
“Recién estamos saliendo del viejo paradigma de la modernidad, que se forjó a partir de la revolución científica y del desarrollo del capitalismo, y que el eurocentrismo llevó a todo el planeta a través de la colonización, muchas veces con violencia, y eso hizo que muchas de estas cosmovisiones integrales hayan desaparecido, con procesos de etnocidio (muerte de la cultura) y epistemicidio (la destrucción de conocimientos por el hecho de ser diferentes”, argumentó.


Los prejuicios en la cabeza
“Como dice la antropóloga y epistemóloga Ana María Llamazares, los prejuicios del paradigma occidental moderno están en nuestra cabeza, se trata del sentido común, que por supuesto algo se resquebrajó con la física cuántica y relativista, con la teoría general de los sistemas, entre otras”, comentó. Y dijo que uno de los padres de la antropología transpersonal, Charles Laughlin, de la Universidad de Otawa, Canadá, quien prologó dos de sus libros, considera que la cultura de occidente es “monofásica, porque valida sólo un estado de conciencia, el de vigilia y con énfasis en la logicidad, el racionalismo, el objetivismo, en contraste con las sociedades tradicionales que son o han sido polifásicas, es decir que acompañaron el conocimiento empírico con el pensamiento simbólico-mágico, validando la integración de más de un estado de conciencia”, explicó. Y dijo que muchos mitos y teofanías, que siempre se investigaron como meros símbolos, abstracciones, en realidad fueron vivencias en estados ampliados de la conciencia.
“La medicina, la filosofía, la religión, la mitología tienen en común sus más profundas raíces en los estados ampliados de la conciencia, que siempre fueron regulados y muy normados; hay evidencia y huellas en los más variados sitios arqueológicos como Teotihuacán (México), Chavín de Huantar (Perú), Tiwanaku (Bolivia) y Eleusis (Grecia) donde se compartieron estados ampliados de la conciencia”, aseguró.
Caminos para jerarquizar y decolonizar
Para Viegas, la antropología de la conciencia es una especie de hermanita de la antropología del conocimiento y no está tan desarrollada. A favor de jerarquizarla surgió el Centro de Estudios de Antropología del Conocimiento y la Conciencia, y la edición como su órgano oficial de la revista académica Uáipo Nem, título que remite a nuestra región, como lo sugirió el antropólogo David Ávila. Se trata de una publicación anual, de muy cuidada edición, que sale el próximo mes de julio con autores como Jeffrey Kripa, de la Universidad Rice (Houston-Texas), quien estudia los “temas fronterizos de la ciencia”. Además de las actividades académicas, Viegas integra la Fundación Mesa Verde, un espacio que lleva 25 años difundiendo el tema al público en general, como el programa de radio “con una respuesta fenomenal, con mucha data sobre los misterios de la cultura, la sociedad, la realidad y la conciencia, al que le ponemos un poco de humor”.


































