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Economía

Aumento de tarifas: el kirchnerismo teme golpear más a la clase media y propone aplicarlo sólo en barrios caros

Los motivos de la explosiva salida de Martín Guzmán del gobierno podrían calificar como “multicausales”, una palabra de época que puede explicarlo todo, o bien puede no decir nada. Por lo pronto, está acreditado que en las últimas horas previas a su renuncia el ahora ex ministro de Economía tuvo dificultades para que la Secretaría de Energía —políticamente alineada con el kirchnerismo— le diera el retoque final al anunciado formulario para que los argentinos alcanzados por los aumentos en las tarifas de luz y gas pudieran pretextar la condición de debilidad patrimonial y de ingresos para continuar recibiendo por los subsidios.

Ese modelo de aumento de tarifas, que diseñó el propio Guzmán y que satisfacía al FMI, buscaba impactar de manera plena —ya sin subsidios— en el decil superior de la escala socioeconómica (10 por ciento más rico), de manera parcial en toda la franja media de ingresos, y dejaba sólo con las mismas tarifas a quienes subsisten malamente en la base de la pirámide social (esos 25 millones de argentinos que hoy tienen problemas con sus ingresos, de los cuales 17 millones son pobres, y más de cuatro millones, indigentes). Pero eso modelo de aumento de tarifas quedó bajo fuego con su salida.

Silvina Batakis ratificó el aumento de tarifas segmentadas, pero es una incógnita a estas horas qué tipo de segmentación aplicará. Todo indica que se tomará un tiempo para decidir. Por lo pronto, la Secretaría de Energía ya le hizo llegar a la nueva ministra (recibió a Darío Martínez y a Federico Basualdo a las pocas horas de asumir y difundió sonrientes fotos) otro modelo de aumento de tarifas que consiste en un recorte por geolocalización de las viviendas afectadas. Esa propuesta, por ahora, sólo aplica al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). El corredor norte del Gran Buenos Aires, algunas decenas de manzanas en los barrios más caros de la Ciudad de Buenos Aires, y la totalidad de los llamados countries del Gran Buenos Aires son los que pagarían tarifas plenas. El resto de los argentinos, por ahora, seguirían sin cambios en las tarifas.



El desbarranque violento de Guzmán del gobierno, que afectó principalmente al presidente y potenció una crisis económica y política aún no despejada, excede el debate puntual sobre el ajuste de las tarifas, pero tal vez lo tenga como detonante final. Los referentes económicos del gobierno que venían enfrentando dialécticamente a Guzmán desde el mismo momento en que se firmó el acuerdo con el FMI —y su paso por el Congreso, que derivó en la inédita votación dividida del Frente de Todos (FdT)—, sostienen que sería un error aplicar el cuadro segmentado de aumento de tarifas que proponía Guzmán, y que ahora quedó en suspenso. Bajo la narrativa “justiciera” de “sacarle el subsidio a los ricos”, algo que de pura lógica la sociedad en su conjunto parece avalar (y que incluso avaló en una primera etapa de actualización brutal de las tarifas en tiempos del gobierno de Mauricio Macri, luego del largo congelamiento previo del kirchnerismo) podría constituirse en un “caballo de Troya” con el objetivo final de generar un aumento generalizado de tarifas.

Bajo la idea “angelada” de que la energía “no se puede regalar, en especial a quienes la pueden pagar”, en el kirchnerismo temen meterse un nuevo gol en contra, en momentos en que el peronismo ya no tiene margen para ir a buscar más pelotas al fondo de su propio arco.

Con la escalada inflacionaria, aportar desde el gobierno más combustible a la hoguera con aumentos de tarifas, creen en el kirchnerismo, podría resultar políticamente suicida. Y podría hacer un aporte más al clima pre híper, que se intenta fogonear desde sectores clave del poder económico y la oposición política, sugiriendo incluso la renuncia de Alberto Fernández.

…en el kirchnerismo temen meterse un nuevo gol en contra, en momentos en que el peronismo ya no tiene margen para ir a buscar más pelotas al fondo de su propio arco

Con el retorno al funcionamiento de una mesa chica política entre Alberto, Cristina y Sergio Massa, que se aceleró en la semana que termina y quedó confirmado con el cambio discursivo tanto de Máximo como de Cristina Kirchner, dejando de hostilizar al presidente hablando “desde fuera” del gobierno, para volver “a poner la cara” por el FdT, en el kirchnerismo entienden que el eje decisorio político Alberto / Guzmán / FMI ya es parte de un pasado lejano. Aunque fue hasta ayer nomás.

El tema energía preocupa y mucho al gobierno nacional; incluso el ascendente Daniel Scioli, ministro de la Producción, contó que hablaron del tema con Batakis, y que pasado cierto cuello de botella en julio —alto consumo—, “todo se irá normalizando en agosto”, dijo el ex candidato a presidente del oficialismo en 2015 (¿futuro candidato en 2023?).

Ahora, todo indica, y si la paz interna continúa en el frente gobernante, las grandes decisiones serán tomadas en acuerdo —el aumento o no de las tarifas es una enorme decisión de política pública—. Es posible que Silvina Batakis no haya podido aún sentarse a evaluar tamaño dilema; como todo lo que le toca, la urgencia es total, y la necesidad de acertar en la medida, un imperativo de supervivencia personal y del gobierno que la convocó.


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