Fuego contra fuego. Las balaceras contra Dylan Lautaro Cantero y Rosa Anahí Camino, el crimen de Eliana Noelia Fernández y el tiroteo contra la casa de Fernando Andrés Cappelletti son parte de una misma secuencia: el conflicto entre Los Monos y Los Menores por la hegemonía criminal en Rosario, una disputa que transcurrió más o menos solapada a lo largo de 2025 y que sobre el final del año emerge con máxima violencia.
Así lo investiga el Ministerio Público de la Acusación. Los atentados contra Cantero y Camino se perpetraron pasado el mediodía del 17 de noviembre. Los nombres tienen prosapia: Dylan es el hijo menor de Ariel “el Viejo” Cantero y Patricia Contreras, fundadores de Los Monos; Rosa, hermana de Roberto “Pimpi” Camino, el líder de la barra brava de Newell’s asesinado en 2010. La simultaneidad de las balaceras daría cuenta de un plan que lleva la firma de Los Menores.
La primera reacción se produjo al anochecer del mismo 17 de noviembre, cuando una moto se detuvo frente a la casa de Fernando Cappelletti, en Garay y Felipe Moré, y el que iba de acompañante abrió fuego a discreción contra las personas a la vista. Cappelletti fue identificado como miembro de la rama menos violenta de Los Menores, dedicada a casinos clandestinos. El ataque provocó tres heridos, entre ellos un hermano de 18 años del dueño de casa.
Acto seguido, Eliana Noelia Fernández fue baleada en su casa de Aurora al 3800. La mujer tenía 36 años y murió en el Hospital de Emergencias. “Siempre se relacionó con actores criminales contrarios a Los Monos”, dice el fiscal Patricio Saldutti, a cargo de la investigación.
El sistema Lince detectó que el Peugeot 208 gris oscuro en el que se movilizaron los atacantes de Cantero fue abandonado a cien metros de la casa de Fernández. Una punta del ovillo para desenredar. Los Monos no cuentan con esa tecnología que rastrea vehículos y personas a través del monitoreo de cámaras de vigilancia, pero habrían llegado a la misma conclusión. Un vecino de la calle Aurora contó por su parte que se asomó al oír los disparos y vio a dos personas en una moto.
La casa de Fernández ostentaba una cámara de vigilancia, pero al parecer con fines decorativos porque el aparato no tenía el dispositivo que graba y almacena los videos. “En el barrio nadie quiso hablar. Los familiares a los que entrevistamos afirman que ella no tenía conflictos ni había recibido amenazas y que se dedicaba a atender una verdulería en la misma casa. El celular desapareció de la escena, pero no se lo robaron”, detalla el fiscal Saldutti.
De ocupación ama de casa y venta de ropa independiente, como se presentó ante la Justicia Federal que la condenó en 2019 Rosa Camino fue baleada en Presidente Quintana y Chacabuco; sus hijos Joana y Rubén también resultaron heridos. La casa de la familia posee cámara de vigilancia y de allí provino la imagen del vehículo de sus agresores, una moto de color naranja y negra. El registro, sumado al llamado al 911 de una vecina alarmada por la presencia de desconocidos, condujo al secuestro de la moto y la captura de ocho jóvenes: entre ellos, el supuesto tiratiros, de 21 años y con resultado positivo en el análisis de dermotest.
Cuestión de Estado
El apellido pesa. Dylan Cantero carga con el legado de Los Monos, la sola mención de sus datos de filiación habilita la sospecha y lo que en otros no merecería demasiada atención —por ejemplo, tener partes de una moto robada o no respetar una prisión domiciliaria— en su caso se agiganta con grandes titulares. Hasta el Ministerio de Seguridad de la Nación repitió el prejuicio cuando llamó “Operativo de tal palo” a los procedimientos de la Policía Federal en los que fue detenido el hijo del “Viejo” y otras seis personas:
OPERATIVO "DE TAL PALO"
— Ministerio de Seguridad Nacional (@MinSeguridad_Ar) December 5, 2025
En el marco del Plan Bandera, desmantelamos una organización narco que operaba en Rosario y detuvimos a 7 integrantes entre quienes estaba Dylan Cantero, hijo del líder de "Los Monos".
