En la última semana antes del receso legislativo, y con la perspectiva de lograr esta vez sí un avance concreto, arribó a la Legislatura santafesina el primer paquete de pliegos de candidatos a jueces y fiscales que fue al menos “testeado” por funcionarios del Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto con algunos legisladores de la oposición.
“Son los nombres menos conflictivos o que nunca hasta ahora habían sido cuestionados”, confió un diputado provincial que hace unos tres meses, en abril pasado, fue uno de los que estaban dispuestos a voltear a varios de los propuestos por el gobernador, en aquella memorable Asamblea Legislativa en la que se terminó discutiendo hasta de cuestiones reglamentarias, cuando Omar Perotti tomó la decisión inédita de retirar todos los pliegos en medio de la sesión al saber que cuatro de ellos iban a ser rechazados.
Después de aquel episodio parecía imposible de reconstruir el diálogo entre la Casa Gris y la oposición que tiene una cómoda mayoría en la Asamblea: el peronismo cuenta solo con 20 de 69 bancas en total (son 50 diputados y 19 senadores).
El antecedente es relevante porque parte de los nombres que ingresaron el jueves 7 de julio ya estuvieron en conocimiento de los legisladores, antes de aquel retiro masivo de “diez sobre diez”. Se decía en aquella frustrada sesión del 28 de abril que de no haber procedido como lo hizo el gobernador, seguramente todos o la mayor parte de los seis propuestos que ya tenían dictamen favorable de la Comisión de Acuerdos podrían haber sido aprobados.
También, porque se quebró una tradición que no figura en ninguna norma y sin embargo se ha cumplido siempre: que los legisladores le den al Ejecutivo la chance retirar los pliegos de los propuestos antes de que sean rechazados. Se trata de evitarles a esas personas pasar un mal trago inútil.
Aquella reacción en el gobierno, que bien puede resumirse como si no me aprueban cuatro de los diez se los retiro a todos, incluso los que les interesa aprobar a ustedes, pareció haber cruzado un límite sin retorno. Afortunadamente para Santa Fe, no fue así.
Habrá que ver cómo termina el tratamiento de los doce postulantes que ahora ingresaron a la Legislatura y que probablemente puedan ser tratados por la Asamblea que conforman los integrantes de ambas Cámaras el 18 de agosto, según el cálculo que se hacía en los pasillos del palacio legislativo antes de las dos semanas de receso de invierno. Obviamente, mientras no haya actividad por vacaciones tampoco se acortan los plazos para la sanción ficta (o de hecho) prevista por la Constitución para el caso en que no haya pronunciamiento legislativo.
Otra relación
La relación entre el Ejecutivo y el Legislativo ha cambiado, aunque todavía está muy lejos de la que deberían tener al cabo de tres años de obligada convivencia. En 2019 el voto de los santafesinos consagró a un peronista para la Casa Gris y también le otorgó en la Cámara de Diputados la mayoría al opositor Frente Progresista Cívico y Social, que se ha quebrado al salirse los radicales para ir a Juntos por el Cambio, pero que ahora pueden atraer a los socialistas a un Frente de Frentes, u otra denominación. (Nadie ha hecho más para una eventual unidad opositora no peronista que la negociación del Ejecutivo con la Casa Rosada para cobrar por fin la deuda de la Nación con los santafesinos).
Café con leche y medialunas
En el caso del Senado fue el propio peronismo, con su protagonista principal, el gobernador, y los senadores del Nuevo Espacio Santafesino, los que se encargaron de poner en crisis la mayoría justicialista que tiene 12 de 19 bancas y está a tan solo un voto de los dos tercios para cualquier tema sobre tablas, y sin embargo no siempre se ha mantenido para imponerse.
Durante junio y esta primera semana de julio —con el frío que causa el tiempo de descuento para la gestión provincial del PJ— unos y otros han buscado alguna proximidad para entibiarse. Y así se ha podido ver en más de un par de ocasiones al mandatario santafesino convocando al diálogo a quien parecía su ¿ex? archi enemigo, el senador por San Lorenzo Armando Traferri.
En el entorno del jefe del bloque Juan Domingo Perón advierten cierto paralelismo entre esa mesa de conversaciones y cierta exposición decreciente del apellido del jefe del Nuevo Espacio Santafesino (NES) en las acusaciones del MPA. En la última charla también estuvo Alcides Calvo, el senador por Castellanos, muy próximo al gobernador rafaelino, que encabeza el bloque oficialista Lealtad.
Perotti ha recibido con buenos desayunos al senador con un objetivo que ambos comparten: que no sean las peleas internas del peronismo santafesino las que lo dejen sin oportunidades electorales en 2023.
Al cabo de un trimestre en el que la Casa Gris aceptó dialogar con propios y extraños, porque las circunstancias políticas se lo exigieron, hoy es posible suponer que el mecanismo constitucional previsto para consagrar a los integrantes del Poder Judicial de la provincia podrá cumplirse sin los sobresaltos anteriores, que ya no habrá apuestas a todo o nada.
Se ha comenzado por lo más sencillo: avanzar con los pliegos que no son parte de la negociación o de los cuestionamientos por sus antecedentes personales o sus vinculaciones políticas. Las conversaciones no están exentas de tensiones, pero se habla. No es poco, aunque todavía no alcanza.
Por ahora, parece que solo se podrán poner de acuerdo sobre nombres para la Justicia provincial, pero resta cubrir también otros cargos de magistrados y en entes de control (como el Enress que ha quedado acéfalo) o en la Defensoría del Pueblo que solo cuenta con los adjuntos.
A los legisladores con una perspectiva de más largo alcance les preocupa lo que pasó en abril de este año, y mucho más lo que podría ocurrir en ese mes de 2023: al año electoral que se avecina, que tendrá un temprano cierre de listas para las Paso, “es necesario llegar con acuerdos que permitan la renovación de las autoridades más altas del Ministerio Público de la Acusación”. Sin una relación mejor que la actual entre el Ejecutivo y el Legislativo (aunque va en las vías adecuadas) será muy difícil que haya a tiempo una cabeza para el órgano de la acusación. Por eso, aunque haya diputados del radicalismo y el socialismo que nieguen enfáticamente que tengan algo acordado sobre los pliegos a tratar, también hay otros que comprenden que la sociedad les reclama diálogo y soluciones.
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