La reforma de la Constitución es el sueño eterno de los gobernadores santafesinos. Muchos lo intentaron, ninguno lo consiguió. ¿Por qué, si la gran mayoría de la clase dirigente de la provincia se pronuncia a favor de la reforma, es tan complejo construir acuerdos que permitan avanzar?
Las iniciativas de reforma no son antojadizas: la constitución de Santa Fe tuvo su última actualización el 14 de abril de 1962. Es una de las dos más antiguas del país junto con la de Mendoza.
El tema reapareció hace pocos días en la agenda política. A partir del proyecto que presentó el diputado Luis Rubeo (PJ) para que se convoque en 2023 a elecciones de convencionales constituyentes, conjuntamente con la de gobernador, Suma Política propuso el debate y recogió distintas miradas. Para eso entrevistó Roberto Sukerman, ministro de Gobierno; a los jefes de bloque del Frente Progresista, Joaquín Blanco; de Juntos por el Cambio, Julián Galdeano, y del Frente de Todos, Leandro Busatto, y a Federico Angelini, diputado nacional y referente del macrismo santafesino.
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De esos diálogos se desprende que las coincidencias generalizadas son:
1) es necesaria una reforma de la Constitución;
2) para avanzar en la discusión es imprescindible generar un amplio consenso entre todas las fuerzas políticas de la provincia.
A partir de esas dos coincidencias básicas, surgen los matices que imponen la impronta y los intereses de cada sector político. Esos matices, igual que las coincidencias, también pueden resumirse: para el gobierno provincial lo más apropiado sería votar convencionales en un año par, separadamente del calendario electoral; el macrismo no acepta que se incluya la reelección del gobernador; la UCR sólo imagina factible en este momento avanzar con una “reforma acotada”; para el Frente Progresista es clave que la impulse el gobernador, y en el Frente de Todos creen que primero se deben establecer acuerdos políticos sobre temas apremiantes, como la inseguridad, en muestra de madurez política.
¿Es posible avanzar con la reforma? Sí, pero nada es líneal en política. Hay muchos grises, y esos márgenes difusos pueden, una vez más, ser obstáculos insalvables.

Espíritu reformista
“El tema no es el proyecto, es la voluntad política. Como nosotros no tenemos mayoría en ninguna de las dos Cámaras no avanzamos con un proyecto propio; lo que dijimos es que vamos a ir avanzando por ley y si hay consenso para una reforma, bienvenido sea”, dijo Sukerman. El ministro reivindicó que “el gobernador Perotti ya se manifestó a favor” y planteó sus discrepancias con que la elección de convencionales se realice de manera conjunta con el calendario electoral. “En 2023 podemos tener todas las elecciones juntas, todos los cargos locales, provinciales y nacionales. Discutir ahí mismo un proyecto de reforma constitucional me parece demasiado, lo mejor sería despegar las elecciones”, precisó. Esa definición se asemeja bastante a un certificado de defunción para el proyecto de Rubeo. “Se podrían votar convencionales en un año par”, propuso como opción, “ya que ahí tenés posibilidades de debatir más profundamente los temas de la reforma”.
Una mirada similar, aunque por distintas razones, esgrimió Galdeano. “Es tan incierto el panorama de cara a 2023 que nadie va a firmar un cheque en blanco”, afirmó el dirigente radical, para quien “sería más simple encontrar consensos para una reforma neutra y acotada”.
Galdeano recurrió a la historia reciente para sostener sus argumentos: “Con una reforma súper ambiciosa es más complejo avanzar, ya les pasó a Binner, Bonfatti y Lifschitz. Es más sencillo tratar la autonomía municipal, los fueros de los legisladores, el concurso de los jueces y los mandatos de los presidentes de comuna”.
El rechazo de Sukerman y Galdeano a que se elijan convencionales en 2023 choca con el visto bueno del diputado Joaquín Blanco. “Es una salida. El debate por la reforma está empantanado desde el retorno a la democracia y esta es una propuesta que plantea un escenario con una posible solución”. Y después puso sobre la mesa otros requerimientos que para el Frente Progresista son indispensables. “No me imagino una reforma constitucional que no sea acompañada decididamente por el gobernador de turno, y tampoco me imagino que no la acompañe decididamente el principal referente de la oposición”, afirmó. Para Blanco “si bien el ensayo de Rubeo es atractivo porque propone una salida, de ninguna manera puede convertirse en un atajo”, ya que “sí o sí tiene que pasar por un tamiz de acuerdo político muy importante”.
Ese acuerdo, según el criterio del dirigente socialista, se puede comenzar a trabajar el año próximo. “2022 es un buen momento para la búsqueda de consensos porque no es un año electoral”. El ex gobernador Miguel Lifschitz se había pronunciado en idéntico sentido en una reciente entrevista periodística con el diario El Litoral.
La fecha, entonces, marca la primera diferencia clara. Al gobierno y a la UCR no les cierra 2023, al Frente Progresista sí.

