Tienen un aliado impensado los esfuerzos del Partido Justicialista de Santa Fe por volver a la idea de cultivar la “unidad en la diversidad” en el oficialismo: la oposición y su repetido no al proyecto de ley de Presupuesto 2022, que el gobernador Omar Perotti envió a las Cámaras a fines de septiembre del año pasado.
Opositores en general, y radicales en particular, exigen para aprobar el mensaje de la Casa Gris que se acuerden asuntos que no figuran en ese proyecto de ley, que están fuera del alcance del texto que tienen en sus manos que ya había logrado media sanción de los senadores y parecía (en diciembre del año pasado) destinado repetir la unanimidad.
Según los legisladores opositores había un compromiso asumido por funcionarios del Ejecutivo de liquidar a municipalidades y comunas que no son del PJ recursos que se han demorado, de las ejecuciones presupuestarias de 2020 y 2021. Y que, según esa versión, significaría revertir la “discriminación” durante enero de este año.
El gobierno, en tanto, niega haber perjudicado a las administraciones que no son de su partido y desconoce que se haya tomado algún compromiso en ese sentido. Y señala en cada oportunidad que se le presenta la mora legislativa.
En cualquier caso, la provincia de Santa Fe sigue sin una ley de cálculo de gastos y recursos, lo que permite a los funcionarios del Poder Ejecutivo provincial la libertad de “reconducir” el presupuesto 2021, dificulta los mecanismos de control y, sobre todo, les da un argumento perfecto ante cada una de sus dificultades o errores: “No tenemos presupuesto, no se nos deja gobernar”, dicen con impecable lógica.
Mapa de situación
La oposición reclama para tratar el presupuesto algo que el texto a debatir no contiene. Que no puede contener. No hay presupuesto en el que figure un punto que dé garantías de que el Ejecutivo tratará a todos los pueblos y ciudades santafesinos como iguales. Va de suyo que debe ser así. Y siempre es un problema de voluntad política el discriminar o no a los que piden ayuda o reclaman sus fondos.
Las quejas son de la oposición pero los mayores interesados en lograr mejorar las cuentas de comunas y municipios de su color político son los radicales. Ese objetivo une a los legisladores que desde hace años son de Juntos por el Cambio, a los que se pasaron a esa fuerza en la última elección o a los que siguen en el Frente Progresista.
Del mismo modo, el no de la UCR y del PS al presupuesto ha permitido que el peronismo tenga un discurso en común. Incluso el primer comunicado del PJ Santa Fe que tiene el apoyo de todos sus sectores internos es para reclamar la sanción del presupuesto.
Dura tarea
Desde que comenzó febrero, el diputado provincial Ricardo Olivera logró reunirse, uno por uno, con los principales referentes de los sectores internos del peronismo que antes y después de las Paso del año pasado se muestran distantes, sin debate interno y con mensajes cruzados a través de los medios.
Desde la sede partidaria de la calle Crespo de la capital provincial hubo la espalda necesaria para que a Olivera se lo escuchara, pero eso no ha impedido que siguieran los gestos de discordia en la dura interna del peronismo santafesino: el gobierno de Omar Perotti decidió limpiar de funcionarios provenientes de La Corriente de la Militancia que lidera Agustín Rossi justo cuando el ex ministro de Defensa cobró un protagonismo fuerte a nivel nacional y mostró que sigue siendo influyente al punto de que es un diputado suyo el que ahora preside el bloque del Frente de Todos en el Congreso.
La principal espada del rossismo en la Cámara de Diputados de la provincia, Leandro Busatto, dijo a horas de que volviera la actividad a la Legislatura santafesina que “las actitudes adolescentes” del gobierno provincial que encabeza Perotti por un momento pusieron “en extrema tensión” al PJ santafesino.
En la disputa interna por “el territorio”, léase intendentes, presidentes comunales, concejales y dirigentes, el sector que lidera el gobernador choca con las aspiraciones del Nuevo Espacio Santafesino (NES) que decidió jugar con Rossi. Y esas diferencias son aún mayores, en términos personales y políticos, entre los senadores del NES y el gobierno provincial, aunque se hable de unidad y se busque incluso que el peronismo logre amalgamar un interbloque en la Cámara alta provincial, con los seis del oficialismo responsable que encabeza Armando Traferri y los seis de Lealtad que son oficialistas a secas.
Cuando las piezas del rompecabezas peronista parecía que podían estallar en la primera sesión de Diputados, ahí estuvo el “no” de la mayoría opositora para aquietar las aguas del peronismo.
En cambio, a la hora de revisar qué pasó durante la gestión de Marcelo Sain como ministro de Seguridad y la investigación que siguen adelante dos fiscales del MPA hubo diferencias internas marcadas en la sesión de Diputados: Matilde Bruera quedó en soledad, en su bancada y en la Cámara, al rechazar una resolución impulsada por su compañero Luis Rubeo para citar a Diputados al Fiscal de Estado Rubén Weder, para conocer los avances del sumario administrativo sobre el tema ordenado por el gobernador Omar Perotti.
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