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Informe

Del rojo al violeta: Villa Constitución cambia de color en el contexto de la crisis de Acindar

La cuenta de 0 a 34 que hizo Karina Milei horas después de las elecciones del 29 de junio sintetizó el balance de La Libertad Avanza sobre sus resultados en Santa Fe. El número refiere a la cantidad de concejales obtenidos en la provincia, y comprende entre otros a los de Villa Constitución, Matías Tomasi y Marianela De los Santos. El triunfo libertario en una ciudad asociada históricamente al movimiento obrero combativo y cuya principal actividad económica, la empresa metalúrgica Acindar, acusa el impacto de las políticas del gobierno nacional, desafía las interpretaciones y revela a la vez una clave social del presente.

“Los números de las elecciones en Villa Constitución son paradigmáticos, contradictorios e incomprensibles”, afirma el historiador villense Ernesto Rodríguez. Algo no se entiende: “En las elecciones presidenciales de 2023 Sergio Massa ganó en cuatro departamentos de la provincia y Constitución fue uno de ellos; después de la instrumentación de políticas neoliberales y cuando el comercio local está paralizado y la industria que tracciona la economía de la ciudad programa despidos, suspensiones y retiros, los resultados son al revés de lo que ocurrió dos años antes”.

En las elecciones de concejales de Villa Constitución votó el 50,47 % del padrón, como el promedio registrado de la provincia. La Libertad Avanza obtuvo 6.789 votos, el 34 %, y obtuvo dos concejalías de las cuatro en disputa; Más para Santa Fe sumó 3.373 votos y Unidos 2.700; el resultado es todavía más impactante si se lo compara con las elecciones de intendente de septiembre de 2023, cuando el peronista Jorge Berti fue electo para un tercer mandato y la candidata libertaria Melina Murialdo recibió 1.281 sufragios, el 4,80 % de los votos. Además de en la cabecera del departamento Constitución, La Libertad Avanza sólo se impuso en Casilda y Melincué, en este caso con un candidato acusado por defraudación en San Gregorio.

Matías Tomasi dijo que donará el sueldo de concejal. El referente de La Libertad Avanza se presenta en redes como “creador digital”, aunque proviene de una familia dedicada a la venta de neumáticos y los servicios de gomería. Sus primeras apariciones en público fueron para cuestionar el pliego de la revisación técnica obligatoria de vehículos en Villa Constitución, después de que la firma familiar se presentara como oferente sin recibir la concesión. En campaña, tuvo sus fotos con Martín Menem, Patricia Bullrich y Romina Diez, y ofreció la receta libertaria: se presentó como una alternativa a la política tradicional, agitó el fantasma del kirchnerismo y prometió bregar por la motosierra aplicada al gasto público “y no a los vecinos”.



El discurso puede sonar estereotipado e idéntico al de los candidatos libertarios en cualquier lugar del país pero sintonizó con el malestar del electorado. “El municipio local tiene la imagen de un organismo ineficiente, sobredimensionado, con gastos innecesarios. El voto de los villenses a los libertarios fue en busca de austeridad y de un candidato que supuestamente va a controlar la gestión del Ejecutivo”, analiza Rodríguez.

El lunes pasado Acindar reinició la actividad después de suspender por una semana a 600 trabajadores. La planta de Villa Constitución opera al 50% de su capacidad instalada desde principios de 2024 y según la Unión Obrera Metalúrgica acumula un excedente mensual de entre 15.000 y 20.000 toneladas de acero sin colocar en el mercado. Las perspectivas son críticas: el temor es que se produzcan nuevas suspensiones y retiros voluntarios y se cancelen contratos de operarios.

El grupo indio Arcelor Mittal, propietario de Acindar, argumenta la disminución de la demanda de acero en el mercado nacional, la importación del insumo desde China, la paralización de la obra pública en el país y la caída de la construcción privada. “Es imposible separar la situación de la empresa de la política del gobierno nacional”, subraya Ernesto Rodríguez. Pero es lo que ocurre en Villa Constitución y además “muchos trabajadores de Acindar votaron a La Libertad Avanza”. Los libertarios no se explayaron sobre la situación, pero atribuyen la crisis a los impuestos del municipio que supuestamente alejan a posibles inversores y observan las suspensiones y despidos de trabajadores como “una transformación” que no debería provocar tanta alarma.



Las fallas de la memoria


El presente de Acindar no sólo está disociado de la política libertaria en la percepción de la mayoría de los villenses. También aparece desconectado del pasado y en particular del juicio por la represión entre 1975 y 1976, que retomó las audiencias el mismo día en que la empresa reinició la actividad. La Unidad Fiscal de Lesa Humanidad del Distrito Rosario solicitó prisión perpetua para dos exdirectivos de la metalúrgica y penas que van de los 10 a los 25 años para 15 expolicías federales y un expolicía provincial, y se espera la sentencia del Tribunal para septiembre.

