Juan Monteverde no tiene un minuto libre en su agenda. En las últimas horas recorre distintos puntos de la ciudad en la cuenta regresiva de una campaña que lo tiene como candidato a concejal por el espacio Más para Santa Fe, en el cual confluyen distintas corrientes del peronismo local y provincial, y por el que llegó a convertirse en convencional constituyente en abril pasado, cuando fue el segundo candidato más votado. También esquiva “montones de operaciones políticas”, reconoció con hartazgo.
Pero la rutina del dirigente de Ciudad Futura no es nueva: hace rato que patea los barrios, donde están plantadas las raíces de su construcción política.
La fuerza que conduce se forjó desde la militancia en el territorio, cuando desde la organización social Giros acompañaron a los vecinos de Nuevo Alberdi en la disputa por el uso del suelo frente al avance de los desarrollos inmobiliarios y lograron defender el tambo La Resistencia.
Fue la génesis de ese partido local que desde el progresismo fue ganando protagonismo en los espacios de decisión de la ciudad, a medida que sumaba bancas en el Concejo, y que siempre tuvo como meta gobernar Rosario, un anhelo que arañó de cerca en las últimas elecciones ejecutivas.
En esta coyuntura “en la que reina el autoritarismo en Argentina” la estrategia fue ampliar el espacio junto a referentes del PJ, planteó Monteverde, un armado que lejos de desperfilarlos como fuerza política es “una experiencia inédita a nivel nacional” que permitirá “traer una bocanada de aire fresco a mucha gente que en Argentina hoy tiene incertidumbre, está triste y con bronca”.
Esa decisión, que lo enfrentó a algunos dirigentes del peronismo local —a quienes calificó como “funcionales a Javkin, Pullaro y Milei”— también acercó a otros espacios políticos a ese armado con el que buscan trazar una suerte de línea Maginot frente al modelo que proponen el gobierno nacional y provincial. “Todas las fuerzas populares y progresistas de la ciudad están acá”, aseguró en diálogo con Suma Política y reiteró que el espacio que les dio la gente en la Convención Constituyente es una oportunidad “para cambiar las deudas que dejó la democracia” pero a partir de las demandas de los propios santafesinos, que surgirán de las Constituyentes de la Gente, los foros de debate que armaron ad hoc en distintos puntos de la provincia.
Allí pretenden discutir temas urgentes como la autonomía de Rosario que representa “gobernarnos por nosotros mismos”, dijo hace un tiempo el dirigente en una audiencia pública sobre este tema. “Hace diez años cuando se debatía la autonomía municipal era un lujito socialdemócrata europeo, pero hoy es la condición de supervivencia de la vida en la ciudad”, dijo.
—¿Por qué creés que un candidato que viene de otro espacio es el que logra reunir a la mayor parte del peronismo en Rosario?
—En realidad lo que estamos logrando en Rosario es una experiencia inédita a nivel nacional que en este momento, el de mayor autoritarismo de la política nacional, es más necesaria que nunca. Se necesitan en estos tiempos alternativas políticas plurales, diversas, heterogéneas, pero que apuesten a la unidad. En Rosario lo empezamos a construir en 2023 y ese espacio plural y diverso estuvo a nada de ganar la ciudad, lo cual demostró que esto es lo que la sociedad nos está pidiendo. No pide espacios monolíticos y todos iguales, con pequeñas identidades, sino que nos pide espacios grandes, con pluralidad y diversidad, así como es la propia sociedad.
—¿Eso alcanza para convencer a los votantes que mostraron su escepticismo con una baja participación en las elecciones primarias? ¿Cómo ves el escenario para las generales?
—Construir propuestas de espacios plurales es la única forma de saldar esa crisis de representación que hay. La gente no va a votar porque no se siente representada por nadie y siente que la política la defraudó y, además, que esta democracia no resuelve los problemas. Por eso, la única forma de resolverlo es generando espacios políticos que sean lo más parecido a nuestro pueblo y den la pelea que nuestro pueblo necesita, que hablen de la vida cotidiana. Hay una hipótesis de construcción política que nosotros tenemos y es que esta crisis de la democracia se salda de abajo hacia arriba, que las ciudades pueden ser ese lugar donde construir esas fuerzas para que la política vuelva a hablar de los problemas de la vida cotidiana de las personas. Tenemos la oportunidad en Rosario de que la ciudad sea un gran laboratorio a cielo abierto de esa democracia que queremos para el futuro, pero ahora, en el presente.
—¿Esta unidad es un ensayo de cara a las elecciones de 2027?
—Hoy esta fuerza es enorme y va a ser imbatible. El grado de unidad que construimos se solidifica con la elección de Convencionales Constituyentes, que comenzó a generar en la provincia una ilusión enorme en muchísimos sectores. Es una unidad donde están todos, inclusive ahora con el apoyo del Frente Amplio por la Soberanía (el espacio que conduce Carlos del Frade) con el cual no llegamos a una unidad en la lista en las primarias pero sí ahora en esta nueva etapa en la cual nos apoyaron. Y no solo eso, sino además es el inicio de un camino en conjunto hacia el 2027. Creo que todas las fuerzas populares y progresistas de la ciudad están acá.

