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Política

¿Podrá el perottismo abrir la puerta a una tercera generación de gobiernos peronistas en Santa Fe?

El gobernador tiene la suerte y la desgracia de que hay más dirigentes peronistas pensando en que su gestión debe ser la primera de una tercera generación de gobiernos del PJ en la Provincia, desde el regreso de la democracia en 1983.

La primera fue de José María Vernet y de Víctor Félix Reviglio; y la segunda, de Carlos Reutemann y de Jorge Obeid. Nótese que siempre hubo tensiones entre los gobernadores que sumaron 8 años en el primer caso y 16 en el segundo.

Dentro del peronismo, quienes hoy piensan a largo plazo se ponen en ese binomio de acuerdos y disputas internas con Perotti —como su continuidad o su alternancia dentro del PJ— o proyectan a otros con candidaturas de su propia construcción, para 2023.

Va a ser decisivo, este año, la forma en que se defina la elección parlamentaria nacional de medio término y de las autoridades de  municipalidades y las comisiones comunales santafesinas en juego. Luego de que se vote en septiembre y noviembre, a Perotti se le acelerarán los tiempos de su gobierno. Los  vértigos de la segunda mitad dependerán de aquellos resultados y de su habilidad para proponer, puertas adentro del Frente de Todos, algo para todos. Y por cierto, eso significa algo más que liderar.

1983-1991 / 1991-2007

Fueron sin interrupciones y con la llegada de Carlos Menem al poder en 1989, los seis gobiernos peronistas de entre 1983 y 1991 (Vernet-Reviglio) y de 1991 a 2007 (Reutemann y Obeid, por duplicado).

Hoy el peronismo en la Casa Gris coincide con el kirchnerismo nacional que sostiene a Alberto Fernández en la Casa Rosada; sólo que a Perotti le ha tocado el más difícil de los gobiernos K. Y por ahora la sintonía fina le ha rendido poco.

Mucho más que desconfianzas

Desde que quedó tercero en las Paso de abril de 2015 detrás de Miguel Lifschitz y Miguel Torres del Sel,  Perotti sabía que habría otra oportunidad más allá de las generales que lo volvieron a mostrar en esa posición.

Es razonable pensar que desde entonces ha tenido tiempo de pensar su gobierno.

Llegó su turno como el fruto de su perseverancia y su paciencia, con unas elecciones previas que ganó cómodo, para renovar su banca de senador nacional ese mismo año. Sus votos crecieron de 365.239 a 558.571, de las Paso a las generales de gobernador, y del tercer lugar pasó al primero a la hora de contar los votos para la Cámara de Senadores del Congreso de la Nación: llegó a 609.077 sufragios, 45 mil más que Carlos Reutemann (ahora en el PRO) de quien fuera su principal funcionario privatizador.

Lo hubieran querido o no parte de los dirigentes peronistas, Perotti ya era en 2015 el principal candidato del peronismo santafesino para 2019 y el de su socio: el kirchnerismo nacional y santafesino, encabezado por Agustín Rossi, que tenía aspiraciones presidenciales y ahora es ministro de Defensa.

Paradisso de “un gringo”

La constancia de “El Gringo” es conocida en la capital santafesina. De sus años de estudiante en la Facultad de Ciencias Económicas se cuentan historias admirables de su tesón. Se lo describe parado en una esquina esperando por horas un encuentro con un amor imposible. Se habla de su poder para una y otra vez, ir por lo que le mandaba su pasión a pesar de que hubiera dificultades insalvables. Quien escuche esas historias sobre Perotti estudiante no podrá evitar pensar en los años muy juveniles del protagonista de “Cinema Paradisso” y su obstinación bajo la lluvia, en una serenata silenciosa, bajo la ventana de una ragazza.

A los que cuentan esas vivencias no les sorprendió lo que logró Perotti en Rafaela, ni en la provincia en 2019. El intendente exitoso quedó imbuido del prestigio productivo rafaelino. El gobernador es bastante más que la caricatura del piamontés y sus desconfianzas, aunque se dude de su estatura como dirigente político.

Otros periodistas están autorizados por cuestiones de cuna para hablar de la cosmovisión de una región tantas veces admirada por su empeño y su éxito respecto al progreso. “Soy un gringo de campo”, dijo en su primer mensaje a la Legislatura, al jurar, cuando la oposición no tenía en sus cabezas más que reverberaciones de lo que había oído en otros tramos del discurso: “se terminó la convivencia con el delito”, les había sacudido en la cara.

