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Política

Milei, entre la euforia y el miedo a la devaluación, profundiza la “emisión cero” mientras la oposición toca fondo

Fase dos. El gobierno nacional celebra el impulso de la aprobación holgada de la Ley de Bases en Diputados y acelera con un programa de desguace del Estado, ahora con el confirmado ingreso pleno de Federico Sturzenegger, autor intelectual del gigantesco giro político y cultural que motoriza el presidente Milei. Todo con un dudoso apoyo mayoritario de los argentinos, aunque, a la vez, con una oposición social y política insuficiente para frenarlo. Lo que Sturzenegger llama “quitar las trabas burocráticas”, y que ya se anuncian como una nueva ola de reformas en el Congreso que incluirá la baja de otras 100 leyes, puede leerse como un nuevo paso en el retiro de las regulaciones que ordenan a una comunidad y la hacen razonablemente vivible.

La sesión del jueves en Diputados, con algunas limitaciones, al cabo, salió al gusto de la LLA y de sus aliados. El corazón reformista se mantuvo en el “paquete con moño” (según definió el jefe del bloque opositor Germán Martínez), y aunque el paquete es un tercio en tamaño respecto del propuesto a fines de 2023, las “herramientas” principales están. Todo podrá ser profundizado con nuevas leyes, aunque esa es otra historia: las mayorías que conformó el gobierno con el aporte clave de los bloques amigables, en especial la UCR, habría llegado al punto límite. Todos los discursos de los bloques socios, que votaron con el gobierno en la madrugada del jueves al viernes, se encargaron de subrayar “hasta acá llegamos”. En el mismo sentido se expresaron, entre otros, Maximiliano Pullaro, Martín Llaryora y los gobernadores de Juntos por el Cambio (en un comunicado) dijeron “ahora el gobierno tiene las herramientas para generar crecimiento y empleo”.

Las contradicciones discursivas para-oficialistas son flagrantes: o prevalece “el topo cuya función es destruir el Estado”, o nace un camino de crecimiento con empleo que ningún dato económico está por ahora mostrando.

La euforia transitoria que mostró Milei este viernes luego de la sesión de Diputados se basa en afirmaciones incomprobables como “crece el salario, el empleo, las jubilaciones y la actividad económica”, desmentidas por los indicadores, que más temprano que tarde serán escrutadas por la realidad.

Luego de seis meses, con la aprobación de Ley Bases (147 votos a 107 y con dos abstenciones) y el paquete fiscal (136 votos a 116 con tres abstenciones en el impuesto a las ganancias), en Diputados, el gobierno atraviesa un conflicto macroeconómico que empujó el dólar blue para arriba más 30 por ciento en dos meses, cuando la devaluación oficial fue del dos por ciento mensual. Algo no cierra, y eso explica la aparición del ministro Nicolás Caputo, este viernes, acompañado del presidente del Banco Central, Santiago Bausili, tratando, en modo defensivo, de sofocar las presiones devaluacionistas, prometiendo una mayor restricción de los pesos circulantes, trasladando del Banco Central al Tesoro la carga de los compromisos en pesos. La salida del “cepo” es un objetivo para el gobierno, pero “no tiene plazos”.



Entretanto, hubo una ratificación de no devaluar, profundizando la emisión “cero”, y el reconocimiento de una realidad muy delicada: en los próximos meses las reservas en dólares seguirán bajando, por motivos “estacionales”. Al menos “hasta septiembre”.

Por el lado de la oposición, con la aprobación de la ley ómnibus parece haber tocado fondo; sin embargo, distintos referentes del peronismo rescatan un punto clave que no luce en la derrota pero podría ser determinante de cara al futuro: ni en Diputados ni en el Senado hubo fraccionamientos ni fugas ni nuevas rupturas del bloque de Unión por la Patria (UxP). Los 33 de la Cámara alta y los 99 de la baja, “estamos bien”, suelen decir distintos actores que conversaron con Suma Política.

Incluso, en las últimas horas, la diputada Natalia De la Sota (cordobesa, que integró una tríada junto a los socialistas santafesinos Mónica Fein y Esteban Paulón, los cinco del FIT y los 99 de UxP, que juntaron 107 votos negativos) ya anunció que pedirá una sesión para derogar el DNU 70/23, en un nuevo intento. Ya hubo un ensayo de UxP por derogarlo en Diputados, pero juntaron 124 voluntades, y las necesarias son 129. Posiblemente, ambas fuerzas, las del impulso triunfante del jueves último, y la de la oposición fortalecida en su unidad, pretendan imponer nuevas condiciones parlamentarias. El futuro está abierto; la realidad económica y social y ya no tanto la expectativa de lo nuevo, marcarán hacia dónde se incline la conformación de mayorías en el Congreso.

Con todo, es pura verdad que el peronismo tuvo un par de casos de transfuguismo político en el Senado (Edgardo Kueider y Camau Espínola), pero ambos ya habían abandonado el bloque unos 10 meses antes de que Milei ganara la presidencia. También deben contabilizarse el pase de bando de tres diputados de Tucumán —estos sí dieron el salto en los días posteriores al triunfo en noviembre pasado del nuevo presidente—. El gobernador tucumano de origen peronista, Osvaldo Jaldo, es hoy un activo promotor de la política libertaria.

El gobierno tuvo un éxito político, y a la vez padece en parte los magros resultados económicos de su propia receta. La oposición tocó fondo, y se enfrenta al desafío de mantener la unidad y volver a mostrar un camino que conecte con una parte grande la sociedad que la viene desairando.


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