“Los desafíos que nos plantea la era digital son resistir a los encantos de la despolitización de nuestras sociedades y superar la inercia de los gobiernos tradicionales. No dejarse seducir por el discurso fácil, apocalíptico, post ideológico y al mismo tiempo dejar de insistir con las prácticas políticas que no se corresponden en absoluto con las nuevas realidades sociales”. Así enfatizó Daniel Innerarity, en su clase magistral «Inteligencia Artificial y Democracia», al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Rosario. Investigador, docente y ensayista del País Vasco, a quien el semanario francés Le Nouvel Observateur incluyó entre los 25 grandes pensadores del mundo, reflexiona desde la filosofía política sobre los nuevos escenarios ideológicos y un mundo siglo XXI.
“Daniel es de esas personas que, en el medio de una sociedad donde hay mucho ruido, donde hay exceso de ideas y lo que falta son buenas preguntas, ha logrado poder construir agendas, poder hacer las preguntas adecuadas y poder promover esos conceptos que nos permiten escaparnos del ruido y poder desentrañar el presente y el futuro de la política democrática alrededor del mundo”, dijo la decana de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Cintia Pinillos, al abrir el acto que se realizó el 4 de diciembre último en la sede de la UNR, Maipú 1065 y presidió el rector Franco Bartolacci.
“Sí juro”, respondió Innerarity, flanqueado por las banderas española y argentina, al compromiso asumido frente a la institución académica que le abría sus puertas, y frente a un auditorio atento y más que complacido con su presencia. “El objetivo del doctorado honoris causa tiene la vocación de, formalmente, incorporar a quien se reconoce al cuerpo de profesores y profesoras de nuestra universidad”, enfatizó Bartolacci al momento de agradecer y destacar “tu trayectoria y manera de hacer y mirar la vida, un conjunto de valores de nuestra institución que vemos reflejados en quien homenajeamos”.
Una teoría crítica de IA
Innerarity tiene en su haber más de una docena de libros. Una teoría crítica de la inteligencia artificial es su último texto que se publicará en marzo de 2025, y por la vigencia del tema, resulta insoslayable en sus presentaciones. “Estoy de acuerdo con la idea de que las sociedades contemporáneas necesitan una enorme movilización cognitiva y una implementación técnica todavía mayor, pero mi conclusión es que el argumento último en favor de la democracia no es epistémico, sino decisional”, explicó en el marco de su exposición. Y agregó que es necesario “hacer todo lo posible para que las sociedades tomen las mejores decisiones pero la legitimidad final no procede de la corrección de sus decisiones, sino del poder de decisión que tiene la ciudadanía con independencia del buen o mal uso que haga de ese poder”.
Para el multipremiado filósofo, “la inevitabilidad de decidir es la justificación definitiva de que la democracia sea una forma de gobierno donde los legos, nosotros, tenemos la última palabra sobre los sistemas de expertos, los legos no deberían ser tan poco inteligentes como para prescindir de los expertos ni tan poco demócratas como para no reservarse una decisión final una vez que han hablado los expertos”
“No parece que haya, hoy por hoy, un dispositivo tecnológico que nos libere de esta necesidad de decidir; yo añadiría, afortunadamente. Los procedimientos de la Inteligencia Artificial no pueden exonerarnos de esa decisión. Hay política allá donde pese a toda la sofisticación de los cálculos, nos vemos finalmente obligados a tomar una decisión que no está precedida por razones abrumadoras ni conducida por unas tecnologías infalibles”, analizó.
“Todos los procesos de tecnificación tienden a modelizar, automatizar, de manera que el factor humano sea menos relevante, los humanos hemos dejado de soñar con la perfecta tecnología de la justicia, pero tampoco hemos dejado de experimentar el peso de que sean nuestras decisiones las que carguen con la última responsabilidad de hacer que la sociedad sea justa”, enfatizó entre aplausos.

Nuevos paisajes ideológicos
Innerarity es doctor en filosofía, catedrático de filosofía política y social, investigador de Ikerbasque, la Fundación Vasca para la Ciencia, en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática. Además, titular de la Cátedra Inteligencia Artificial y Democracia del Instituto Universitario Europeo en Florencia. Dialogó con Suma Política sobre dos de los ejes de sus reflexiones: democracia y libertad.
—La libertad heroica del Himno que recién escuchamos tiene algo que ver con la libertad libertaria. Usted dijo que la derecha la tomó como slogan…
—Hay una especie de monopolización de la idea de libertad, al mismo tiempo que tiene una visión muy reductiva de ella, hay una idea de libertad en esas nuevas derechas como desvinculación de lo colectivo, como ausencia de interferencias, y yo defiendo una posición republicana de libertad, creo que es la concepción que está detrás del Himno de Argentina, creo que es la concepción de que somos libres cuando no hay dominación; es distinto que no haya interferencias a que no haya dominación.
—Desde esta perspectiva, el gobierno de Argentina parece ir en línea directa a una homogeneización ideológica….
