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Economía

Los dólares del campo en 2022, entre nubarrones productivos y un vendaval político

Hasta el momento en que Máximo Kirchner presentó su renuncia a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos, la relación entre el gobierno y el agro parecía navegar hacia un equilibrio. Sin despejar suspicacias, el efecto de la reestructuración del gabinete que dispuso el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, exhibió la fragmentación en la dirigencia rural. Pero el apoyo del sector al entendimiento con el Fondo Monetario Internacional se desvaneció en el aire de la confusión que instaló la carta del líder de La Cámpora.

Algunas de las proyecciones privadas hablan de una reducción a la mitad del saldo comercial para este año. Las exportaciones retrocederían un 4 por ciento y las importaciones se incrementarían en un 5 por ciento. La sequía juega un papel fundamental: la soja tendría un 1,8 por ciento menos de superficie, con una producción un 11 por ciento inferior a la campaña anterior. El maíz, de acuerdo a las proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, tendrá un resultado final un 16 por ciento menor. El girasol apunta a ser el menos zarandeado por la seca y consolida un horizonte promisorio a raíz de los conflictos entre Rusia y Ucrania. 

Si bien desde el Ministerio de Agricultura no arrojan cifras, reconocen que los cultivos en buen y muy buen estado se redujeron respecto a la temporada previa. Esto tendrá su correlato en el ingreso de divisas, que en 2021 registró cifras récord para lo que va del siglo. En total se liquidaron 32.808 millones de dólares, un 31 por ciento más que en 2011, el récord anterior. La suba fue del 62 por ciento respecto al 2020 y del 28 por ciento sobre el 2019. Para este año, los principales productos de los complejos de soja y maíz caerán en aproximadamente 13 millones de toneladas, esto es una pérdida cercana a los 2.665 millones de dólares a precios actuales, un 10 por ciento del total del 2021.  

El año pasado, la molienda de cereales alcanzó su mejor diciembre con una producción de 1,26 millones de toneladas y acumuló en el año 15,7 millones de toneladas, un 4 por ciento más que en 2020. Las exportaciones de los productos de la molienda también llegaron a máximos en volumen y en valor. En diciembre se exportaron 2,3 millones de toneladas por un total de 1.267 millones de dólares, casi el triple que el mismo mes del año previo, marcado por conflictos gremiales en el puerto. El acumulado de 2021 alcanzó los 20.881 millones de dólares, un crecimiento del 61,4 interanual. En cuanto al volumen, fue el máximo de la historia con 38 millones de toneladas. Las harinas, pellets y aceites de soja representaron el 90 por ciento, y los destinos principales fueron India, Vietnam, Indonesia e Irán. 

Para el maní, trigo y carnes y cueros bovinos, fue la segunda anotación histórica, y tanto el complejo maicero como el sojero registraron récords. Este último, por sí solo, explicó el 30 por ciento de las exportaciones nacionales. En cuanto a productos, el vino envasado, el trigo, el aceite de soja y el maíz en grano, tuvieron su mayor participación en la historia. El sorgo mostró una importante recuperación y tuvo su segunda marca histórica. De los 15 principales, 12 estuvieron entre las 3 mayores marcas de su historia. Como desde el 2002, el principal producto exportado fue la harina/pellets de soja con 12.107 millones de dólares, igualando el récord de 2014. 

El lugar de Santa Fe

A pesar de haber quedado en la sexta posición en cuanto a los envíos de fondos nacionales para obras públicas, Santa Fe es la primera provincia en molienda de granos, el rubro exportador más destacado. En diciembre de 2021 representó el 83 por ciento de la industrialización de oleaginosas, con el 85 por ciento de la de soja, y el 15 por ciento del trigo pan. En números interanuales, la producción de oleaginosas creció un 365 por ciento en la provincia. En Buenos Aires, fue del 47 por ciento, con acento en el girasol. Y en Córdoba, un 83 por ciento, con retracción en girasol y maní. La molienda de trigo se expandió un 18 por ciento en Santa Fe. En Buenos Aires, un 11 por ciento. Y en Córdoba, un 14 por ciento. Pero el gran rubro de la agroindustria desde el cual Santa Fe tributó fuerza a la recuperación nacional fue la maquinaria agrícola, que apuntó una suba del 146 por ciento respecto a la prepandemia. 

