Durante cada viernes, hasta que llegue el receso legislativo de invierno y también después de esa quincena de inactividad, en la Cámara baja de la Legislatura santafesina habrá reuniones en las que se alternarán diputados en unos casos, con sus asesores en otros. Lo harán con un solo objetivo: acercar posiciones para que, en el corto plazo, sean menos de nueve los proyectos de ley para la reforma de la Constitución santafesina. Más que unificar o consensuar, se buscará hasta encastrar proyectos que en su primera redacción están plagados de diferencias fuertes, de fondo.
Este viernes 24, el último de junio, fue el turno de los colaboradores de los legisladores que tienen en sus agendas como prioridad avanzar con la reforma de la Constitución de Santa Fe. No discutieron qué hacer sino qué hay en discusión; no fijaron las posiciones políticas que les corresponde a sus jefes, sino que prepararon un marco técnico para que resulte más fácil mostrar similitudes y diferencias entre los expedientes.
El paso inicial lo dieron los integrantes de la Comisión de Asuntos Constitucionales al fijarse una agenda de trabajo que bien puede ser considerada un plan para no dejar que caigan —ante el tajante no de los radicales de Evolución— sus iniciativas reformistas.
El encuentro inicial para trazar un calendario que sueña con tener en setiembre media sanción de la Cámara baja fue en Rosario, y hasta ese hecho geográfico anecdótico es tenido en cuenta en el Senado donde estos pasos se ven sin las mismas simpatías, e incluso con cierta desconfianza.
Los socialistas Joaquín Blanco, Gisel Mahmud y Esteban Lenci; las justicialistas Matilde Bruera y Lucila De Ponti; los radicales de Juntos por el Cambio Marcelo Boscarol y Marlén Espíndola; Ximena Senn del PRO; Mónica Peralta del GEN; Gabriel Real del PDP; Agustina Donnet de Igualdad; Nicolás Mayoraz de Vida y Familia; Damaris Pacchiotti de Ciudad Futura; y Betina Fiorito de Encuentro Republicano participaron de la primera ronda de conversaciones, que trazó objetivos y también cómo avanzar en términos prácticos.
Coincidieron al menos en una metodología de trabajo, que luego tendrá una evaluación política de cada espacio. Hay desde quienes no quieren más que retoques para modernizar la Constitución, con parte de lo que se ha avanzado en el derecho medio siglo después de sancionada la actual Carta Magna, hasta aquellos que no dudan en avanzar con complejas regulaciones a la propiedad por razones colectivas que entienden superiores. Con o sin reelección, con educación realmente laica o con la Iglesia metida en las aulas. De todo.

Los números
En la Cámara de Diputados provincial los números potencialmente favorables para una reforma dicen que ya hay un dieciocho por ciento de sus integrantes que ha presentado sus proyectos de ley para declarar la necesidad de revisar la Carta Magna santafesina. Además, veintiocho de los cincuenta representantes ya es firmante de alguna de las nueve iniciativas que existen en el cuerpo, en un arco muy amplio de fuerzas políticas que piensan que el tema no debería volver a frustrarse, pero no van a resignar tan fácilmente sus posiciones ideológicas.
El número de los dos tercios que se requiere para la media sanción es de treinta y cuatro expresiones por la positiva. Así, faltan solo cinco diputados más que pulsen el botón que le pase el tema a la Cámara de Senadores donde la cuestión parece tener bastantes menos chances.


Posición partidaria
Se trata de encontrar mecanismos y sobre todo el consenso que en otras oportunidades, de los 90 para acá, no se ha completado. La Constitución ha previsto cómo debe ser reformada en su artículo 114, mediante una ley especial que deben votar dos tercios de los miembros de cada Cámara.
Por eso es tan trascendente la posición que ha adelantado el radicalismo santafesino mediante sus órganos partidarios. El presidente del Comité Provincial, el senador por San Cristóbal, Felipe Michlig, ha dicho sin medias tintas que sus legisladores no van a apoyar una reforma de la Constitución en las actuales circunstancias, al advertir que no se trata de una prioridad para la población (un argumento siempre vigente cuando no se quiere ir por ese camino, usado por unos y otros, alternancia mediante, en distintas oportunidades).
En términos legislativos, plantearse una media sanción de un tema de fondo cuando en el punto de inicio es de nueve proyectos, y en cuestión de meses, es una apuesta fuerte. Pero puede que se construya en Diputados ese consenso a sabiendas de que en el Senado el tema no encontrará el mismo eco. Allí el peso de los radicales de Evolución impide pensar en dos tercios y a esas expresiones de rechazo a la reforma se deberían sumar las dudas dentro del propio justicialismo, en el bloque del Nes que reivindica el “oficialismo responsable”. Mientras tanto, el gobernador Omar Perotti ha hecho lo más efectivo para que el tema avance: prometer que no va a pujar por una eventual reelección.



































