“Lo de mi señora fue un acto discriminatorio por ser mujer. Yo me había ido de mi casa y hacía las cosas que hace la gente cuando está enferma. Cuando estás mal del mate, no sabés lo que hacés. Ni me acuerdo ahora. Creo que me empujaron para que dijera que sí cuando la despidieron de Aguas”.
Así explica hoy Oscar Barrionuevo lo que se conoce de otra manera. Desde la empresa Aguas Santafesinas afirman que no sólo fue él, sino también sus hijos y otros representantes del gremio los que pidieron al más alto nivel que Vivian Orellano fuera echada de la empresa.
“La denunciaron por intento de envenenar al secretario general del gremio. ¿Cómo no íbamos a aceptar el pedido de despido sin causa?”, recuerdan hoy quienes estuvieron al frente de la empresa en aquellos momentos.
Porque dice que no lo recuerda, Rabanito casi ni habla de la denuncia ni del intento de homicidio que denunció. Dice haber tenido un problema neurológico que le impide recordar todo, y del que ahora está saliendo. “Sólo me queda seguir con las sesiones de fonoaudiología”, cuenta mientras habla entrecortado.
Se lamenta por esa situación porque está convencido de que “el fuerte mío siempre fue el decir en grupos grandes”.
“Creo que me empujaron para despedirla”
Cuando se le pregunta por el despido de Vivian, de quien está legalmente divorciado pero con quien hoy vive otra vez en pareja, evoca que las autoridades de la empresa le recuerdan: “¡pero Oscar, vos lo pediste!”. Asegura que esa era la época en la que tuvo ese problema de salud. “Creo que me empujaron para que dijera que sí a la cesantía”, explica ahora.
Asegura que hoy puede volver a hablar de aquel momento. “Recordar no me hace mal, lo estoy superando”, acepta. Y larga frases como ésta: “La suciedad impacta en la familia”.
Sobre lo que le provoca el revuelo de estos días puertas adentro de la casa donde vive con Vivian, admite que “a ella le causa amargura por las cosas que se dicen de mí. Esto le hace más daño a ella que a mí”.
Y remata con una máxima de su vida: “A mí a veces las cosas me salen bien, pero otras no”.
Lifschitz dijo que no se iba a meter
Sobre la propuesta que hizo para que su pareja integre el Enress recuerda que “la presenté en 2018, pero Miguel Lifschitz no envió el pliego. Le dijo a mi hijo que no se iba a meter, pero que no iba a ir en contra tampoco”.
“Por eso presenté un recurso de amparo, que resultó favorable, aunque ahora parece que nadie quiere tener un lío”.
Sobre su permanencia en el gremio, en el que lleva más de 50 años, sostiene que “tengo un destino por obligación. Los compañeros me dicen ‘si vos te vas, se arma quilombo’. Así que seguiré hasta que me llame el de arriba”.
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