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Política

Milei, Pullaro y Javkin en la Bolsa, el día que se hablarán por discursos

Aunque no se esperan anuncios de medidas cambiarias o tributarias que mejoren el mercado de cereales, siempre que un presidente da un discurso la esperanza se enciende. Ese es el panorama de expectativa en la cadena de la producción santafesina que seguirá con atención la segunda fugaz visita del presidente Javier Milei este viernes a Rosario.

Las señales de lo que vendrá en términos económicos tendrán que ser decodificadas en el discurso que dará el presidente poco después de las 19 en la Bolsa de Comercio, que ya había descartado que la invitación que por protocolo le realizan cada año al primer mandatario fuera aceptada.

Una inesperada suspensión de un viaje que Milei tenía planeado a México, dejó abierta la agenda para una segunda visita del actual presidente a Rosario, aunque habría que contabilizar ya tres encuentros con las autoridades santafesinas si se suma su presencia en Agroactiva, en Armstrong, en junio pasado.

Pasará algo curioso este viernes a raíz de la ausencia de contactos previos o posteriores entre el primer mandatario, el gobernador Maximiliano Pullaro y el intendente Pablo Javkin. Aunque los tres compartirán el mismo espacio, el contacto que tendrán se limitará a saludos breves previo a los discursos de rigor. Lo mismo pasó en el acto por el Día de la Bandera.

Lo más próximo a un encuentro será prestarse el micrófono en una especie de reunión abierta y con público numeroso: los 800 invitados que asistirán a la celebración de los 140 años de la Bolsa.

Cada uno en su discurso elegirá las palabras apropiadas, para regular palos y guiños con los que pretende ser escuchado.

El gobernador probablemente modere las frases que usa habitualmente en sus alocuciones por el interior santafesino, porque rescata las políticas de desregulación y déficit cero del gobierno nacional, pero a la vez reprocha que esos logros se alcancen a costa de no pagarle a la provincia lo que por ley le corresponde.

En este tipo de actos celebratorios suele imperar el tono amable y los reclamos se canalizan por otros ámbitos. Aunque suena extraño que teniendo la posibilidad de un cara a cara, las urgencias del viaje y el regreso apresurado posterguen una charla que podría ser provechosa para otro momento, cuando seguramente las autoridades locales deberán viajar a Capital Federal.

Pullaro seguramente destacará el equilibrio fiscal que consiguió en la provincia, el superávit que puede mostrar a ocho meses de gestión y el ajuste que también lleva a cabo.

Podría mencionar en un contexto de cuestiones pendientes las obras que Nación decidió no hacer, los fondos que Ansés dejó de pagarle a la Caja de Jubilaciones, y los recursos de coparticipación obligatorios que le retacea la administración central. Una crítica por la falta de federalismo y las decisiones que privilegian al Amba no vendrían mal, a pesar de los festejos.

El intendente podría mencionar la falta total de subsidios al transporte rosarino, las demoras en las obras prometidas en la ciudad, como la del Monumento Nacional a la Bandera, que comenzaron con Mauricio Macri y no terminan de continuarse. Siempre apelando a los buenos modales.

Será interesante registrar el calibre de los reclamos y el tono elegido por cada uno en su discurso. De eso se podrán sacar conclusiones.

No se descarta que el presidente cope la parada con un soliloquio de economía y rompa el clima de monotonía, fiel a su estilo, frente a un auditorio que lo aplaude, pero que ya empieza a impacientarse.

Por algo aclaró que se tratará de una visita relámpago. Y que no se queda al cocktail. Aunque no hace falta: todos en la previa parecen más que agradecidos sólo con su presencia.


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