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Política

Más allá de las hipótesis, lo que expone el caso Loan es el submundo de la trata de menores

Loan con su acordeoncito y la cadencia de un chamamé, abre su mundo de verdes ariscos y frutos dulces, de caballos y horas largas. Las pantallas replican la escena una y otra vez, mientras el país se conmueve por su desaparición y multiplica hipótesis. Más allá del desenlace, el caso puso en agenda el submundo criminal del peor de los delitos: captar una persona y convertirla en mercancía y si el caso trasciende, la piel social se crispa; sin registrar quizás que en marzo, Nación desmanteló el trabajo territorial de un Comité que desde el Estado luchaba contra la trata. Las noticias en directo tienen nivel de vértigo y no siempre respetan. Loan interpreta su canción más triste. 

Mientras la Argentina tiene más de 21 mil búsquedas activas en el Sistema Federal de Búsqueda, 56 mil denuncias con incremento de niños víctimas de trata, y a diciembre del año pasado, 2.300 menores de 12 meses desaparecidos, el gobierno nacional jibarizó el Comité Ejecutivo de Lucha Contra la Trata, cuyo último posteo en X fue del pasado 14 de marzo. Después se convirtió en una dependencia del Ministerio de Seguridad sin lugar físico hasta estos días, perdiendo la riqueza del trabajo en territorio, a través de mesas interinstitucionales en cada provincia. La movida representó un recorte del 50 por ciento de sus fondos y desangeló de tal modo la acción que las víctimas rescatadas ya no tienen disponibles programas ni asistencia. Nicolás Del Mastro fue despedido del Comité como delegado para la Región Centro; igual suerte corrió su director Gustavo Vera.



Más allá de la tipificación en que termine el caso, Loan se convirtió en un emergente y habilitó el tema. Suma Política dialogó con Del Mastro, abogado de la Fundación Alameda —que también integra Vera—, que tiene como objetivos de lucha: trata de personas, trabajo esclavo, explotación infantil, prostitución y narcotráfico. “La trata es un delito de crimen complejo, es el tercer delito más rentable del mundo, detrás de armas y drogas, y considera al cuerpo de una persona como una cosa con el fin de ganar dinero de diversas formas”, definió.

“La trata es un delito que tiene etapas, una logística, obtiene lucro y se va adaptando, implica una organización y por eso no se lo puede abordar como un delito común que empieza y termina, la trata es un proceso”, describió Del Mastro. Y señaló la conectividad con delitos como la desaparición de personas, lo que la comunidad conoce como búsqueda de paradero, aunque no necesariamente esto implica un caso de trata. Según las estadísticas, entre el 2 y 5 por ciento de las desapariciones de personas son el punto cero de un caso de trata. Pero hay un dato inquietante: son los indicadores de vulnerabilidad social que desde hace una década afectan duramente a los menores de 14 años. 

“La trata opera a partir de estas situaciones; vulnerable también es un niño pequeño que aún está construyendo su identidad, y esquemas como necesidades, vulnerabilidad familiar, zona de frontera, ruralidad, la explotación laboral, explotación infantil, tareas manuales intensivas o extractivas, de grupos de trabajo temporario discontinuo; si a esto le sumamos la connivencia de algún organismo local, ya tenemos todos los condimentos para configurar vulnerabilidad”, explicó. 

Según Del Mastro, las personas pueden desaparecer por voluntad propia, víctimas de un delito o por voluntad pero terminando como víctima de un delito. “En cualquiera de estos tres casos el Estado debe buscarla y para eso hay que hacer una denuncia, a esto hay que agregar que la trata se aprovecha de personas en contextos de vulnerabilidad sin olvidar que la edad representa un atractivo, ya que al considerar el cuerpo de una persona como materia prima, resulta más rentable un niño, niña o adolescente para ser explotado sexualmente, producir material gráfico de abuso sexual y comercializarlo, explotarlo laboralmente o en la comercialización de órgano”, dijo sobre las modalidades de transacción a partir del cuerpo. Imposible no pensar en la banalidad del mal, que acuñó Hannah Arendt. 



Historia y dolor 


“En nuestro país tenemos una larga historia de lucha contra este delito, que es un capítulo más de la lucha por los derechos humanos, con un conjunto de instituciones que lo persiguen; fue un proceso histórico que está presente desde la mita y la encomienda con la que explotaban a las comunidades originarias”, comentó. Y ubicó entre los mojones de la lucha la Asamblea del año XIII, la primera ley del continente de protección a las mujeres y las niñas, que en 1913 promovió Alfredo Palacios, las leyes de protección del trabajo de Perón, tratados internacionales como el Protocolo de Palermo (2000, Italia), hasta las leyes de 2008 y 2012, que tipifican de manera interna este delito: el ofrecimiento, captación, traslado, recepción y acogida de personas, con la finalidad de su explotación. 

En medio de ese devenir legal hubo modificaciones importantes por la presión de organizaciones sociales, como dejar sin efecto la voluntad de la víctima para que no se configure el delito. “Porque esa voluntad está viciada, hay coerción, coacción, amenazas, de modo que a partir de 2012, a pesar de la voluntad de la víctima, se configura como delito”, explicó.