A través del @DFI_Arg de la PFA, realizamos 8 allanamientos, incluso… pic.twitter.com/buzLOOgCMX
Cantero fue imputado por vender drogas entre marzo y septiembre a través de tres quioscos ubicados en Las Flores. La fiscalía describió una red en tres niveles: Dylan y Mariana Cantero, previamente en prisión domiciliaria, “ocuparon un rol que consistió en tener personas a su cargo para la venta de marihuana y cocaína fraccionada”; Sebastián Reyna y Luzmila Melani Barrias, “personas de confianza, se encargaban del contacto con los distintos puntos de venta”; el último eslabón habría sido el de los vendedores. En Pasaje 528 al 6400 guardaban 2 kilos de marihuana y 780 gramos de cocaína, secuestrados el 25 de septiembre.
El apellido pesa. Dylan Cantero carga con el legado de Los Monos, la sola mención de sus datos de filiación habilita la sospecha…
“La droga que la fiscalía atribuye a este grupo se encontró de manera compactada —dice el abogado Leonel Iesari, defensor de Luzmila Barrias—. La ley establece que el microtráfico es el último eslabón, con la cocaína o la marihuana fraccionada: no es el caso. Mariana Cantero y Luzmila Barrias, además, fueron condenadas en la Justicia Federal en mayo de 2024. Por eso pedimos que la causa pase a la Justicia Federal”.
El juez Rodrigo Santana descartó el pedido de la defensa, que apelará la resolución. Leonel Iesari señala razones de fuerza mayor en el traslado de Cantero a la cárcel de Piñero: “Con los atentados contra Dylan, el Estado se vio comprometido a hacer algo y la única manera era encarcelándolo”, analiza el también defensor de “Guille” y de Uriel Luciano Cantero.
“El juez valoró la evidencia directa, objetiva y también de contexto para admitir la imputación en los términos que propuso la Fiscalía. Incluso resolvió para Dylan y Mariana Cantero la medida cautelar más gravosa que es la de prisión preventiva por 2 años”, destaca el fiscal César Pierantoni. El punto de partida fueron escuchas provenientes de una investigación iniciada en febrero, después del secuestro de cocaína fraccionada en una casa de Platón al 1200, el relato de un vecino y una línea de teléfono intervenida.
El teléfono deparó conversaciones entre Sergio Agustín Insaurralde —condenado por amenazas y encubrimiento, preso en la cárcel de Coronda— y Stella Maris Pizarro, vecina de Las Flores. “En una de las conversaciones, Pizarro dice que Dylan Cantero había mandado a Iara, su pareja, para preguntarle si quería vender droga”, apunta Pierantoni. En otra, surgió inesperadamente una confesión que involucró a la pareja en el crimen de Pedro Daniel Coronel, perpetrado el 6 de enero de 2022 y con autores desconocidos hasta esa revelación.
El teléfono de Luzmila Barrias aportó más indicios: mensajes sobre “el allanamiento a la Chuk” (Chucky, por Mariana Cantero) y el dato de que también Dylan Cantero utilizaba esa línea. “Lo que vemos es el uso de personas interpuestas para contactar a los vendedores —afirma el fiscal Pierantoni—. Barrias era la que gestionaba en la calle”.
Otra versión extraoficial sostiene en cambio que los hermanos Cantero no administraban directamente la red sino que recibían una especie de canon por permitir la venta de drogas en su territorio. Lo que se llama “cobrar la zona”, una modalidad típica de las bandas criminales. El abogado Iesari afirma además que el Dylan mencionado en las escuchas telefónicas es un hijo de Melisa García, identificada como distribuidora y prófuga: “La fiscalía debería aclarar ese punto”, desafía.
“No hay lógica para que Dylan Cantero hiciera algo en el ambiente —argumenta Iesari—. Fue escrachado públicamente; en el tiempo en que estuvo en libertad fue allanado y le confiscaron teléfonos; sabía que estaba dentro del radar de una manera muy fina y se presentó a la Justicia. La familia además no tenía intenciones de involucrarlo en nada ilegal y no quería que volviera a ser detenido”.
El fiscal Pierantoni tiene otro punto de vista: “Dylan Cantero es un actor de peso, al menos en Las Flores, La Granada, Tiro Suizo. En la audiencia se ventiló su influencia también en el club de pescadores El Mangrullo, que ha estado vinculado con el “Viejo” Cantero”. Los Menores parecen tener en la misma consideración al heredero de Los Monos.
