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Política

Guberman: “Que Pullaro es narco no es verosímil, no lo creía antes de la campaña y no lo creo ahora”

El consultor Lucio Guberman es uno de los apuntados por muchos de los que trabajaron en la campaña de Carolina Losada como el responsable de imponer la estrategia que terminó en una amplia derrota. Le atribuyen idear los ataques a Maximiliano Pullaro e, incluso, ser el autor intelectual de algunas piezas más agresivas que no llegaron a difundirse por una decisión política de los referentes del espacio. 

En esta entrevista con Suma Política, Guberman responde todas las preguntas, niega la mayoría de las cosas que le atribuyen y habla de los errores que se cometieron. 

—¿Qué balance hace de la campaña de Losada?

—Las campañas se juzgan fundamentalmente por los resultados. Fue un resultado negativo por amplia diferencia; todas las encuestas daban ventaja para Pullaro desde que empezó la campaña hasta que terminó, con lo cual ahí ya tenés un indicador de que algo no anduvo. Cuando Losada toma la decisión de ser candidata, Pullaro estaba instalado. La idea era que cuando apareciera Carolina eso se iba a empezar a revertir; se suponía que iban a quedar mano a mano y que el resto de la campaña iba a ser para superar el desafío. No ocurrió eso ni ninguna de las situaciones de la campaña le dieron ventaja a Carolina. La evaluación es negativa claramente, después vienen los por qué y ver si había posibilidades de que las cosas fueran de otro modo.

—Losada estuvo adelante en las encuestas hasta principios de este año. Después la tendencia se revirtió y pasó Pullaro al frente hasta las PASO. ¿Se puede establecer qué influyó para ese cambio en el electorado?

—Las dudas sobre si iba a ser candidata o no congeniaron mal con la idea de que era una candidata nueva. Si la evaluación de los que están es muy negativa, lo nuevo tiene un positivo, pero también es falta de experiencia. Entonces, la novedad tiene esas dos caras: la esperanza, la expectativa, no es más de lo mismo, pero también la inexperiencia. Creo que la demora en lanzar la candidatura refuerza la idea de inexperiencia, improvisación; una hipótesis posible es que cuando la duda se estiró hasta cerca del cierre de listas empezó a perder peso la candidatura.

—¿El nuevo escenario que marcaban las encuestas influyó en el perfil de la campaña, que se centró básicamente en los ataques a Pullaro?

—La estrategia no tuvo que ver con las encuestas. La estrategia de contraste tenía que ver con esto que yo planteaba. Si vos tenés la novedad como fortaleza, vos tenés que llevar como contraste que los que estuvieron antes son parte de lo que se hizo mal. Si yo voy contra Pullaro es porque Pullaro después de ser ministro de Seguridad cuatro años le permitió ganar a Perotti prometiendo seguridad. El beneficio de Carolina era el contraste con los que ya estuvieron y no resolvieron el problema. Esa estrategia del contraste muy fuerte empezó a tensionarse con que Carolina tenía que plantear cuál era su plan, cuál era su equipo. Y esa fue otra debilidad de la campaña, la de no diferenciar claramente los dos campos. Cuando vos hablás de equipo, preparación, experiencia, la cancha se inclinaba para Pullaro porque ya había estado cuatro años y además en el gobierno de Lifschitz, un gobernador que se avizoraba que en 2023 iba a volver a serlo. Si la elección era legitimar lo conocido, las chances eran claramente para Pullaro. 

—Algunas personas que trabajaron en la campaña dicen que hubo un nivel de encono que por momentos parecía que usted tenía un problema personal con Pullaro y que Losada era el instrumento para dirimirlo.

—Nunca lo traté en mi vida, no tengo nada personal con él. Al contrario, te diría que es al revés; en la campaña el que menos subestimaba a Pullaro era yo. Yo dije en 2021 que al subestimar a Losada la potenciaron. Soy un profesional, no un militante que se enoja o que se cree que los propios son los buenos y los de enfrente son los malos. Trabajo con unos o con otros, en el rango democrático no tengo problemas. Es muy raro que yo haga algo en una campaña por la panza. Empecé con campaña electoral en el 95 al lado de Usandizaga… 

—No estoy juzgando, pregunto en base a la información que manejo.

—Sí, pero yo te doy elementos para que puedas poner mi posición. Soy un profesional de la comunicación política, dirigí un posgrado de Comunicación Política seis años en la UNR. Organicé el de la Universidad de Entre Ríos. No voy a hacer algo para involucrar a un personaje de la talla de Losada en un tema personal mío. Que además en el caso de Pullaro no existe. 

—Otro de los cuestionamientos que se escuchan es que Losada no estuvo cómoda en este perfil de campaña.

—Carolina sigue siendo mi clienta hoy. Es un hecho concreto, opiniones puede haber muchas.

—¿Es cierto que estuvo a punto de agarrarse a trompadas con Julián Galdeano?

—Sí, es cierto.

—¿Se puede saber por qué?

—Porque pasó de quejarse de algo que para mí era responsabilidad suya a responsabilizarme a mí. Se empezó a calentar y a mí la cuestión del peso no me mueve nada, yo puedo pelear en cualquier categoría. Se levantó para cagarme a trompadas y yo no salí corriendo, Daniela (León) se interpuso.