Volantazo I

Por la senda de confrontar estuvo Perotti durante el tiempo que duró en su cargo el ministro de Seguridad Marcelo Sain. El discurso del 1° de mayo de este año marca el cambio de rumbo que le permitió que al menos uno de sus dos vetos prospere.

Entre aquel discurso y el debate de las dos leyes que Perotti trató de impedir se produjo la muerte de Miguel Lifschitz, que ha dejado en un vacío de contrapoder al sistema político en Santa Fe. Los liderazgos ordenan y ahora es la oposición no peronista la que se divide.

Mientras tanto, es recomendable que quienes aconsejan al gobernador vean otro clásico del cine: “Rebeca”, de Alfred Hitchcock, que demuestra que solo con los vivos es posible competir.



Volantazo II

Acaso el lanzamiento de “Hacemos Santa Fe” como un espacio interno del peronismo, la oficialización del perottismo como sector del PJ, responda a una buena lectura de la novela de Daphne du Maurier que inspiró aquella película en blanco y negro.

“Hacemos Santa Fe” se parece a un programa de gobierno. Y quizá esté bien que así sea. Construir una línea del peronismo desde los ministerios, con la tracción que sobre los ejecutivos municipales y comunales provoca cualquier ayuda del Estado parece parte del plan oficial.

Es cierto que se buscaron otros nombres que recordaran al “Cordobesismo” de su par Juan Schiaretti pero pronto se advirtió que un “Santafesinismo” escrito por porteños puede cambiar la letra ese del gentilicio por la ce.

Santafecinismo

Frente al gobierno nacional la sintonía fina desentona: cambios desde el Frente de Todos en la Cámara de Diputados de la Nación a la Ley de Biocombustibles en los que solo pierden los trabajadores y parte de las empresas de los santafesinos, el último lugar en inversión pública del Estado nacional (según la estadística de ASAP basada en los presupuestos oficiales) y ni media palabra sobre la deuda que dejó el kirchnerismo con los santafesinos por la coparticipación, el macrismo tampoco pagó y que tiene un fallo favorable de la Corte Suprema sin cumplir desde hace seis años.

La segunda mitad

La gobernabilidad que necesita Perotti para 2022 requiere más que hechos de gobierno. Deberá mostrar que es capaz de construir un proyecto político.

No es cierto que Perotti no tenga políticas públicas o que carezca de ideas para su gestión, lo notable es que le ha ido bien o muy bien en asuntos en los que el Estado poco tiene que ver, o en los que es una especie de cliente preferencial pero con beneficios contables y contundentes para las capas medias bajas y los sectores más pobres como destinatarios.

Es el caso del plan Billetera Santa Fe o el acceso gratuito al transporte público de pasajeros para quienes se educan o eduquen, con el boleto gratuito. Además, una ayuda contante y sonante para el sector productivo que llega del Banco de la Nación por una cifra de la que —se asegura— es inédita para las empresas santafesinas.

Obviamente que el Estado paga y crea un nuevo derecho en el segundo caso y que es la provincia la que gestiona ante el sector financiero en el primero. En el tercero, Santa Fe ha sabido presentar con buenos argumentos el crédito nacional. Habrá que ver cuánto se termina utilizando.

Para los tres casos el Estado no es más que quien aporta fondos. Sin dudas, para hacerlo hay que tenerlos, más precisamente ahorrarlos y si hay un ministro que se muestra sólido es el de Economía, Walter Agosto.

¿Liderar o mandar?

¿Es compatible una jefatura política centralizada del peronismo, con la figura de Omar Perotti en busca de contar con su propia estructura de dirigentes con la fórmula de la unidad en la diversidad que lo llevó a la Casa Gris?

¿Cuál es el proyecto político del gobernador? ¿Lo tiene? El senador Rubén Pirola (PJ-Nes- Las Colonias) ha dicho esta semana que se trata apenas de “querer mandar” y que “una construcción política es otra cosa”.

En la otra Cámara, al jefe del PJ Leandro Busatto le pareció “una sorpresa” el lanzamiento del perottismo, lo que bien puede leerse en términos del peronismo como lo contrario de “el que avisa no traiciona”. Y como para que no queden dudas pidió un gobernador “por sobre cualquier discusión terrenal de la política santafesina”. Luego lamentó: “me cuesta creer que el peronismo sume más tribus cuando lo que necesita sumar es más esfuerzo”.

Desde “Encuentro”, el sector que encabezó María Eugenia Bielsa, no hubo pronunciamientos pero a Marcelo Lewandowski no se lo contó entre los senadores asistentes del bloque Lealtad.

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