En la mira
Dylan Lautaro Cantero cumplió tres años de prisión efectiva por dos sentencias en causas por tenencia ilegítima de un arma de fuego y como integrante de la asociación ilícita liderada por su sobrino Uriel Lautaro Cantero. El apellido parece una especie de reflector sobre su persona desde que era menor y hace que cualquier incidente se vuelva público: detenido por violar la restricción ambulatoria durante la pandemia o ser sorprendido con partes de una moto robada.
Entre el 6 y el 12 de mayo aparecieron cinco banderas con “denuncias” contra Dylan Cantero y Andrés Bracamonte (h), en distintos puntos de la ciudad. Una de las banderas fue colocada en una parroquia de Gallini al 1100 y agregó referentes de la barra brava de Newll´s al escrache; por ese caso fue imputado Mirko Benítez, alias Mirko Yedro, identificado como integrante de Los Menores.
El 5 de agosto apareció otra bandera dirigida a Dylan Cantero, en las rejas del Hipermercado Libertad, cerca del territorio de Los Monos: “Dejá de matar gente trabajadora en Las Flores”. El abogado Lionel Iesari: “Los escraches son estrategias entre grupos antagónicos. Hacen visible al rival, lo inmovilizan al ponerlo en la mira de la Justicia y de la opinión pública y facilitan una ofensiva en su contra”.
En la secuencia se inscribieron además al menos dos crímenes. Gustavo “Guli” Bovio fue asesinado a balazos en marzo, en España al 3200; tenía 48 años y estaba vinculado con Los Monos. En represalia, un sicario ejecutó a Brian Nahuel Figueroa, de 30 años, cuando salía de presenciar un partido en el Coloso del Parque en el mes de julio. Ambas víctimas pertenecían a la barra brava de Newell´s, aunque no al mismo sector.
En la saga de balaceras contra Dylan Cantero parece marcarse una progresión: en la primera, el 15 de octubre, resultó herido en una pierna; en la segunda, los treinta disparos efectuados contra la casa de Caña de Ámbar al 1800 no dejaron duda de la intención criminal. Los disparos contra el frente del Hospital de Emergencias, cuando Dylan era atendido el 16 de octubre, intensificaron la alarma sobre el hecho y la preocupación por su onda expansiva en la ciudad.
L. G. I., de 16 años, bajó ese día de una moto Honda Wave en Crespo y Pasco y caminó hacia la rampa de acceso a la guardia al Hospital de Emergencias. El menor hizo unos pasos y se detuvo ante la oficina de la telefonista, ante la que abrió fuego “con la intención directa y discrecional de atentar contra su vida”, según la acusación de la fiscalía. La empleada se resguardó debajo de un escritorio y el menor dejó una hoja rayada donde se leía, escrito con birome, una amenaza contra Dylan Cantero.
El menor fue detenido y en la audiencia de imputación fue vinculado con la banda de Luis Lobos, otro oponente de Los Monos, actualmente preso en la cárcel de Piñero. El fiscal Franco Tassini, a cargo de la investigación por la balacera al hospital, acusó a Fabián Gabriel Espinosa, de 32 años, y a Roque Ismael Fernández y Emanuel Oscar Perichón, de 30, por encubrimiento; los tres fueron detenidos por el Comando Radioeléctrico al día siguiente de la balacera mientras incendiaban en bulevar Seguí y vías del ferrocarril la Honda Wave utilizada en el ataque.
La ofensiva contra Dylan Cantero abre un nuevo capítulo en la historia criminal reciente y reaviva el fantasma de los enfrentamientos y venganzas que convulsionaron a Rosario después del crimen de Claudio “Pájaro” Cantero. La empresa actual recuerda a la que Los Menores llevó adelante contra Andrés Bracamonte por los recursos desplegados, la persistencia y el desafío que implica. Así como “Pillín” fue atacado dos veces en las afueras del Gigante de Arroyito, donde se suponía intocable, el retoño de los Cantero fue baleado también dos veces en su casa de Caña de Ámbar al 1800. No hay seguridad.



































