Las dos renuncias en el gabinete de Milei sorprendieron también a los gobiernos provinciales. El ex Jefe de Gabinete Guillermo Francos y el ex ministro del Interior Lisandro Catalán fueron -por sus funciones- dos de los funcionarios a los que los gobernadores se acercaron el pasado jueves en el encuentro en Casa Rosada.
Después de los formalismos, con ellos quedó plasmado el compromiso de seguir charlando. Un día después, ninguno de los dos va a seguir en su despacho.
Pero lejos de ser vista como una mala señal, varios de los mandatarios de Provincias Unidas apuntan al lado positivo que podrían tener las modificaciones ministeriales del viernes a la noche.
Reconocen que con Francos habían mantenido un diálogo razonable, pero a la vez creen que su crédito con los gobernadores estaba agotado, porque prometía algo que después no podía garantizar que se cumpliera. Las reuniones eran buenísimas, pero los resultados nunca llegaban.
En ese sentido, se esperanzan en que no siga repitiéndose la historia de acuerdos que no terminan de plasmarse. Ahora esperan que el funcionario designado pueda cumplir lo que se habla.
La nueva esperanza de los gobernadores ahora se llama Santiago Caputo. El asesor presidencial ocuparía finalmente un lugar en el gabinete, incluso a cargo de un área que podría definirse como un superministerio.
Más allá del nombre con el que se defina a sus nuevas funciones y su ubicación en el retocado esquema de poder, para los mandatarios federales se trata de la persona con la que van a tener que tratar cuestiones tan vitales para sus gestiones como las obras públicas, y en general el manejo de la relación con lo que desde el gobierno se llama el interior del país.
Maximiliano Pullaro parte con una ventaja en esa relación. Ya mantuvo varias reuniones con el joven gurú, a quien se adjudica ser el arquitecto político del gobierno y uno de los integrantes del denominado triángulo de hierro junto con los hermanos Milei.
La relación entre Pullaro y Caputo es más que buena. Y entre las charlas que mantuvieron este último tiempo hasta hubo una que evaluó la posibilidad de un acuerdo político que juntara fuerzas para las elecciones intermedias.
Finalmente, esa idea no prosperó por la exigencia de La Libertad Avanza de mantener en exclusiva el nombre de su espacio al frente de las boletas que iban a contener a los candidatos de las dos fuerzas políticas. Pero se llegó incluso a discutir la cantidad de lugares en la boleta única, que se proponía conseguir seis bancas de diputados.
Ahora queda por saber cómo será la nueva relación entre Caputo y una provincia con la que, a la hora de los votos, el gobierno nacional comparte más de un 60% del electorado.
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