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Economía

Manías, pánicos y cracs: la economía en las elecciones

La economía llega detonada a las elecciones. Tras casi dos años de deterioro acelerado la foto es estremecedora: dólar incontrolable, inflación en crecimiento, actividad estancada y empleo e ingresos en franco derrumbe. El pánico cambiario en la última semana sintetizó la percepción de un juego terminado en lo económico, más allá del resultado de los comicios.

“Es el peor escenario en 42 años para una elección de medio término”, describió el lunes el economista Cristian Módolo durante la presentación de su último informe de coyuntura en  la Asociación de Empleados de Comercio (AEC). Repasó una historia que había relatado en tiempo real, desde el pecado original del programa de Luis Caputo, su inconsistencia cambiaria, hasta la crisis de abril, cuando debió pedir de urgencia el auxilio del FMI. Puede sonar paradójico pero a partir de ese rescate los dólares se empezaron a fugar en masa.

“Hubo tres corridas cambiarias este año y asistimos a la cuarta, pero en el medio se fugaron divisas por el valor de una cosecha, 30 mil millones de dólares, y el gobierno se quedó sin dólares, solo quedó vendiendo el Tesoro de EEUU”, recordó el economista. La inédita intervención norteamericana en las decisiones de política económica local indica que “este plan no va más” y que la administración Trump, aun en medio de fuertes cuestionamientos en su país, decidió ponerse al frente de la transición.


El desembarco


Mientras Scott Bessent vendía dólares en el mercado cambiario, el CEO del JP Morgan viajó a Buenos Aires para participar de una reunión mundial del banco y, de paso, explorar garantías que respalden una operación orquestada por el propio secretario del Tesoro para recomprar deuda argentina por 20 mil millones de dólares. La designación de Pablo Quirno como canciller consolida el protagonismo de los ex ejecutivos de esa casa de inversión en el gabinete. El empoderamiento del funcionario a cargo de la política de endeudamiento ajusta el alineamiento externo con la geopolítica de Donald Trump a los planes de la aristocracia de Wall Street.

No será a costo cero, como puede deducirse de la larga lista de declaraciones y acciones de funcionarios del gobierno estadounidense, desde el embajador designado hasta el mismo presidente. Las intromisiones orientadas a la relación con China, la gestión de los recursos naturales y el ordenamiento político ya son un commodity. El punto de espanto escaló ahora a las referencias sobre “Estado fallido” y “lucha por la supervivencia”.

Cuanto más se adentra el gobierno norteamericano en la aventura argentina más costosa es una eventual salida. Si tan solo decidiera realizar los pesos que embolsó Bessent en la campaña, el efecto desestabilizador ya sería significativo.


Scott Bessent a la izquierda; Pablo Quirno a la derecha

El día después


En la semana preelectoral abundaron las especulaciones sobre el día después, desde los vaticinios de grandes devaluaciones hasta los rumores de dolarización. Para el economista Matías Kulfas, que el jueves disertó en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR invitado por el espacio Unidad por la Universidad, “cuesta prever qué va a hacer el gobierno, justamente por esta obstinación que tiene en persistir en los errores”. Aun así, entiende que “la lógica indicaría que la banda cambiaria superior debería desaparecer o extenderse un poco para ver si de esa manera el gobierno logra acumular reservas y estabilizar la tensión en el mercado de cambios”.

Lo que parece claro es que, más allá de las lecturas del resultado electoral, el plan será reseteado. “La intervención del Tesoro de Estados Unidos le dio combustible a un auto que está chocado y no funciona más, a partir del lunes el gobierno va a tener que tomar medidas en el asunto”, describió.


La transición


Cristian Módolo ve una transición en distintos tiempos. Una de cortísimo plazo, que incluso tiene una deadline en el vencimiento de los contratos más próximos de dólar futuro sobre los que operó casi desaforadamente el gobierno para intentar bajar las expectativas de devaluación. Si el dólar sube, será más caro cumplir para el Banco Central. Citado por un diario porteño, el asesor financiero Gastón Lentini razonó: “Si el oficialismo consigue un tercio, las bandas se van a mantener la semana siguiente a la elección pero noviembre es otro cantar porque es menor el costo financiero de eliminarlas”. De modo que, concluyó, “con un buen resultado puede haber una semanita de calma”. La realidad, agregó, es que “no hay dólares ni en las reservas ni en el Tesoro”. Además, a fin de año, “todos los dólares depositados por el último blanqueo ya no van a estar más obligados a estar en Argentina y si salen no habrá vendedores al menos hasta la próxima liquidación de cosecha gruesa”.



El presupuesto


El cruce del desierto no será fácil. Módolo entiende que hasta el diez de diciembre, cuando asuman los nuevos legisladores, se apurarán acuerdos de gobernabilidad monitoreados por Washington. El tratamiento legislativo del proyecto de presupuesto 2026 será un campo de maniobras. El economista considera que, tras dos años de esquivar ese mandato institucional, su aprobación será una condición necesaria. Ya hubo movimientos en ese sentido entre legisladores oficialistas y potenciales aliados. El propio Luis Caputo dio una pista en la Bolsa de Comercio de Córdoba. “Los gobernadores, en su mayoría, son razonables”, dijo. Y si bien pidió el voto a LLA este domingo, saludó la construcción de la variante provincialista para 2027. “Espero que haya una propuesta que no implique la volatilidad política actual, no puede ser que la alternativa sea el comunismo”, exageró.