—No le concedería, por lo que yo conozco a Milei, una gran coherencia ideológica, no ha ganado las elecciones por tener una doctrina política sofisticada, creo que es un conjunto de impulsos muy elementales que han encontrado un caldo de cultivo, en una sociedad con una crisis muy profunda y muy antigua. Por tanto, no me parece demasiado sorprendente que advirtamos incoherencias en su manera de hablar y de gobernar.
—En el día de su visita a Rosario se realizó en Argentina la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y el presidente Javier Milei ofició de anfitrión. Usted habla de nuevos paisajes ideológicos ¿Se está resignificando la derecha?
—Mantengo la distinción entre pensamiento conservador y extrema derecha. Creo que son dos cosas distintas, creo que las extremas derechas nuevas, no son equiparables al viejo conservadurismo tradicional, son más bien rupturistas, antisistémicas y no quieren tanto renegociar las reglas comunes como situarse por encima de ellas. Si no, no se explicaría la actitud de las derechas radicales que yo conocí un poco más en Europa, por ejemplo, frente a las constricciones a la libertad de movimiento que hubo en la pandemia o su resistencia contra la idea misma de fiscalidad y de contribución al interés común o el negacionismo del cambio climático.
Me parece que, el primer punto, si queremos entender bien lo que son estas nuevas derechas, debemos distinguirlas de lo que es el pensamiento conservador. Ese foro no tiene nada que ver con el pensamiento conservador, como ha sido el Partido Popular, la Democracia Cristiana en Europa, o lo que fue aquí Mauricio Macri, creo que tienen poco que ver con lo que representa Milei, Viktor Orban (Hungría) , o Santiago Abascal (España).
—En Argentina la polarización funge de pivote en el devenir político. Usted dijo que la polarización está sobrevalorada.
—Creo que la polarización es más un procedimiento político de ciertas partes de la élite que algo real en la sociedad; a la polarización política no corresponde dos bloques sociales compactos que estuvieran en perpetuo antagonismo. Más bien lo que hay es un revolutum de opiniones, intereses muy dispersos, que ciertos políticos tratan de centrifugar en opciones extremas, pero la sociedad es bastante resistente, hay todavía espacios de centro, de gente moderada, hay gente apática de la política que no está hipercalentada.
—Acá entraría la emocionalidad. La derecha la utiliza evitando todos los filtros de la razón.
—Las emociones son muy importantes en política, pero una emocionalidad menos dramatizada, menos agónica, emociones más tranquilas, creo que esto todavía tiene espacio en las sociedades contemporáneas
—En su libro Una teoría de la Democracia Compleja, gobernar en el siglo XXI, hay una mirada innovadora en el análisis que realiza.
—Hay dos cosas que reivindico en mi libro La Democracia Compleja, una teórica y otra práctica. La teórica es que la mayor parte de los conceptos que tenemos: poder, representación, soberanía, Estado, etcétera, nacieron en un mundo completamente distinto del actual, por lo tanto hay que volver a repensar esos conceptos.
Con respecto a la práctica, vivimos en una sociedad donde los simplificadores, los que emiten discursos simples: ellos, nosotros, los de arriba contra los de abajo, reduccionistas, están teniendo demasiado éxito, y sólo los combatiremos si damos con un modelo de discurso de conversación política un poco más sofisticado.
—La épica en la política genera sujetos críticos, con conciencia o sólo fideliza.
—La persuasión en la política se hace más desde el pensamiento incrementalista, poco a poco, paso a paso, transacción, negociación, que desde la épica del todo o nada.
—La filosofía es un buen lugar para la reflexión política.
—En este momento creo que la política tiene tal volumen de problemas, de enigmas y de crisis que la voz de la filosofía, sin ser la única ni quizás la más importante, es muy necesaria. Me llevo muy bien con los científicos de la política, los economistas, con los sociólogos, de hecho ahora ya soy profesor de esta Facultad de Ciencia Política. Pero el punto de vista de nosotros es un poco diferente al de ellos, y ese punto de vista más reflexivo, más teórico, es importante, repito sin que sea la única voz interesante.
Trabajo muchísimo, dice Innerarity sobre el final y sonriendo, “eso me apasiona, y cuando se trabaja mucho y se tiene pasión, salen muchas cosas”. Afable y dispuesto, un pensador original y profundo de los desafíos del siglo XXI.
Obra de Innerarity
Un mundo de todos y de nadie; La democracia del conocimiento, La humanidad amenazada: gobernar los riesgos globales (con Javier Solana); El futuro y sus enemigos; El nuevo espacio público; La sociedad invisible; La transformación de la política; La política en tiempos de indignación (2015); La Democracia en Europa (2017); Política para perplejos (2018); Una teoría de la democracia compleja (2019); Pandemocracia (2020) y “La sociedad del desconocimiento” (2022).


































