“Desmentí eso por favor. No voy a ser candidato a nada. Mi relación con el presidente es de otro tipo, estrictamente personal”. El consultor rosarino y especialista en economía Salvador Di Stefano se encarga de desbaratar con contundencia las especulaciones que lo mencionan como uno de los nombres posibles para encabezar la lista de diputados nacionales de La Libertad Avanza en las elecciones de octubre.
No reniega en cambio de mantener desde hace casi un año encuentros regulares con el presidente Javier Milei, en Olivos y en la Casa Rosada, para charlar de economía, una pasión a la que le dedican largas horas por lo menos una vez al mes. “Hablamos el mismo idioma”, confirma.
“Tengo un veto familiar para hacer dos cosas: meterme en política y ser presidente de Central”, aclara como si se tratara de un pacto inviolable en el que aparece otra de sus pasiones, la deportiva, aunque en ese terreno no está claro si también fue mencionado o se trata de una aspiración personal.
“No me preocupa que me digan pollerudo, pero tomé ese compromiso con mi mujer y con mi hija. No ir a la política es una decisión familiar. Tengo 62 años, una familia hermosa, me va muy bien con mis charlas de asesoramiento, y quiero cuidar esta vida que llevo”, cuenta a Suma Política desde Sicilia, donde está de vacaciones.

El origen de una candidatura
Las versiones sobre su posible candidatura tienen cierto tiempo, pero se consolidaron en la última semana, a medida que se acerca el cierre de listas (será el 17 de agosto) para anotar los nombres que van a representar a cada espacio político en la boleta única para las elecciones nacionales del 26 de octubre.
No fue desde las usinas libertarias donde se empezó a hablar de una eventual candidatura de Di Stefano. En ese ámbito parecen tener bastante claro cuál es la relación que el economista rosarino mantiene con el presidente Milei. Surgieron sin mucho detalle en los campamentos rivales, del peronismo y de Unidos, donde se adelantan por estos días las conversaciones para definir quiénes encabezarán cada lista.
En el peronismo daban por seguro que el especialista en economía que tuvo sus comienzos en la Fundación Libertad iba a ser la sorpresa desde afuera de la política que LLA inscribiría para disputar en Santa Fe la mayor cantidad de bancas posibles que el presidente de la Nación reclama para el Congreso nacional.
Di Stefano asegura que no va a ser así ni porque lo haya rechazado ni porque se lo hubieran ofrecido. No pasó ninguna de las dos cosas. Se cuida de contar detalles de sus charlas con Milei, aunque adelanta que en setiembre va a presentar un libro de su autoría editado por Planeta sobre economía, que podría tener algunos de los temas de los que viene hablando en las reuniones de Olivos. Hará foco en asuntos de los últimos tres años.
Para dar una idea del tipo de relación que mantiene con el presidente de la Nación, aclara que es “estrictamente personal”. Acepta que podría decirse que “pegaron onda” desde que se conocieron, que no fue ni durante la campaña ni antes de que Milei llegara a la Presidencia. Los encuentros donde probó las famosas milanesas de Olivos se vienen dando desde agosto del año pasado.
La primera reunión fue después de una convocatoria desde el Banco Central, donde seducidos por los pronósticos y aciertos del analista rosarino en redes y televisión, le preguntaron: “¿Cómo la ves?”.
La relación se hizo conocida no porque a Di Stefano le hubiera interesado. “Yo no hablo de esto”, se ataja. Es verdad que se cuidó desde el comienzo de no revelar detalles de sus encuentros. Tampoco presume de ese contacto que tiene al más alto nivel del gobierno. En cambio, no pudo evitar que le preguntaran a partir de la difusión de unas fotos en las que aparece junto al presidente Milei y que se publicaron en X.
En una se ven en primerísimo primer plano los dos rostros, en lo que bien podría ser un afiche de campaña electoral que cualquier candidato de La Libertad Avanza desearía tener. En otra está la camioneta con la que el consultor rosarino recorre el país dando charlas, una Amarok, que Milei quiso conocer.
“Te aburriría si te cuento de qué hablamos. Jamás de política. En principio de lo que él quiere, y aclaro que no tengo influencia sobre el presidente. Son temas académicos. Últimamente intercambiamos ideas sobre el atascamiento económico que hay en todo el mundo a raíz de que el sector público crece más lento que el privado”.
Cuenta que les importa más el trato presencial, el encuentro de dos amigos que se juntan a conversar. Por eso no les resulta igual el contacto por Zoom. Revela que se ven menos veces de las que desearían. En ocasiones al rosarino lo invitan y está forzado a decir que no puede, debido a sus recorridas por el interior.

La escuela austríaca
Di Stefano reconoce como un punto en común para esas charlas su conocimiento de los postulados de la escuela austríaca de economía, algo que le debe a las enseñanzas de otro economista, Rogelio Pontón.
La dinámica de la relación pasa por intercambiar libros sobre economía y leerlos, para después hablar y discutir sobre sus contenidos.
Para reafirmar que su relación con Javier Milei es estrictamente personal y que no tiene nada que ver con la política, Di Stefano sorprende al contar que no conoce a Karina, la hermana del presidente, ni al resto del círculo de hierro, que integra Santiago Caputo y al que se suma Lule Menem. “Ellos manejan las cuestiones políticas, en cambio al presidente le interesan más las charlas sobre la macroeconomía”, grafica sobre el mundo Milei.
El consultor rosarino mantiene también una excelente relación con el equipo económico de la Presidencia. En ese ámbito cuenta que lo consideran como “uno más”, aunque esté afuera de cualquier cargo. También ha participado de varias reuniones con economistas a las que ha convocado el Banco Central.
Bromea que en sus charlas lo previene al presidente para que se cuide con lo que le cuenta, le recuerda que trabaja como consultor y que se debe a sus clientes. En esos contactos funciona como alguien que le comenta al presidente detalles de la realidad de un productor agropecuario o de una pequeña empresa santafesina, del que importa maquinaria o del que reniega de las retenciones. “A mí me conviene que a él le vaya bien y que la inflación baje”, responde ante una pregunta, y acepta que le interesa colaborar en “dar la batalla cultural”.
En la página de la consultora que lleva sus iniciales, SdS, afirma ser “mucho más que un analista de negocios”. Y se presenta como alguien que “inspira, enseña y guía”.
“Rosario me ha tratado muy mal”, señala como quien no olvida un rencor. Aunque reconoce que ahora lo llaman más, después de sus frecuentes apariciones en medios nacionales. “Son los mismos que me dijeron hace unos años que no les interesaban mis análisis de economía. Demostraron que tenían la misma visibilidad que el vigía del Titanic”.

Autor
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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
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