Ernesto Rodríguez es coautor con Oscar Videla de El Villazo, obra que documenta y analiza los hechos de los años 70 en la región. La historia transcurrió en una situación muy diferente de la actual, como explica: “El conflicto se desarrolló en un contexto de crecimiento económico y ocupación plena en Villa Constitución. El detonante fue un conflicto interno dentro de la UOM: la seccional se veía discriminada en la distribución de servicios y fue intervenida en 1970 por el gremio nacional, que por otra parte permitió un avance de la patronal sobre los derechos de los trabajadores y cuestiones de seguridad e higiene. En 1973, cuando se recupera la democracia, la burocracia temía perder la conducción del sindicato y demoró la normalización de la seccional, lo que desató el Villazo: una huelga donde lo que se reclamaba era la normalización y la democratización de la seccional”.

El ministro del Interior de entonces, Alberto Rocamora, acuñó la frase que legitimó la represión: “Operativo Serpiente Roja del Paraná”. Fue el título con el que el gobierno de Isabel Perón desató la persecución contra los trabajadores metalúrgicos y la conducción que encabezaba Alberto Piccinini, lo que hoy se dirime ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de Rosario. Acindar pertenecía a la familia Acevedo y José Alfredo Martínez de Hoz presidía el directorio.

“Martínez de Hoz pasó a ocupar el ministerio de Economía con el golpe militar de 1976. Durante su gestión Acindar alcanzó uno de sus procesos de expansión más importantes, absorbiendo a gran parte de la competencia y construyendo la planta integral. La empresa adquirió una deuda externa que constituyó el 25 % de la deuda externa privada total en el período y fue cargada a la cuenta del Estado. Es decir que la planta integral la pagamos entre todos los argentinos; como otras empresas, Acindar privatizó las ganancias y socializó las pérdidas”, destaca Rodríguez.

El juicio actual se refiere a secuestros que se sucedieron entre el 20 y el 26 de marzo de 1975 y entre abril y junio de 1975, y a secuestros y homicidios perpetrados en enero y marzo de 1976. Roberto José Pellegrini y Ricardo Oscar Torralvo se desempeñaban como personal jerárquico de Acindar y afrontan el pedido de prisión perpetua por ocho casos de homicidio agravado, 29 casos de privación ilegal de la libertad agravada y tormentos agravados y por ser partícipes del delito de asociación ilícita.

Acindar fue un caso testigo de la complicidad empresaria con el terrorismo de Estado, aun antes de la última dictadura. El fiscal Adolfo Villate, titular de la Unidad Fiscal de Lesa Humanidad, y los auxiliares fiscales Juan Patricio Murray y Alvaro Baella solicitaron como reparación simbólica que los medios de comunicación de Villa Constitución —donde el juicio parece brillar por su ausencia— publiquen el veredicto de la causa y que el Poder Ejecutivo de la Nación y al Poder Ejecutivo de la Provincia señalicen como centros clandestinos de detención a la Jefatura de Policía de Villa Constitución, la Delegación Rosario de la Policía Federal y la Prefectura Naval Argentina seccional Rosario.

La historia de la represión, sin embargo, se desdibuja en la región. “Obviamente, el contexto político actual no es el más favorable para la memoria política de los años 70 —afirma Ernesto Rodríguez—. Otro factor que repercute es lo tardío, la demora del proceso de justicia: pasaron cincuenta años, y la mayoría de los culpables y de las víctimas han fallecido. Villa Constitución tiene una tradición de lucha, pero también hay un anestesiamiento de la sociedad, una apatía que se traduce en distintos indicadores y en síntomas de una frustración, por ejemplo la baja participación electoral”.



La casta son los trabajadores


Acindar emplea a unos 2.840 trabajadores entre permanentes, contratados y tercerizados. En la campaña sucia de las redes sociales, los puestos en la metalúrgica suelen ser estigmatizados como acomodos y explotación de la obra pública, y los derechos históricos de los obreros son considerados privilegios.

“Un sector de la sociedad cuestiona a estos trabajadores por cobrar salarios altos supuestamente sin tener una formación, del mismo modo en que critica a los estatales por el régimen de jubilaciones y licencias —observa Ernesto Rodríguez—. A la vez hay trabajadores que no se consideran parte de la clase sino de otro estrato social y una gran cantidad votó a los libertarios. Los dirigentes sindicales trataron de disuadirlos pero evidentemente fracasaron en el intento. Aun hoy, a pesar de las consecuencias, esos trabajadores niegan que la parálisis de Acindar sea producto de las políticas del gobierno nacional y la atribuyen a maniobras de la empresa”.

El historiador villense se siente parte de una militancia “en estado de orfandad y acefalía” después de los fallecimientos de Alberto Piccinini y Victorio Paulón, y sostiene que “una de las grandes derrotas sociales es la pérdida de los valores de solidaridad y de conciencia de clase de los años 70”. Una fábula podría condensar la situación del presente, en sus palabras: “Un genio se encuentra con un envidioso y con un avaro y promete conceder deseos y dar el doble al que elija último. Después de pensar, el envidioso pide que le saque un ojo. Así, en Villa Constitución muchas personas parecen dispuestas a perder un ojo con tal de que otros se queden ciegos”. 


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