Germán Martínez, el nuevo presidente del bloque de diputados nacionales del Frente de Todos, es un dirigente formado junto a Agustín Rossi. Y tiene la ventaja de no haber tenido un alto perfil desde que llegó –hace muy poco, en 2019- al Congreso como legislador. A los secretos del debate legislativo los conoce desde hace mucho más: fue asesor principal de su jefe político cuando ocupaba su cargo, en los tiempos fundacionales del kirchnerismo, con Néstor Kirchner en la Casa Rosada. Como el hoy presidente Alberto Fernández, Rossi puede decir que siempre contó con la aprobación del sureño. Ahora ambos, en momentos distintos pero con idéntica prudencia han hecho lo que han creído necesario, a pesar de las opiniones de Cristina.
En el caso de Alberto, cuando debió decir una frase inconcebible en otro contexto político (“el presidente soy yo”) y en el de Agustín, el mismo momento en que contra la opinión de ella presentó su lista para competir con el espacio de Omar Perotti.
Rossi perdió al punto de que el rafaelino lo duplicó en votos, y sin embargo ha vuelto a cobrar un volumen político que parecía reservado a Perotti, en el plano nacional, como uno de los gobernadores importantes que respaldan el acuerdo con el FMI que Máximo Kirchner rechaza. Lo que pasó después de su renuncia rebotó y cómo en Santa Fe.
Rossi, acaso con la sola muestra de su coherencia en cuanto a su forma de actuar y pensar (sostenida al precio de perder elecciones provinciales, como en el caso del conflicto por las retenciones a la soja), ha vuelto a tener pista al menos entre otros dirigentes del peronismo. Habrá que ver si más adelante eso se transforma en una vuelta al gabinete nacional o en otras posibilidades.
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