Con el convencimiento de que la actual situación educativa de la provincia tiene falencias, el nuevo ministro de Educación, José Goity —con carrera académica y profesional realizada en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR—, asumió su cargo eliminando el “avance continuo” o más conocido como “no repitencia”. Ese fue un caballito de batalla de Maximiliano Pullaro durante la campaña y también uno de los primeros decretos que firmó el lunes siguiente a su asunción.
Desde el vamos, las nuevas autoridades buscaron diferenciarse de lo que venía implementando hasta acá la anterior gestión peronista. “Derogaremos el avance continuo, porque no se trata de pasar sin saber con el único fin de disfrazar de manera ficticia las tasas de egresos”, afirmó en su discurso ante la Legislatura el nuevo gobernador.
El proyecto de “avance continuo” que se aplicó este año en 145 escuelas secundarias públicas y privadas de la provincia de Santa Fe (un 20 por ciento del total), es un modelo que permite al estudiante que adeuda materias poder seguir con el grupo de pares etarios, mientras cursa el año y recupera esas asignaturas adeudadas, muy parecido a lo que se hace en la universidad, es decir, sin tener que volver a hacer lo que ya había aprobado ni repetir. Se había anunciado luego de la puesta en marcha de otras medidas tendientes a retener a los adolescentes en la escuela, entre ellas la calificación por grupo de materias (o trayectos) y no por asignaturas, tras el complejo “trienio” de pandemia, como lo denominaron los salientes. Goity también fustigó esa acción pedagógica.
La contrapropuesta del nuevo ministro pone el foco en la “evaluación”, no solo de los escolares sino también de las propias políticas que aplicarán en los próximos cuatro años. La derogación del proyecto anterior correrá a partir del 2024 y habrá una especie de transición ese año, en el que se mantendrán las horas de los tutores para que realicen el acompañamiento de los estudiantes y luego volver al régimen del resto de las escuelas.
Con ese primer mensaje, se envió también un guiño a la docencia. Las mesas paritarias para discutir salario seguirán vigentes, junto con los concursos de ingreso (titularizaciones) y ascenso a cargos directivos. Aunque sobre esto último se redefinirán algunos módulos del ciclo de formación —diseñado por los anteriores funcionarios y que se está llevando adelante—, para adecuarlo más a las propuestas vigentes.

Tres ejes
Los ejes medulares o prioritarios que plantea esta gestión tienen que ver con la alfabetización inicial de primero a tercer grado de la primaria; la articulación de la escuela secundaria con el ámbito del trabajo y los estudios superiores, y reforzar y fortalecer la formación docente.
Sobre el Plan de Alfabetización Inicial, Goity se había basado en los datos de las pruebas Aprender que marcaban que la mitad de los chicos de tercer grado del país no alcanzaban los contenidos básicos en lectura y escritura. “No decimos nada nuevo si planteamos cuáles son los déficits que tenemos en esa instancia. Por eso, vamos a tomar un compromiso claro, explícito y concreto: que todos los chicos terminen el primer ciclo de educación primaria, es decir, el tercer grado no solo sabiendo leer y escribir, sino estando perfectamente alfabetizados”, indicó, como una de sus propuestas. Al respecto adelantó que se buscará utilizar un “método único” de enseñanza, que se aplique tanto en una escuela de barrio como del centro, y orientar recursos a aquellas instituciones que necesiten mayor apoyatura.
Con relación al secundario, el nuevo ministro tiene la idea de que en los últimos tiempos se confundió inclusión con contención. Es sabido que desde la Ley de Educación Nacional 26.206, el nivel secundario es obligatorio en Argentina, por lo que desde entonces los gobiernos buscan los mecanismos para garantizar el acceso de toda la población adolescente, con un desafío importante en poder retenerlos dentro de las aulas. Si bien Goity reconoce que la repitencia no resuelve nada y que este es un tema “complejo”, considera que tampoco se soluciona con solo dejar pasar de curso, sin que se certifiquen aprendizajes. A eso lo calificó como una “irrealidad”, una “ficción”. Su apuesta es, más bien, tratar de encontrarle “sentido” al nivel medio y trabajar en articulación con el mundo del trabajo, la empleabilidad y los estudios superiores.
Con relación al tercer eje, la idea es jerarquizar a los maestros con recursos y con formación pero también haciéndolos parte de un proyecto educativo que tienda a mostrar resultados de aprendizaje.
Un giro
Con estos adelantos de por dónde vendrá la política educativa, la nueva gestión deja en claro que sus planteos —con “evaluación” y con otros métodos de enseñanza-aprendizaje—, tenderá a enfocarse en la calidad del sistema educativo, mientras que hasta aquí se había puesto la mirada en la retención de los estudiantes en la escuela, máxime en un contexto post pandémico.
Por otra parte, hasta el momento es difícil conocer cómo se comportará el gobierno nacional en materia de financiamiento educativo, porque no lanzó ninguna medida. Esto es crucial para las provincias dado que sólo dos ítems —el Fondo de Incentivo Docente y el Plan 25 (de extensión horaria en primarias)— se giran a Santa Fe, unos 50.000 millones de pesos anuales. A esto se debe sumar la inversión nacional para la construcción de escuelas, los programas de innovación, becas o los planes de mejora del Inet, que no se sabe si van a seguir vigentes.

Autor
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Comunicadora en Diario El Litoral. Área Metropolitana - Educación. En Twitter: @marielagoy
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