Si en los primeros dos años de la actual gestión se concretaron tres reformas impensadas en Santa Fe (judicial, previsional y de la Constitución), para el 2026 el gobierno que encabeza Maximiliano Pullaro se propone implementar otro cambio profundo: la transformación digital de la administración pública provincial.
El objetivo es simplificar a través de la tecnología una cantidad de trámites que hoy afectan a los santafesinos cada vez que entran en relación con el Estado para cumplir con disposiciones vigentes o hacer alguna gestión. Habrá, a partir de estos cambios, una sola boca de entrada, “todo en un solo lugar”, para concretar las gestiones de los ciudadanos, que tendrán así una comunicación directa, ida y vuelta.
“Es hacerle la vida más fácil a los ciudadanos y que la mayoría de los trámites se hagan de forma digital. Se trata de una reforma, una transformación real del Estado, no una simple modernización: no es hacer lo que se hace ahora, pero digital. Estamos cambiando la forma en que el Estado se relaciona con la gente, terminando con el ciudadano delivery, que tenía que llevar un papel de un lado al otro porque el Estado era ineficiente. Si la información la tenemos nosotros, no se la pedimos ocho veces. El Estado no tiene que molestar al ciudadano, las cosas tienen que ser fáciles y rápidas”, explicó a Suma Política el secretario de Tecnologías para la Gestión, Ignacio Tabares.
Los cambios repercutirán en una amplia gama de usuarios, desde comerciantes y empresarios, hasta un constructor que lleva adelante algún emprendimiento inmobiliario. Esta reforma tendrá impacto directo en los ciudadanos en los más variados roles que desempeñan en la sociedad.
“Acortar brutalmente la cantidad de trámites que hay que hacer”. Esa es la premisa con la que se va a encarar una reforma del Estado que se pondrá en marcha en 2026.
Un ejemplo de lo que puede cambiar: en los emprendimientos inmobiliarios actualmente hay que hacer trámites que demandan entre cuatro y cinco años. Con el nuevo sistema se estima que se podrán conseguir esas mismas habilitaciones en una semana. Ese es uno de los datos que da una idea de la profundidad que tendrá esta transformación.

“Mi Santa Fe”, la nueva aplicación
La reforma necesita de dos cosas: el aporte de tecnología y algunas aprobaciones legislativas para permitir mediante leyes simplificar los trámites actuales.
Todo se implementará mediante una aplicación (que ya está disponible y se puede bajar usando el número de DNI desde todos los teléfonos celulares) llamada “Mi Santa Fe”, que va a permitir realizar una serie de trámites online.
La aplicación va a posibilitar unificar gestiones y que en una misma boca de entrada los ciudadanos puedan hacer todo.
Entre otras funciones permitirá acceder a todos los servicios digitales, como los documentos que tiene la administración pública. Entre otros aparecerán ahí licencias de conducir, calendarios de vacunación y partidas de nacimiento.
También será posible consultar la libreta escolar a quienes tengan hijos en la educación primaria o secundaria.
Cuando alguien presenta un trámite en la administración pública digital habrá ahora domicilios digitales para la comunicación ida y vuelta entre la ciudadanía y el Estado, en reemplazo de los domicilios legales de residencia. Las respuestas a los trámites ya no llegarán por correo, sino que habrá una bandeja electrónica para las notificaciones.
Actualmente existe una aplicación similar para todo lo que sucede en el ámbito escolar, la que va a seguir coexistiendo. Se llama “Mi Escuela” y permite consultar la asistencia de los alumnos que van a clase y la libreta de calificaciones trimestral. Para el 2026 el gobierno plantea también poner en práctica la reinscripción digital, para que los padres ya no tengan que ir a hacer una inscripción en papel.
“Mi Santa Fe “ también enviará alertas cuando alguna dosis de vacuna esté pendiente, avisará si hay algún impuesto que está por vencer, y también servirá para que la Empresa Provincial de la Energía o Aguas Santafesinas informen a los usuarios cuando tienen un problema con el servicio, para que se pueda saber en qué momento se va a reponer.
Un comentario de sentido común fue el que llevó a las actuales autoridades a ponerle velocidad a estos cambios: “Si en la actividad privada hoy esto ya está resuelto, no puede ser que el Estado no lo tenga. Si a través de una aplicación hoy se puede seguir el recorrido de un envío hasta que llega al domicilio, ¿cómo el Estado no va a poder informar sus cosas de la misma manera? Si no lo hacemos, somos unos inútiles”, fue la reflexión que sirvió de incentivo.
Fue así que desde hace un año comenzó puertas adentro del gobierno el entrenamiento de un equipo multisectorial. Se armaron unidades de gestión, que funcionan en paralelo a la administración central. Es un modelo similar al que ya se implementó en el Servicio Penitenciario, donde en el último año se pusieron en práctica una serie de leyes especiales para agilizar trámites.
Admiten que el resultado en esa área es más que satisfactorio: hay trámites que antes tardaban de seis meses a un año y que ahora se hacen en dos semanas, y que donde había que cumplir decenas de pasos, ahora se redujeron con modificaciones de leyes y nuevas resoluciones. Esa velocidad es la que permitió que en un año se hayan construido en la provincia la misma cantidad de plazas carcelarias que las que se hicieron en los últimos 40 años.

