“Es una falacia absoluta, nunca pasó eso”, contesta de entrada el ex ministro de Cultura Jorge Llonch cuando se le pregunta si es cierto que autorizó a un amigo suyo a que viviera en uno de los pisos del edificio de la Plataforma Lavardén porque se había separado y no tenía adonde ir.
La historia no surge de la nada. Su sucesora en el cargo, Susana Rueda, recorrió esta semana el emblemático edificio de Sarmiento y Mendoza y cuando quiso acceder a una oficina del quinto piso se encontró con que estaba cerrada y no pudo entrar en ese momento.
Preguntó por qué no estaban las llaves y le contestaron que vivía alguien y por eso era un ingreso que se encontraba restringido. Después pudieron entrar y no encontraron nada extraño. Pero los comentarios dieron lugar a que se expandiera una historia que si fuera real parecería de ficción.
Rueda anunció esta semana que en la terraza de Lavardén podrán celebrarse desde el 14 de febrero matrimonios civiles, en el marco del programa “Casate con tu ciudad como testigo”, como una forma de abrir las puertas de los espacios públicos del Estado a la gente.
La nueva ministra de Cultura estuvo recorriendo todos los espacios que dependen de su área y consideró como una anécdota pintoresca lo que se dijo sobre el hombre que vivió en la Lavardén, al que ya no encontró cuando visitó el espacio cultural el último jueves. Cuando le contaron que vivía o había vivido alguien dijo que le pidan las llaves y que se vaya, y le restó trascendencia al tema.
Un sonidista en el quinto piso
Por su lado, el ex ministro Llonch le dijo a Suma Política que la confusión puede haber tomado cuerpo a partir de algunos detalles reales, como que en el quinto piso de Lavardén se guardaron los equipos de sonido que se utilizaron en los espectáculos de la terraza, porque eso permite ahorrar entre un 20 y un 30 por ciento los costos de flete y traslado.
“En el quinto piso no vivía nadie”, repitió tajante el ex ministro, actualmente designado como uno de los directores de Radio y Televisión Santafesina. Admitió que el acceso a ese espacio pudo haber estado en manos de un sonidista que es muy conocido en el ambiente cultural rosarino y que viene trabajando desde hace por lo menos 15 años. “No llegó con nosotros y no es empleado del Estado, pero al final de nuestra gestión retiró todo”, precisó.
Para Llonch los comentarios acerca de que una persona vivió en el complejo son operaciones muy comunes cuando un nuevo funcionario llega al cargo. “A mí me hicieron de todo, esto de que vivía un amigo es colorido. Tuve denuncias sobre delincuencia criminal de lo que pasaba en la Lavardén, y jamás dije algo porque sabía que es todo mentira. Siempre cuando uno empieza la gestión están los aduladores de turno que van a botonear cosas para ganarse la confianza del nuevo ministro”.
Anticipó que es probable que cuando vean los costos, en la nueva gestión también van a decidir por los precios “seguir trabajando con gente que cobra la mitad de lo que se cobra en el mercado, y que para ahorrar en el flete y los traslados de subir y bajar las cosas de los sonidistas a la Terraza van a permitirle a esa misma empresa que guarden cuatro o cinco micrófonos y dos parlantitos en un lugar cercano”.
Para el círculo íntimo es cierto
En el círculo más cercano al gobernador actual dieron por bueno el dato de que un amigo del ex ministro Jorge Llonch vivió en la Lavardén desde la pandemia, después que se separara de su esposa y no tuviera dónde ir a vivir. No estaba claro en esa versión cuánto tiempo duró esa suerte de inquilinato ilegal si es que existió.
En las reuniones entre funcionarios de la nueva gestión, el tema del hombre que vivió en Lavardén corrió rápidamente de boca en boca. “¿Cómo le vas a dar un bien público de la provincia a un amigo tuyo porque se peleó con la mujer en la pandemia y después se queda instalado?”, se preguntó contrariado un hombre cercano al gobernador.
“La Lavardén es la casa de la cultura y es un honor que este escenario vaya a ser usado también para consagrar el amor”, dijo esta semana la ministra Susana Rueda. “Es importante abrir las puertas del Estado para consagrar la institución del matrimonio”, resaltó después de verificar que en la sala cultural ya no vive nadie.
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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
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