El 2021 no es lo que se esperaba. El aumento de los alimentos con salarios por el piso y rebrote del virus saca a la luz el lado más brutal del país con más recesiones en los últimos 50 años, después del Congo. De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, la Argentina necesitará cinco años para recuperarse de la caída económica de la pandemia. Recién en 2026 estaría como en 2019, cuando estaba muy mal.
En medio del cierre de exportaciones y lockout de las entidades agropecuarias, el gobierno provincial trazó una diferencia. E hizo saltar las emociones geográficas del Frente de Todos. El gobernador mira para el costado, a Córdoba. Y más allá de las interpretaciones psicológicas, hay una razón central: Córdoba pasó a ser el motor del agro. Y la columna vertebral de ese crecimiento es el maíz. Las lluvias de marzo hicieron de Córdoba la provincia líder del sector: con 10,2 millones de toneladas de maíz y 2,5 millones de soja, supera por 4 millones los resultados de Santa Fe y Buenos Aires. Córdoba tendrá la mayor cosecha del cereal de toda la historia.
Perotti busca una base política ahí donde la hay. Aspira a organizar una red agroindustrial entre privados y entes públicos basada en el intercambio de información, la adopción de tecnologías y la ejecución de programas. La elaboración de un piso que incluye sumar al Partido Fe, ligado a la UATRE (trabajadores rurales). El maíz es el estandarte de la diferencia a través del volumen y la apertura de un territorio de exploración mucho más amplio y diverso, con múltiples consecuencias, entre ellas, en la distribución del poder político.
El grano americano
Durante el 2020, los puertos argentinos despacharon 56,5 millones de toneladas de granos. Y hubo un nuevo protagonista: el maíz, que llegó al mayor volumen histórico y abarcó casi el 64 por ciento del total. Junto con el sorgo, son los dos productos que crecieron en el 2020. El maíz, con 36 millones de toneladas embarcadas, superó en más del 50 por ciento el promedio despachado en los últimos cinco años. Ese crecimiento implica un aporte adicional de 5 mil millones de dólares.
De acuerdo a la Bolsa de Comercio de Rosario, para la próxima campaña se sembrarán 1,75 millones de hectáreas en la región núcleo, alrededor de 140 mil hectáreas más que el año anterior. Se trata de la quinta cadena donde la Argentina tiene mayor presencia global y genera un 5 por ciento del empleo del sector, alrededor de 116 mil puestos de trabajo.
Pero fundamentalmente se trata de mayores posibilidades para la integración productiva, la introducción de tecnologías, el desarrollo regional y el agregado de valor en origen, dado su potencialidad para la transformación en proteína animal o el uso industrial y energético. Cualquier ideal de economía circular tiene al maíz como una pieza estratégica para su funcionamiento.
Cuando eran tema las inversiones chinas para granjas porcinas, a un lado de las pirotecnias verbales, tanto Córdoba como Santa Fe avanzaron en negociaciones directas con actores chinos para desarrollar establecimientos medianos, donde el maíz es el insumo fundamental. Es ese perfil desde donde se puede ensayar un peronismo con base en el sector productivo y una interpretación de la realidad nacional diferente a la que irradia desde el AMBA.

La fiebre de los cereales
Argentina es el tercer vendedor mundial del grano y su incidencia está alrededor del 15 por ciento. Hasta los años 90, era el segundo, pero fue desplazado por Brasil. Para la campaña 2020-2021 los principales compradores son China, Japón, Vietnam, la Unión Europea y México, que concentran alrededor del 46 por ciento del comercio mundial.
Desde el 2016, en la Argentina, el maíz pegó un salto de 10 millones de toneladas y se incorporaron más de 2 millones de hectáreas. La buena relación insumo-producto aumenta las expectativas en torno a esquemas productivos con mayor rotación y, por lo tanto, menor deterioro de los suelos. La Bolsa de Comercio de Rosario habla de la rotación de tres patas, es decir, tres cultivos en dos años: trigo-soja de segunda y, al año siguiente, maíz.