Una de las características de la trata es su potencial para capilarizar distintos niveles de instituciones y voluntades. “En el pasado reciente los casos de María Soledad y la caída del régimen de los Saadi en Catamarca, Marita Verón en Tucumán, Guadalupe en San Luis, Sofía Herrera en el sur y Bruno Gentiletti en Rosario, entre otros”, reseñó. Y entre las formas actuales que toman el cuerpo como mercancía, citó la reciente denuncia de Alameda, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), por la oferta de alquileres de vientre para ganar en dólares. “En el país está pendiente una figura penal para tipificar el delito de compra venta de niños y niñas de corta edad, son elementos que van haciendo propicio el terreno para que se desarrolle una conducta criminal”, sostuvo. 

Además, hizo foco en la morfología de la trata: un entramado, una red, capaz de infiltrar lo que necesite para sus fines incluyendo “algún organismo estatal que mira para otro lado o no hace lo que tiene que hacer para luchar contra esto. Como Comité armamos mesas interinstitucionales en todo el país, y la única provincia que no enviaba sus funcionarios era Corrientes, de donde nos llamaban los intendentes porque tenían denuncias de delitos federales que no sabían dónde realizar, volviendo a la vieja historia de los buzones de la vida”.

Del Mastro no pasó por alto la espectacularización en el tratamiento de las noticias, que no permite distinguir lo principal de lo accesorio. En el caso de Loan “hay preguntas morbosas, desprecian, ignoran cómo es la vida de las familias en la ruralidad”, comentó. Aunque también admitió que cuando la prensa toma un caso, garantiza la continuidad de las investigaciones. “Hay una sensibilización por parte de la sociedad porque la trama de la mafiosidad queda al descubierto: primero la víctima susceptible de ser captada, luego puede existir la connivencia de algún organismo estatal que no hace lo que tiene que hacer o mira para otro lado, desde un inspector de tránsito, hasta un jefe policial o un fiscal, por eso hablamos de red, porque son pasos que no puede hacer una sola persona”, describió.  

Además, pidió tener en cuenta cómo se difunden los pedidos de búsqueda, tanto al denunciar como cuando la persona aparece a fin de desactivar su difusión. “Que la información que circule sea la de organismos oficiales, que son las que deben replicar las redes; en la provincia de Santa Fe el tema está a cargo de la Secretaría de Derechos Humanos y del Ministerio Público de la Acusación (MPA), sólo se deben replicar las búsquedas que tienen sello de agua de esas instituciones”, explicó. 



El desguace 


“Nos echaron a todos”, dice Del Mastro sobre la motosierra que desguazó el Comité de Lucha Contra la Trata, con una red de 25 personas, una por provincia, que trabajaban articulando en el territorio de cada jurisdicción. Así, resolvían las dificultades que enfrenta el tema como la recomposición de un horizonte de vida para las personas rescatadas, la estructura económica y la escala de responsabilidades en la persecución penal del delito, las nuevas formas de captación, entre otros ítems, formaban los desafíos de la agenda del Comité que presidía Gustavo Vera. 

“Una de las acciones más significativas con la Alameda fue la experiencia de trabajo en el Comité de Lucha Contra la Trata. En el año 2020 generamos una propuesta al gobierno de ese momento para recrear un organismo estratégico en el combate contra este delito y pudimos hacer un trabajo territorial y federal durante cuatro años, trabajando en fiscalizaciones, operativos, allanamientos, rescate, causas y capacitaciones”, relató. Durante ese tiempo se rescataron más de cinco mil personas, sacando un grupo de técnicos detrás de un escritorio, en la ciudad más rica del país, para trabajar en cada una de las provincias, con 25 personas que movilizaban la agenda con municipios, sindicatos y movimientos de mujeres, entre otros.

“Hoy toda esa actividad se discontinuó, nos despidieron, también eliminaron los programas de asistencia a las víctimas y se designó a una directora que viene de trabajar este tema en México, creyendo que la trata es lo que pasa en Centroamérica y no lo visibiliza de manera local y federal”, explicó sobre la situación actual del Comité, ahora dirigido por Verónica Toller, del Observatorio de Familia de la Universidad Austral.

“A partir de tener ley se rescataron más de 21 mil personas del delito de trata; Argentina hoy se encuentra primera entre los países que más luchan contra este delito, tal como certifica el informe del lunes 24 de junio del Departamento de Estado de Estados Unidos”, enfatizó. 



La Alameda


Alameda era la asamblea “20 de Diciembre” de Parque Avellaneda, que en plena crisis de 2001 salvó del remate a un emprendimiento gastronómico, organizó un bar que lleva ese nombre y aún funciona. “Los chicos del barrio iban a merendar y ahí advertimos que no sabían cuántos años tenían, no se festejaban los cumpleaños porque eran hijos de trabajadores ilegales de talleres textiles; así conocimos la explotación laboral que denunciamos y los sábados el por entonces cardenal Jorge Bergoglio venía para hacer bautismos y comuniones”, evocó Nicolás Del Mastro. Un año después se organizaron como Fundación y alcanzaron reconocimiento nacional e internacional por las denuncias de talleres clandestinos donde se confeccionaban prendas para marcas conocidas. Además, logró modificar legislaciones nacionales y provinciales, así como ordenanzas municipales para combatir la trata y el trabajo esclavo y asistencia a las víctimas. 


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