—El espacio donde convergen sectores del peronismo y Ciudad Futura tiene detractores dentro del PJ.
—Lo que hay no son detractores dentro del PJ, lo que hay son individuos sueltos, proyectos personales que están buscando salvarse solos. Creo que esto no es ingenuo y todos los que en este momento dividen, en realidad están siendo funcionales a Javkin, a Pullaro y a Milei. Todas las encuestas dicen que si hubiesen participado de la lista unidad, como se les propuso, y hubieran tenido la valentía de ir a una interna y perderla si la tenían que perder —como algunos ya perdieron— hoy estaríamos ganándole de forma aplastante a La Libertad Avanza y no habría discusión.
—¿Cuáles son las proyecciones que manejan de cara al domingo?
—Hoy estamos en un escenario palo a palo con LLA. Todas las encuestas dicen que va a ser voto a voto y, por ende, hacemos un llamamiento a que nadie malgaste el voto en alguna opción que sea funcional a Javkin, Pullaro o Milei. Si eso sucede vamos a ganar y el lunes desde Rosario vamos a dar un abrazo, una bocanada de aire fresco, a mucha gente en Argentina que hoy tiene incertidumbre, que está así porque no sabe qué va a pasar, que está triste, tiene mucha bronca. Puede ser la primera victoria de un espacio como el nuestro en esta nueva etapa política de autoritarismo que reina en Argentina. Estamos convencidos de que a eso lo podemos enfrentar con más democracia, de abajo hacia arriba, de la periferia al centro, con proyectos plurales y que sean proyectos colectivos, no candidaturas individuales.
—¿Qué alcances debería tener la autonomía que se apruebe en la Constitución?
—Tiene que ser una oportunidad para que cada ciudad pueda repensar su pacto ciudadano, no sólo para gestionar más competencias y recursos sino también para reorganizar el poder institucional dándole más poder a la gente, con mecanismos de participación ciudadana que incidan permanentemente en la toma de decisiones que afectan colectivamente, y generando instrumentos para hacer operativos los derechos. Son dos aspectos cruciales para decir qué tipo de estado municipal queremos y cuáles son los derechos que tenemos que priorizar y de qué manera. Y esto no lo pueden decidir solamente los políticos. A diferencia de la voluntad de Javkin que quiere redactar la primera Carta Orgánica de Rosario en la soledad de su despacho, queremos que lo haga el pueblo de Rosario a través de una Convención elegida democráticamente.
Para nosotros esta es una gran oportunidad para reivindicar lo local, la cercanía, algo en lo que venimos insistiendo desde hace más de 15 años en que ponemos a las ciudades en el centro de la escena. No sólo porque es el lugar en el que todos los problemas aparecen de forma compleja y el estado municipal debe hacerse cargo de eso sin excusas de jurisdicciones, sino porque además estamos convencidos de que las soluciones a la gran crisis que vivimos tienen que venir de abajo hacia arriba, acercando la toma de decisiones al lugar en que estas decisiones producen sus efectos.
Ahora, a la autonomía no la podemos consagrar en términos de fortalecer exclusivamente la independencia cerrada de cada ciudad que termine generando un sálvese quién pueda, hay que complementar el criterio constitucional con la posibilidad de la regionalización, el intermunicipalismo, fomentar la asociación y la cooperación entre municipios en lugar de la competencia, dar herramientas y promover que puedan asociarse para resolver problemas que sin dudas son comunes como la vivienda, el transporte, los residuos.
—Muchas voces apuntan a la posibilidad de tener policía propia: ¿puede Rosario manejar su propia seguridad?
—El concepto de seguridad no puede quedar restringido a quién maneja las fuerzas represivas. En este sentido y más allá que es innegable que hay que avanzar en una reforma policial a nivel provincial, no creemos que haya que municipalizar la policía.
Los municipios tienen mucho para aportar en materia de seguridad y no necesariamente teniendo un cuerpo policial propio, lo vimos en experiencias latinoamericanas que fueron muy eficaces atacando el problema desde otros lugares, con otras institucionalidades. Siempre citamos la experiencia de Medellín con las empresas de desarrollo urbano que permiten avanzar rápidamente en urbanizaciones de gran escala pero también en operaciones de acupuntura urbana que transforman desde abajo los territorios. En Rosario logramos crear esta Empresa por normativa, pero lamentablemente el intendente todavía no la puso en marcha.
Otro instrumento que puede aportar muchísimo es la lucha contra el lavado de activos, tomando toda la ingeniería de datos con los que cuentan los municipios para atacar desde arriba el fenómeno y detectar a quienes se benefician con la criminalidad. También logramos que se cree a nivel local una Agencia Antilavado, la primera en el país, y lamentablemente no se le dan los recursos ni la escala que permita contribuir mucho más en este tema.
Insisto, es crucial que a todas estas discusiones en materia de cómo imaginamos la ciudad de acá a 30 años no las piense y selle Javkin en su despacho sino que sea la ciudadanía la que las construya protagonizando e interviniendo democráticamente en su carta fundacional.


































