El gobernador Maximiliano Pullaro levantó los brazos como un boxeador triunfante —quizás por la costumbre que arrastra del deporte que practica hace años— y arengó: “Estamos en la invencible provincia de Santa Fe”. Detrás suyo se desplegaba Agroactiva, la muestra a campo abierto más grande de la región que reunió a uno de los sectores más dinámicos de la economía santafesina como el de maquinaria agrícola, que viene de transitar una caída de la actividad cercana al 70 % en el último año debido a la sequía y a la crisis económica, y que apostaba todas sus fichas a revertir ese ciclo durante la exposición.
“Los industriales le prenden una vela a Agroactiva”, dijo su directora general Rosana Nardi, poco antes del inicio de una de las dos ferias a campo abierto más importantes de la Argentina y la más fierrera de todas. Con ese desafío, la política entendió que debía jugar su parte para que esa plegaria se hiciera realidad.
Con un Estado nacional prácticamente ausente de la asistencia a las economías regionales y los territorios —por caso el presidente Javier Milei se ufana de haber paralizado la obra pública— los gobiernos provinciales tuvieron que tomar la posta para dar una señal al sector agropecuario, que hoy mira desconfiado y prefiere sentarse sobre los granos a la espera de mejores precios internacionales y un frente macroeconómico más claro.
Esa fue una razón inapelable para que los gobernadores Pullaro, Martín Llaryora (Córdoba) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), se mostraran como un bloque compacto y decidido a acercar soluciones concretas. La foto de los tres mandatarios planteando que es necesario “pensar políticas productivas como Región Centro” fue una señal de que es urgente articular consensos básicos más allá de las diferencias partidarias para, entre otras cosas, no rifar el capital político que consiguieron en las urnas hace poco menos de un año.
“Desde las provincias estamos acompañando al sector, estamos haciendo un enorme esfuerzo, porque es un momento muy difícil”, reconoció Frigerio quien planteó que junto con sus pares de Córdoba y Santa Fe pusieron a disposición de los productores agropecuarios créditos subsidiados, pero, además, están encarando con sus propios recursos obras de infraestructura, las mismas que la Nación paralizó por completo.
Pullaro llegó a la muestra con una oferta crediticia de 14.000 millones de pesos a tasas que oscilaron entre 10 y 17 % para la compra de maquinaria de origen provincial, cuyo cupo se agotó en un día y medio y obligó a la provincia a ampliarlo hasta llegar a los 20.000 millones.
Llaryora también aportó lo suyo y junto al Bancor y la Asociación de Fabricantes de Maquinaria Agrícola y Agrocomponentes de Córdoba (Afamac), ofrecieron líneas de crédito exclusivas en pesos y dólares para financiar hasta el 100 % la adquisición de maquinarias y equipamientos agrícolas fabricados en esa provincia.
Aunque el Banco Nación llegó con la oferta más agresiva de financiamiento que en particular para los clientes de Santa Fe resultó en una TNA del 10 %, fue la provincia la que bonificó 7 puntos de tasa. El resto de los créditos se otorgaron al 17 %.
“El crédito es fundamental, es un pie para comenzar a recuperarnos y vemos que hay ofertas en pesos y dólares y muchos plazos”, dijo Martín Carrizo, gerente comercial de la fábrica Ombú de Las Parejas, quien planteó que la buena cosecha es un aliciente.
En Agroactiva quedó más que claro que fueron los gobernadores los que debieron meter la mano en el bolsillo para asistir al campo, un sector clave por su aporte de divisas a la economía, aún en un contexto en el cual la Nación profundizó el recorte de transferencias a las provincias. En mayo, la poda de los giros no automáticos fue de 83 % y Santa Fe fue una de las jurisdicciones más ajustadas, con 99,5 %.
Pero si hacía falta ratificar la indiferencia del gobierno nacional hacia estas regiones, la presencia de Milei en Agroactiva la confirmó. El primer mandatario puso pie por primera vez en la provincia como presidente pero esquivó las fotos públicas con el conjunto de los gobernadores, evitó una reunión a solas que éstos pretendían y se ufanó del recorte de la obra pública y las transferencias discrecionales a las provincias.
Tampoco hubo anuncios para el campo. “Vamos a bajar las retenciones y el impuesto a los débitos y créditos cuando crezca la economía y se consolide el superávit fiscal”, dijo sin precisiones el mandatario. Pocas horas antes un deslucido secretario de Bieconomía, Fernando Vilella, había deslizado que habría una reducción impositiva. “Estamos en un momento complejo y seguro que estamos por salir”, planteó en el acto de apertura de Agroactiva.
Sin embargo, nada de eso fue suficiente para que los mandatarios se echaran atrás y ratificaran su decisión de acompañar la ley Bases, una norma que contiene aspectos como el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (Rigi), que es un golpe al corazón productivo e industrial de las provincias, y lo hicieron con el argumento de la institucionalidad. “Somos desarrollistas, por eso acompañamos al presidente en la ley Bases”, dijo el cordobés Llaryora y Pullaro aseguró que si bien “no somos oficialistas, queremos que le vaya bien al país”.
Mientras esa pulseada mostró a gobernadores debilitados frente a la intransigencia de Milei, los productores e industriales del campo aprovecharon cada peso disponible a tasa baja, que les permite financiarse en pesos y apalancarse en dólares con sus granos.
“El último semestre fue muy complejo para la industria y ahora que finalizó la campaña se despertaron las consultas”, dijo Gaspar López, gerente comercial de la fábrica de tractores Pauny quien recordó que entre marzo y junio hubo una reducción de casi 70 puntos en los niveles de las tasas, lo que generó que el productor se volcara a estos créditos a diferencia de Expoagro cuando el financiamiento era en dólares porque en pesos era muy elevado.
De todos modos, eso no provocó un boom de ventas. “En promedio, de 200 ventas que venía realizando por mes cada empresa en el primer semestre de 2023, este año cayeron a 40 ventas, incluso con las herramientas exclusivas de financiación de Agroactiva”, explicaron referentes del sector al hacer un balance de los días de la muestra.
“No habrá una ola de inversiones en bienes de capital”, dijo el primer día de la muestra un productor agropecuario que fue funcionario del gobierno provincial anterior, pese al buen financiamiento y la buena cosecha.
Con los dólares de la cosecha gruesa recién levantada, “primero el productor pagará sus deudas, en segundo lugar hará sus previsiones para la siembra de trigo, y finalmente pensará en invertir”, relató como secuencia.
Además, recordó que aún persisten los altos costos en dólares de los componentes importados, que además tributan el impuesto Pais, y el elevado precio de un insumo clave como la chapa que depende de un oligopolio de empresas y sigue sin resolverse.
Así también lo confirmó Darío Marinozzi, presidente de Agricultores Federados Argentinos (AFA), quien explicó que “los costos de producción son muy altos, la rentabilidad no es muy buena y el productor se defiende reteniendo el grano”.
De todos modos, “muchos están empezando a recomponer sus finanzas porque quedaron desfinanciados el año pasado y no van a poder salir en un solo año”, agregó el directivo de una de las cooperativas más grandes del país. “Todo el mundo está expectante —explicó—. No veo al productor con ganas de hacer grandes inversiones”.
Así como dice el viejo refrán “el que se quema con leche ve una vaca y llora”, el ejecutivo de AFA dijo que el productor mira con atención el contexto antes de tomar una decisión. “La situación de la campaña pasada, un pronóstico de año Niña y el contexto político y macroeconómico del país son cosas a tener en cuenta”, planteó.
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