¿El fin de la API?
Una de las consecuencias que podrían derivar de esta transformación del Estado puede ser el cierre de la Administración Provincial de Impuestos, un organismo autárquico que actualmente ejecuta la política tributaria: emite, recauda y fiscaliza los impuestos (inmobiliarios y patente automotor, principalmente), además de tasas y contribuciones.
La mayoría de esas funciones serán absorbidas por la nueva aplicación, en un cambio que se estima será progresivo y que implicará una amplia reducción y redistribución del personal que actualmente trabaja en las oficinas de Rosario y Santa Fe.
Cada una de esas dependencias regionales tiene direcciones de Finanzas, Administración y Recursos Humanos, y un plantel de alrededor de 400 empleados, que se ha ido reduciendo en los últimos años.
Además de las leyes que se van a necesitar para concretar estos cambios, y del aporte tecnológico, en el gobierno consideran que será fundamental trabajar para conseguir un tercer aporte: una modificación de la cultura del empleado público, que incorpore esa tecnología y se adapte a los cambios.
En algún sector del gobierno, el cierre de la API se da por seguro: “La vamos a cerrar. Esa es la meta. Y no estamos tan lejos”, afirman.
En paralelo, el secretario de Tecnologías para la Gestión, Ignacio Tabares, aceptó que la transformación digital va a significar que mucha gente que actualmente atiende al público ya no será necesaria, aunque opinó que el organismo debería seguir existiendo.
Tabares aclaró que la aplicación “no va a reemplazar a la API, porque ese organismo hace otras cosas”, y detalló que la aplicación “va a orquestar todo el servicio de la API, va a traer todo lo que tiene esa oficina del ciudadano santafesino para mostrarlo en un solo lugar. Técnicamente se llama orquestación de servicios, una especie de director de orquesta que junta todo lo que está dando vuelta del ciudadano y lo disponibiliza en un solo lugar”.
Aceptó que con el cambio digital los ciudadanos “ya no van a tener que ir personalmente a hacer el 80 por ciento de los trámites, como sucede en la AFIP, pero hay un 20 por ciento que sí. A veces hay que presentarse personalmente en la oficina y hay muchos procesos que se resuelven con la intervención de personas. Siempre eso es necesario. Hay muchos sistemas y a veces hay que interoperar entre uno y otro, y eso debe ser manual y lo seguirán haciendo las personas”.
Anticipó que probablemente “no será necesario que la API tenga atención al público masiva como ocurre actualmente, pero es necesario que subsista el organismo, para que puertas adentro resuelva los temas”.
Lo que es seguro es que habrá una reducción importante de actividades en ese histórico organismo autárquico. Eso se debe a que la nueva aplicación “MI Santa Fe” afectará también todo lo que tiene que ver con el cobro de impuestos.
Tabares detalló que un aspecto novedoso de la transformación es que habrá una atención virtual que reemplazará a las atenciones físicas, para todos los trámites.
De la misma forma, señaló que de a poco ya se están migrando los trámites presenciales a la modalidad online en el Registro de Personas Jurídicas (que fusionó a la ex IGPJ y el ex Registro Público de Comercio).
En el mismo sentido, este martes 2 de diciembre el gobierno inaugurará el Portal de Trámites, que actualmente se llama de Servicios. El cambio de nombre expresa el criterio a seguir: abandonar el trámite, si no es indispensable. La idea de la transformación apunta a que en adelante se trabaje en lo que llaman “eventos de vida”. Un ejemplo claro de eso es la jubilación, que actualmente implica cinco trámites. Prometen que desde esta transformación será uno solo: que la persona se quiere jubilar. La administración deberá resolver hacia adentro el resto de las acciones necesarias para que ese “evento” sea posible.
El tablero de Pullaro
En esta transformación, al igual que con las obras estratégicas que viene llevando adelante el gobierno provincial, el que ejercerá un control paso a paso del avance de los cambios será el propio gobernador Pullaro, con una herramienta nueva.
En el gobierno es sabido que fue una idea que le acercó al gobernador el ex candidato a presidente Horacio Rodríguez Larreta, cuando participó de algunas reuniones del gabinete de Unidos en la provincia. Fue en los primeros meses de la actual gestión.
Le dijo que era un sistema que le había dado buenos resultados como jefe de Gobierno de Buenos Aires y lo contactó con el equipo técnico que lo desarrolló, y así se puso en marcha en Santa Fe. Hoy es una herramienta que Pullaro considera fundamental para poder estar en todo lo que le importa.
Es un tablero de seguimiento que se aplica a obras estratégicas, la compra de patrulleros y todo lo que el gobernador quiera mantener bajo control.
Cada cosa le aparece con una línea de puntos que establecen el tiempo de su desarrollo. Cada etapa tiene un tiempo razonable de avance y ejecución, que le marca su evolución en colores: verde, amarillo o rojo. Eso le permite saber si se cumplen los tiempos de cada instancia y, si aparecen problemas, donde está el cuello de botella.
Ese seguimiento se actualiza día a día y ante cada inconveniente van saltando alertas de colores. Ante un amarillo o rojo, Pullaro llama a los responsables para saber qué pasa, si es una cuestión de procedimiento, si al funcionario se le pasó o no lo pudo resolver, y ver qué puede hacer si alguno de los proyectos no se va a poder terminar en el tiempo proyectado. Por ahora el tablero del gobernador controla 50 obras estratégicas.
Para el gobierno este seguimiento es una de las claves para explicar la cantidad de obras que se están haciendo en Santa Fe. En 2026 se incluirá en ese tablero la reforma del Estado santafesino.

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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
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