—¿Con otro tipo de campaña el resultado pudo ser distinto?

—No. Si Pullaro superaba la prueba de ser mejor ministro de Seguridad que lo que vino después con Perotti, si ese era el escenario, que fue lo que ocurrió, no había posibilidad para lo nuevo ni para experimentar. 

—¿Usted se consideró el jefe de campaña de Losada?

—No, el jefe de campaña fue Galdeano. De hecho yo no pude trabajar como me hubiera gustado. Los que conocen las campañas que yo he hecho saben que la vía pública que vieron ahora, cargadísima por cierto, jamás hubiese sido así.

—¿Por qué?

—Porque cuando hay más de dos políticos juntos yo le digo el tren fantasma. Nunca la hubiera puesto a Carolina en el tren fantasma.

—Sin embargo se asegura que usted impulsó una pieza con Losada adelante, y atrás Cristina Kirchner, Pullaro y Massa, en un mismo nivel, como los “enemigos”.

—Nunca existió. Esa fue la excusa que puso Galdeano para sacarme del trabajo con los publicistas, para poner a una persona de su confianza.

—Entiendo que eso duró un par de días y después usted retomó el control de la campaña.

—No duró un par de días. Fue largo, nos hizo perder mucho tiempo y sobre todo nos hizo perder la posibilidad de trabajar como equipo. De lo que nadie me puede acusar es de que no doy una discusión frontal sobre mis ideas. Presento por escrito mis propuestas. La gran diferencia que tengo con la conducción de la campaña es que nunca hubo un debate político en torno a esas ideas. Por más que yo me considero un actor político, no dejo de ser un actor político externo al equipo de campaña y entiendo que mi trabajo tiene que estar en interacción con el equipo. Yo discuto mucho, tengo carácter y muchos años en esto, claro que tengo una opinión de peso pero no deja de ser una sugerencia fuerte. La decisión la tiene que tomar la política. ¿Cuál es el problema? La política en lugar de darme la discusión tomaba decisiones a mis espaldas. Entonces pasa que me quedo sin los publicistas para trabajar la vía pública o los spots. 



—Usted dijo que Losada sigue siendo su clienta, con lo cual se puede suponer que está todo bien con ella, ¿cómo quedó la relación con el resto de los integrantes del equipo de campaña?

—Salvo con Galdeano, con quien desde antes de la campaña mi relación era mala por esta falta de frontalidad, con el resto bien. 

—En el spot donde se habla de esconder la basura bajo la alfombra, ¿usted intentó que se colocará una notebook para dar la idea de que una de las cosas que se esconde es la Mac de Medina?

—Yo fui el que dijo que no pongan la Mac de Medina porque no quería herir al socialismo. No quise porque era hacer un spot anti Bonfatti y esa no era la intención, era mucho más abstracto. Es falso. 

—¿Intentó convencer a Losada de que se presentara en canales de televisión con audios que comprometen a Pullaro?

—Con un audio. Es el que le ofrece a Adrián Rodríguez las respuestas para el concurso de comisario. Yo nunca creí que la crítica tenía que ser por narco. Dejemos de lado la cuestión moral, ética, lo digo por una cuestión de estrategia de campaña. Yo lo escuchaba a Pullaro defender bien la acusación de que él había apañado a Druetta (NdR: Alejandro. Comisario condenado por vínculos con narcos). Te puede gustar o no pero esa línea tenía dos problemas. Uno era que Pullaro elegía el audio de Druetta para defenderse. Lo hizo en la conferencia de prensa que dio, y debo haber sido el único del equipo de campaña que escuchó los 32 minutos que duró. Y hay otro tema: esos audios se los atribuyen a Sain. En cambio el audio del concurso, en el que Pullaro ofrece pasarle las respuestas como en la escuela a Rodríguez, estuvo considerado por la Justicia, que después dijo que no había delito. En ningún momento el interés de la campaña era complicar judicialmente a Pullaro.

—Sin embargo la campaña giró todo el tiempo sobre una supuesta vinculación de Pullaro con policías corruptos que respondían a los narcos.

—Vos me preguntás lo que yo quería, yo no manejé toda la campaña. Cuando me quise agarrar a trompadas con el jefe de campaña fue justamente por las diferencias que había. Otros te dirán “nos hubiera gustado ir por la positiva, que Carolina sea la esperanza, que sea Heidi”. A mí me hubiera gustado que en el contraste con Pullaro se hubieran hecho las cosas de otra manera. Nunca por narco, sí por una conducción policial con la que Carolina podía mostrar diferencias. Y ese es un tema que se ve más en el audio de 24 segundos que te menciono y no en los otros. Por eso la idea no era que Carolina no se sume a la campaña de Pullaro como concepto sino que aclare que si esa era la conducción policial que ejercía Pullaro, ella no lo llamaría como ministro de Seguridad. No es que la acusación más grande es la que tiene mayor eficacia: es más eficaz la acusación que es verosímil. Que Pullaro es narco no es verosímil porque fue cuatro años ministro de Lifschitz y nadie en Santa Fe puede pensar que Lifschitz va a bancar a un ministro narco. Nadie. Yo no lo creía antes de la campaña, no lo creo ahora. 


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