El problema es la agenda que le proponen a esta entelequia política, en un contexto de “fatiga social” por el ajuste. Milei presentó en septiembre el proyecto de presupuesto como una suerte de pausa de la motosierra. Pero el articulado no ahorra en tijera. Por caso, la desindexación de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la limitación en el acceso a sus beneficios.

La devaluación del único programa social que el gobierno preservó de la furia ajustadora reduciría a cenizas lo que queda de la red de contención en la base de la pirámide de ingresos. Al analizar el tercer trimestre de este año, el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) reportó una baja interanual de 29 % en el gasto en programas sociales.

Un informe de Claudio Lozano para el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (Ipypp) enumeró los recortes acumulados entre 2023 y lo que va de 2025: gastos de capital (-81 %), subsidios a la energía (-66 %), transferencias a provincias (-56 %) y a universidades ( -30 %), subsidios al transporte (-32 %), programas sociales (-47 %), asignaciones familiares (-23 %), salarios (-25 %), pensiones no contributivas (-18 %) y jubilaciones y pensiones contributivas (-8 %).


El ajuste perpetuo


La vocación “desindexadora”, sospecha Módolo, continuará con la búsqueda de alianzas para modificar la fórmula actual de actualización de los jubilados. También con una segunda ronda de motosierra para los salarios de los empleados públicos y la eliminación de los subsidios al transporte en el Amba. Señales estas últimas que parecen también orientadas a seducir a los caudillos cool de Provincias Unidas.

El ajuste perpetuo es un mito fundante pero también una consecuencia del modelo. Aunque el gobierno nacional volvió a exhibir superávit fiscal primario y financiero en septiembre, su sostenimiento exige cada vez más esfuerzo. “Durante los primeros nueve meses del año, el Tesoro capitalizó intereses por más de 65 billones de pesos en Lecap, Boncap y Lefi, si se reconocieran como gasto, el superávit se transformaría en un déficit real superior a 61 billones de pesos”, señaló Claudio Lozano.


El desierto tan temido


El endeudamiento con títulos capitalizables presiona también sobre las obligaciones. Para Módolo, es como tomar un taxi y, a la hora de pagar, pedir otros destinos. “El reloj corre y el viaje cuesta el equivalente a 1,5 % del PBI por año”, advirtió.

Pese a los maquillajes, el frente de la deuda es uno de los más complejos. “El esquema de dólar barato sin acumulación de reservas, sostenido con endeudamiento y carry trade, perdió la confianza de muchos inversores al punto que puso en cuestión la sostenibilidad de la deuda”, anotó Kulfas. De ver la luz, la ingeniería diseñada por el Tesoro americano y los bancos de inversión para afrontar los compromisos en moneda dura condicionarán la  “transición larga” en los próximos dos años. Promete más rigor para “una economía fatigada que va a entrar a 2026 con actividad negativa, luego de pasar de regular a malo y peor en los tres trimestres finales de 2025”, agregó Módolo.

La cosecha que se proyecta en más de 142 millones de toneladas podría arrimar algún  movimiento económico y divisas, a pesar de que se adelantaron liquidaciones. Pero su mejor impacto se sentirá recién en el segundo trimestre.
Para Kulfas, la economía argentina “está virtualmente en recesión y va a tener un escenario recesivo para adelante”. El último informe de la comisión de Asuntos Laborales de la Cámara de Diputados de la provincia suma datos sobre la debacle. Entre diciembre de 2023 y julio de 2025 se cerraron 2.120 empresas en Santa Fe. El ritmo es de tres y media por día. En el mismo período se perdieron 15.128 puestos de trabajo en el sector privado formal. El rubro más afectado fue la industria manufacturera, que perdió 6.965. No es casual que esto ocurra mientras, según el Observatorio de Importaciones de la Asociación para la Pequeña y Mediana Empresa, las cadenas santafesinas de línea blanca, automotriz y calzado son presionadas por aumentos de hasta 78 % en las importaciones acumuladas en los primeros ocho meses de 2025.

El ex ministro de Desarrollo Productivo confía en que el resultado de las elecciones abran el escenario para pensar, a futuro, “un esquema de consenso para estabilizar la macro en serio, con equilibrio fiscal logrado de otra manera que la actual pero también con equilibrio externo, a partir de una estrategia cambiaria más consistente”. Esto implica “un dólar más competitivo, no recontra alto pero sí estable en términos reales, junto con una política industrial y energética”.

En este sentido, destacó que la baja de la inercia inflacionaria, “el único resultado positivo que tiene para mostrar el gobierno”, permite tener un tipo de cambio real “un poquito más alto” que “podría ser una base para resetear la economía productiva”. Admitió, no obstante, que “en el corto plazo es recesivo porque obviamente va a generar un atraso salarial sobre ingresos ya golpeados”.

En la visión de Módolo, en cambio, el aumento del índice de precios mayoristas muestra que, pese a que el gobierno niega el pass through —traslado de la suba del dólar a los precios internos—, lo que hay es una pelea entre los eslabones de la cadena comercial para repartir el traslado del movimiento cambiario.

Por lo pronto, la tasa de aumento del costo de la canasta alimentaria en Rosario, según la Usina de Datos de la UNR, se aceleró al 2,6 % en septiembre. Las heridas están a la vista. Será un desafío atravesar los próximos meses en un contexto en el que las elecciones probablemente no alcancen para cerrar la brecha entre el Palacio y la calle.


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