Según el INDEC, en los primeros 9 meses del 2021, aumentó la producción de todas las divisiones de la maquinaria agropecuaria en términos interanuales: las sembradoras crecieron un 31 por ciento; las cosechadoras un 66 por ciento; los tractores casi el 100 por ciento; las pulverizadoras un 68 por ciento; los implementos de acarreo y almacenaje, un 47 por ciento; y el resto de implementos, un 24 por ciento. Se trata de un indicio para medir los factores de impulso de la inversión durante el año pasado. El sector donde hubo un crecimiento respecto al 2020 (20 por ciento más) pero caída respecto al 2019 (19 por ciento menos), fue el de biocombustibles, atravesado por la nueva ley que golpeó de lleno. 

El gran rubro de la agroindustria desde el cual Santa Fe tributó fuerza a la recuperación nacional fue la maquinaria agrícola, que apuntó una suba del 146 por ciento respecto a la prepandemia

En lo referido al empleo privado registrado en la agroindustria, en octubre totalizaron 880.343 puestos, un alza del 1,2 por ciento en comparación al mismo mes del 2019 y del 0,3 por ciento con respecto al 2020. El sector primario acaparó 320.444 puestos, el 36 por ciento del total, con caída respecto a dos años atrás. Los sectores industriales de alimentos, bebidas, cueros y tabaco, registraron 382.184 puestos. La alimenticia agrupó el 34,3 por ciento del total, unos 301.870 puestos. La de maquinaria y equipo relacionada, con 17.655 puestos, fue la más dinámica: creció 7,5 por ciento interanual y 13 por ciento respecto al 2019. La química, compuesta de insumos agropecuarios y biocombustibles, registró 10.152 puestos. El agregado de los sectores industriales registró 409.991 puestos. Y en el comercio, fueron 149.908 empleos. Santa Fe es la segunda provincia con más puestos de trabajo: 104.675 puestos. La mayor participación relativa la tuvieron la producción láctea, la de grasas y aceites vegetales y la sojera.

El juego de la oca

Desde Agricultura pusieron como objetivo del año trabajar en el despliegue del plan ganadero, el fortalecimiento en control de la pesca ilegal y potenciar el auge de la lechería. También ronda el proyecto de ley agroindustrial, que podría tratarse durante las sesiones extraordinarias. Aunque el 2022 trae mayores riesgos desde el frente externo a partir de la debilidad del crecimiento de Brasil, el principal socio comercial, los posibles rebrotes de la pandemia y sus consecuencias logísticas, la ralentización de China y el endurecimiento de la política de la Reserva Federal para combatir la inflación, lo que produciría un cimbronazo sobre la liquidez global y el precio de los commodities. 

Es una señal de alerta justo en el sector de mayor competitividad y puente estratégico de vinculación con los flujos de comercio global. El año pasado, de los 77.934 millones de dólares que ingresaron por ventas externas, el sector agroalimentario aportó 52.820 millones. El total exportado de todos estos complejos medidos en toneladas, 106,5 millones, fue un 14 por ciento superior al 2020. Mientras que el valor exportado de granos y derivados creció 55 por ciento. En definitiva, de 41.534 millones de dólares totales, 11.022 millones se explican por el efecto precio. Eso fundamentó el superávit comercial, que no logró trasladarse a una acumulación de reservas.

El año pasado, de los 77.934 millones de dólares que ingresaron por ventas externas, el sector agroalimentario aportó 52.820 millones

El fenómeno climático hará del 2022 un año algo más mezquino. El arreglo de palabra con el FMI prometía descomprimir el período entre cosechas hasta el ingreso de la campaña gruesa durante el segundo trimestre del año. Es el momento del año en el que los resultados fiscales son más alentadores para avanzar en objetivos como la reducción de la emisión monetaria y el aumento de la recaudación con el pago de retenciones, bienes personales y ganancias. Este año, la búsqueda de la normalización macroeconómica probablemente no gozará de récords en valores absolutos y en participación sobre exportaciones totales. La meta de refuerzo de reservas en 5 mil millones de dólares delineada con el Fondo dependerá del desempeño de la balanza comercial. Para colmo, la falta de lluvias aún asedia con riesgos mayores. Y los nubarrones productivos atizan los vientos políticos que coparon de golpe un escenario de por sí difícil. 

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