En dos semanas, el gobierno logró un acuerdo con el FMI que permitirá el desembolso de 7.500 millones de dólares, el segundo más grande en la historia después de los 11 mil millones de dólares en 2018, y el ingreso a los BRICS en el marco de la ampliación de la alianza junto a Irán, Arabia Saudita, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos y Egipto.
Ambos acontecimientos no están disociados, sino todo lo contrario. En principio, parte de los fondos girados por el FMI pasaron directamente a cubrir los préstamos de Qatar, China y la CAF que permitieron afrontar los compromisos previos. A la vez, el ingreso de la Argentina, el principal deudor del FMI, al ámbito de influencia del Banco de Desarrollo de los BRICS, permite diversificar las fuentes de financiamiento y ampliar la incidencia china al interior de los organismos internacionales tradicionales de Occidente.
Los BRICS representan el 42 por ciento de la población mundial, un tercio del PBI global, el 16 por ciento de las exportaciones y el 15 por ciento de las importaciones. Para la Argentina, los países del BRICS implicaron en 2022 un total de exportaciones por 22.154 millones de dólares, un tercio del total. Al mismo tiempo, los BRICS fueron origen de 35.817 millones de dólares de importaciones, un 44 por ciento del total.
Con la participación en los BRICS, integrado por los productores de energía en competencia con los Estados Unidos, Argentina podrá reforzar su rol como productor que consolidará el cambio de posición importadora hacia la exportación. Desde el 2011 el país sufre el déficit energético y en el primer semestre de 2023 acumuló un rojo de 1.465 millones de dólares.
Si bien la importancia geopolítica de la ampliación de los BRICS está más determinada por el ingreso de Arabia Saudita o Irán, la inclusión de la Argentina no carece de relevancia. Uno de los interrogantes será el efecto que produzca sobre la relación con los países que integran el ASEAN, el sudeste asiático, de mayor sintonía con Corea del Sur y, por su intermedio, con los Estados Unidos y el bloque occidental.
Más allá del comercio
En junio se registró un déficit comercial de 1.727 millones de dólares, el más alto desde 2016. Durante julio, la balanza comercial arrojó un déficit de 649 millones de dólares y encadenó el quinto mes consecutivo de déficit explicado por una caída interanual del 22 por ciento de las exportaciones. En los primeros siete meses del 2023 el saldo fue de 5.164 millones, el peor desde 2018.
Al mismo tiempo, hubo una caída en los términos de intercambio de alrededor del 18 por ciento desde el máximo registrado a finales del 2022. Pero el problema no parece ser ni el contexto internacional, ni el deterioro de los términos de intercambio, sino la imposibilidad para llevar adelante una política de inserción en el mundo que ponga el centro en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población y de las capacidades nacionales.
La agroindustria cumplió un rol históricamente decisivo en el comercio exterior con exportaciones a más de 150 países. La evidencia de estos años de pandemia, sequía y guerra europea, no deja lugar a dudas. La exportación de productos primarios y de manufacturas de origen agropecuario representa cerca de un tercio de las exportaciones totales del país. En 2020 llegaron al 69 por ciento del total, el máximo en lo que va del siglo.
Entre los principales complejos de granos y oleaginosas se explican casi la mitad de las exportaciones de bienes del país. Los complejos de soja, maíz, trigo, girasol y cebada, representaron cerca del 48 por ciento. El descalce entre la dinámica de comercialización internacional de estos productos y la situación de crisis interna vuelve transitorias todas las medidas. Por lo cual el incentivo de la devaluación se consumirá con la inflación y la competitividad ganada se evaporará antes de fin de año.
Para dimensionar la relevancia extracomercial se puede considerar que el superávit comercial durante la gestión de Alberto Fernández fue de 33.400 millones de dólares. Sin embargo, las reservas se encuentran en terreno negativo por alrededor de 9.400 millones de dólares. Es decir, la prosperidad comercial no se traduce en un mayor enriquecimiento si no existen las políticas de administración del comercio exterior que lo permitan.
El viento de cola provincial
Santa Fe es una de las grandes beneficiadas con el ingreso a los BRICS. En el bloque se encuentra el principal socio de la Argentina y promotor de su incorporación, Brasil, y el principal socio de la provincia, India. Además, Santa Fe tiene una sólida relación comercial con China y con Sudáfrica, y presenta grandes potencialidades con Egipto, Emiratos Árabes, Etiopía, Arabia Saudita e Irán.
El 2023 mostró las consecuencias del debilitamiento comercial. Las exportaciones provinciales cayeron a 6.396 millones de dólares. La caída no afectó solo a la agroindustria sino también a las otras industrias de exportación provinciales. En el primer semestre del 2023, Santa Fe tuvo un retroceso del 41 por ciento respecto al 2022 y marcó el menor volumen de exportaciones desde el 2017.
Los productos primarios tuvieron la mayor caída interanual con una variación negativa de 65 por ciento. Las manufacturas de origen agropecuario se contrajeron un 27 por ciento debido a la disminución de las exportaciones de harina y aceite de soja. Las manufacturas de origen industrial se redujeron un 66 por ciento en volumen durante el primer semestre de 2023. Las exportaciones santafesinas cayeron 13 puntos porcentuales más que las nacionales. Santa Fe retrocedió por segundo año consecutivo en el total de ventas externas nacionales y llegó al mínimo de participación desde 2017.
En 2022, la región pampeana comprendida por Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y La Pampa aportó el 79 por ciento de las exportaciones de bienes del país por 68.468 millones de dólares. En el plano comercial, el pragmatismo de los equilibrios se vuelve fundamental. Hay nueve provincias que tienen por principal destino de exportación los Estados Unidos y ocho provincias que tienen a China.
Pero la decisión del ingreso va más allá de lo comercial y la cercanía a un posible cambio de gobierno instala un marco de incertidumbre. Aunque las amenazas de Javier Milei y Patricia Bullrich en torno a la continuidad en los BRICS estarán matizadas por las posibilidades reales que enfrenten en caso de llegar al gobierno. Si entrar no fue fácil, sería absurdo salir repentina y caprichosamente en un 2024 que espera una exportación de 90 millones de toneladas de granos, subproductos y aceites y una recuperación del 56 por ciento del valor de las ventas del agro. Por eso, el triunfo, más que de Argentina, es de quienes la patrocinaron.
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Hace periodismo desde los 16 años. Fue redactor del periódico agrario SURsuelo y trabajó en diversos medios regionales y nacionales. En Instagram: @lpaulinovich.
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