En 1988, por el temor que despertaron los distintos alzamientos militares posteriores al juicio, los jueces decidieron hacer una copia en casetes VHS hogareños en la más baja velocidad (y menor calidad) y sacar ese material del país. Personalmente los magistrados con sus familias, en vuelos particulares, llevaron los TDK grabados al Parlamento Noruego, que suministró todo su material a la producción. Con esos aportes se pudieron completar testimonios que no estaban disponibles en el país, referidos a la desaparición de delegados sindicales de fábricas y a los llamados “Vuelos de la Muerte”.
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