Este esquema ofrece mejores resultados que el de la soja temprana, el modelo en el que se apoyó la “sojización”. El año pasado, la soja retrocedió unas 200 mil hectáreas y se prevé que volverá a caer al menos en 100 mil para el ciclo actual. Sin contar las ventas de las cadenas que transforman el maíz en proteína animal, el complejo maicero aportó en 2020 más de 6 mil millones de dólares.
El impulso del grano americano está basado en tres factores: oferta, demanda y tecnología. Hasta el 2010, el área sembrada no superó los 3 millones de hectáreas. Fueron los años de la expansión de la soja. A partir de 2016, con la reducción de retenciones, se abandonaron los planteos defensivos y se profundizó la aplicación de tecnología. La superficie se amplió a 6,3 millones de hectáreas.
El año pasado, la soja retrocedió unas 200 mil hectáreas y se prevé que volverá a caer al menos en 100 mil para el ciclo actual
Con rindes superiores y un total de 24,4 millones de toneladas, Córdoba produce más maíz que la suma de Buenos Aires y Santa Fe. Entre las tres provincias producen 47,2 millones de los 58 millones de toneladas que el Ministerio de Agricultura estima para la campaña. Los cordobeses encabezan la aplicación de agricultura de precisión por establecimiento.
Según estudios del departamento de Investigación y Perspectivas Tecnológicas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en 7 años cambió el uso del tipo de híbridos de maíz, de 63 por ciento de semillas con eventos apilados a 92 por ciento, en detrimento de semillas con eventos simples. Con mejor fertilización y prácticas, calculan que aún queda por recorrer un sendero de un 40 por ciento en rendimiento.
En Córdoba el 75 por ciento es siembra tardía, realizada hacia diciembre. En la región pampeana, el 75 por ciento es siembra temprana, con la ventana entre septiembre y octubre. Al oeste de Buenos Aires y al norte de La Pampa, las proporciones son mitad y mitad. En los últimos años, el cultivo se extendió hacia el norte del país a partir de los desarrollos genéticos de las semillas que facilitan una adaptación óptima. La diversificación de fechas es un punto a favor de la Argentina en la competencia mundial, ya que evita concentrar la oferta solo en 3 meses.

Retenciones y democracia
En un clima por demás de irritable, la mención por parte de dirigentes oficialistas de la necesidad de aumentar las retenciones al maíz, abonan al desconcierto. Los cultivos tienen una incidencia directa en los costos, como insumo para fabricar alimentos y al empujar el precio de los alquileres, lo que, a su vez, repercute sobre costos.
En un clima por demás de irritable, la mención por parte de dirigentes oficialistas de la necesidad de aumentar las retenciones al maíz, abonan al desconcierto
En el caso del maíz, el Estado puede aumentar tres puntos más las retenciones que hoy están en 12 por ciento. Del total producido en el país se exporta el 75 por ciento. De lo que queda, la Bolsa de Comercio de Córdoba explica que el precio que recibe el productor no significa más del 20 por ciento en los alimentos.
Las explicaciones sobre las subas de la cotización internacional de las commodities reconocen su multicausalidad. Por un lado, la demanda china. Por el otro, la volatilidad mundial que llevó a los fondos de inversión a refugiarse en las materias primas. La toma de posiciones especulativas, combinado con las dificultades climáticas en los países productores, hicieron que la cotización trepara a máximos históricos.
Con la negociación en marcha con el FMI y la postergación del pago al Club de París, el gobierno depende como nunca del ingreso por las ventas al exterior que en los primeros cinco meses alcanzó un nuevo récord. De los dólares que el Banco Central pudo comprar en este período, una parte menor fueron a las reservas. El resto se utilizó para el pago de intereses y en las intervenciones con bonos para contener la cotización del dólar financiero.
En la Argentina, sin retenciones no hay democracia. Pero el 2008 fue un límite a la posibilidad de redistribución con tregua política. En este contexto, tensionar aún más la cuerda con el sector agropecuario no solo conlleva el problema del abastecimiento, sino que puede frenar cambios que se dieron en la producción nacional y de las cuales se podrían obtener mayores beneficios. Aunque estos sean para el mediano y largo plazo, y hoy solo impere la urgencia.
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Hace periodismo desde los 16 años. Fue redactor del periódico agrario SURsuelo y trabajó en diversos medios regionales y nacionales. En Instagram: @lpaulinovich.
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