Para Angelini, máximo referente del macrismo en Santa Fe, la fecha no es determinante. “Lo más importante es salir del plano electoral, que fue una de las mayores limitantes para todos los proyectos que se han presentado. El objetivo de los gobernadores hasta ahora no fue mejorar la Constitución sino buscar su propia reelección”, planteó. Y con respecto a la búsqueda de acuerdos en 2022, consideró que “es indistinto, se puede hacer en cualquier momento”.
De todas maneras, puso la reforma en un segundo plano. “La sociedad espera respuestas sobre seguridad, para llegar a fin de mes y mejorar su calidad de vida”, aunque aclaró que “eso no impide que paralelamente se pueda trabajar en cuestiones que tal vez no son urgentes pero son importantes, como mejorar la Constitución”.
Busatto, presidente del bloque del FdT en la Legislatura provincial, cree que “la prioridad de la sociedad nunca va a ser la reforma a menos que su actualización se traduzca en una situación de bienestar general para los santafesinos”, aunque eso “no puede ser obstáculo para que tengamos la posibilidad de examinar una reforma”. Y resaltó que los consensos son imprescindibles: “No puede ser motivo de especulación política de ningún tipo, es un debate que se tiene que sostener en la coincidencia de todas las fuerzas políticas”. Para el legislador del PJ “la fecha y los contenidos son parte del acuerdo político, casi por unanimidad, que hay que construir”.
En lo que coincide Busatto es en la necesidad de una actualización de la Constitución provincial. “Eso es indudable, pero también es cierto que es un debate que ha estado tironeado por apetencias político-electorales en los últimos 10 años. Y eso ha puesto el caballo delante del carro. Hace falta dialogar desde otro lugar, encontrar un ámbito común”.
Más allá de su apoyo, fue escéptico a la hora de analizar las posibilidades reales de avanzar. “Si las fuerzas políticas no mostramos vocación para dialogar sobre un tema crucial como la seguridad, imaginate cómo vamos a hablar sobre la Constitución”. No obstante, dejó las puertas abiertas a un entendimiento: “Creo que recién cuando tengamos una mirada común, o por lo menos un intercambio entre oficialismo y oposición, en temas más sensibles que afectan a los santafesinos, tendremos la madurez y los consensos necesarios para avanzar con la reforma”.

Reelección, ¿sí o no?
La reelección del gobernador es otro de los temas que marcan una divisoria de aguas entre la dirigencia política. Angelini, por ejemplo, está dispuesto a debatir una reforma pero pone una condición excluyente: que no incluya la reelección del gobernador. “Me parece interesante que sea bloqueado cualquier tipo de posibilidad de reelección”, plantea.
—¿Por qué se opone a la reelección?
—Santa Fe está en la escala más alta de la institucionalidad con la no reelección. ¿Por qué deberíamos retroceder? Y lo dice alguien que tiene el proyecto político de ser gobernador.
Para el dirigente del PRO la reforma debe apuntar, entre otras cuestiones, a discutir la eliminación de la reelección indefinida en el resto de los cargos, la extensión de los mandatos de los presidentes comunales, la unicameralidad, las autonomías municipales y a generar un consejo de la Magistratura para mejorar la selección de jueces, fiscales y defensores. “Esto no quiere decir que haya algo que se esté gestando, nadie habló con nosotros”, aclaró.
Galdeano no se opone taxativamente a la reelección, pero la descartó en este momento. “Hoy es imposible, no hay consensos para nada”, dijo para describir el clima político que se impuso en los últimos tiempos en la provincia. De todos modos, aclaró que la UCR tiene un proyecto de reforma con estado parlamentario que fue presentado por Santiago Mascheroni a fines de 2019. “No contempla específicamente la reelección, pero sí que se habilite ese artículo para que se discuta en la convención”. En un escenario de consenso, Galdeano cree que las elecciones de constituyentes se podrían hacer este año sin inconvenientes.
Del rechazo de Angelini a la falta de consenso que apunta Galdeano, la reelección encuentra terrenos más fecundos para avanzar en el gobierno y el Frente Progresista. Sukerman cree que el tema tiene que estar en el debate y va por más: “Es ilógico que el gobernador sea el único que no tenga reelección”. El ministro peronista coincide con el socialista Blanco en una cuestión central: la reelección no debe trabar el resto de la discusión.
¿Aparecerán los consensos para avanzar con la reforma y plasmar en una convención constituyente la actualización que la Constitución santafesina necesita? Es una respuesta que está en manos de la clase dirigente. Habrá que ver si el espíritu reformista que se declama es acompañado con hechos y decisión política.
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Periodista. Cofundador y editor de Suma Política. Ex secretario de Redacción del diario La Capital. En Twitter: @rpetunchi
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