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Política

Batalla de San Lorenzo: el intendente que Pullaro convenció para ganarle el convencional a Traferri

La noche del domingo 13 de abril algo habrá cambiado en San Lorenzo. Se enfrentarán por segunda vez en 26 años (la primera fue en 1999 por la Intendencia) dos rivales que habían hecho las pases y acordado una convivencia de no agresión. Después de un duro enfrentamiento en campañas que quedaron en el olvido hace más de diez años, la decisión fue pragmática: el que ganaba para la intendencia no impulsaba ni apoyaba un candidato propio a senador, y el que venía ganando para representar al departamento en la Legislatura no ponía obstáculos para que el otro triunfara en la Intendencia.

Eso sería normal si los dos dirigentes fueran de un mismo espacio político, pero adquiere notoriedad porque uno es radical y el otro peronista. Leonardo Raimundo, de origen en la Ucedé, se sumó en tiempos de Hermes Binner a la Alianza Santafesina y ganó en 2007 por primera vez como intendente (ese año se impuso en la Municipalidad y la senaduría quedó para el radical Eduardo Galaretto). 

Desde entonces Raimundo fue reelecto cuatro veces al frente de la Municipalidad. Ahora es el candidato al que convenció el gobernador Maximiliano Pullaro para torcer el destino de un departamento y ganar una banca más en la convención que va a reformar la Constitución de Santa Fe. La única vez que se enfrentó con Traferri, perdió por unos 1200 votos, cuando todavía se sumaban los sublemas de cada alianza o partido (8500 a 6300 fue el resultado general).

San Lorenzo está entre los dos o tres distritos que Unidos apuesta a cambiarle el signo político de la victoria. Históricamente estuvo alineado con el peronismo que reeligió cuatro veces a Armando Ramón Traferri (su primer mandato fue en 2003), quien ahora será el candidato oficial del peronismo para convencional departamental. Lo mismo harán los otros cuatro senadores que quedaron por el PJ.

Lo paradójico es que mientras uno ganaba para el peronismo la senaduría, el radical también se imponía como intendente. Y el electorado que votaba era el mismo. 

Se enfrentaron tres veces con candidatos propios. En 2003 la esposa de Traferri, Mónica de la Quintana, lo sucedió en la Intendencia cuando fue electo senador, aunque en 2007 perdió la ciudad a manos de Raimundo. Ese año Galaretto también se impuso a Traferri para senador, pero en 2011 se invirtió el resultado, dando inicio a una serie de cuatro mandatos consecutivos a favor del dirigente del PJ. 


“Para qué nos vamos a pelear”


Ese simple razonamiento de aceptar la realidad fue el que hizo que después de intentar varias veces torcer esa voluntad para un lado o para el otro, para que los dos cargos se alinearan para el mismo signo político, Raimundo y Traferri entendieron que la ciudadanía de San Lorenzo los apoyaba a ambos para los cargos en los que estaban y para los que se seguían proponiendo. “Por qué nos vamos a pelear si la gente nos quiere a los dos, casi que sacamos los mismos votos”, coincidieron. Cada uno en su lugar.

Aunque probablemente lo nieguen, después de la elección de 2015 acordaron que no se iban a molestar políticamente. Esa pax es la que ahora puede romperse. Ambos conocen las “mañas” de cada uno, porque las sufrieron en otras campañas electorales (en 2011 hubo denuncias de quema de autos y compra de votos). Esta puede volver a ser tan agresiva como las de antaño o tal vez transcurra como un accidente que apenas interrumpirá durante un mes una cordial relación.

Que Traferri se presente como candidato a convencional tiene la lógica de lo que harán casi todos los senadores santafesinos, radicales y del PJ (apenas hay un par de excepciones), pero que Raimundo se postule debe leerse como la intención de Pullaro para sumar una banca hasta ahora esquiva para el oficialismo. La candidata natural del espacio, Silvana Rosina Di Stéfano, será suplente, seguramente porque después de los sondeos de imagen se concluyó que si alguien puede tener chances de vencer a Traferri es el actual intendente de San Lorenzo.

A Raimundo se lo ve en este primer tramo después de la inscripción de candidaturas más concentrado en la gestión que en la reforma constitucional, aunque quienes lo postulan aseguran que es uno de los que está mejor preparado para cumplir con la función de convencional: es abogado y licenciado en Ciencia Política.

También le reconocen una preparación en la materia y que podría aportar una mirada a favor del interés de los municipios, principalmente con los avances que se puedan dar en defensa de la autonomía y para terminar con las elecciones de medio término y los mandatos comunales de dos años.

Consultado por Suma Política sobre la particularidad de la disputa con Traferri contestó: “Respetuosamente, no hablo del pasado. No es una elección de senador: es para un evento trascendente, tener una Constitución del siglo XXI”. También admitió que aceptó la candidatura porque fue una propuesta del gobernador.



La victoria y un juicio pendiente


Traferri le venía diciendo a sus allegados que después de las acusaciones que tuvo que enfrentar en los últimos años, la del 2023 fue la elección más complicada de su historia política, donde a pesar de todos los pronósticos que le auguraban una derrota, volvió a imponerse. Dejará la banca de senador en 2027, a los 73 años. 

En la intimidad de su sector había insinuado que la que ganó como senador pudo haber sido su última elección, aunque ahora con la de convencionales le agregará una disputa más a su registro personal.

En el medio teme que surja un ingrediente inesperado para enturbiar su campaña, como sería un urgente llamado de Fiscalía para que se presente al juicio oral que tiene pendiente por las imputaciones que le pesan en la causa del juego clandestino en la provincia, un caso que llevó a prisión al capitalista Leonardo Peiti. 

Después de una negativa inicial, el año pasado Traferri aceptó que le quiten los fueros para poder ser enjuiciado y defenderse, algo que ahora podría quedar establecido definitivamente como norma en la nueva Constitución reformada.


Una llamada perdida y LLA


La aparición de Raimundo para sumarse a la disputa para el cargo de convencional sorprendió a Traferri. Aseguran que le cayó mal. Los dos dirigentes incluso habían compartido una cena en noviembre último. Ahora, nadie le avisó que se iban a enfrentar. Aunque en su teléfono quedó una llamada perdida en los primeros días de enero, cuando no estaba en el país. 

En aquel encuentro de noviembre hasta se habló de la posibilidad de que el intendente se postule algún día para la Gobernación, aunque siempre le quedó la duda si era opinión genuina o para sacarlo del medio. Que es joven (tiene 58 años), está preparado, posee buen discurso y una exitosa gestión, fueron los argumentos. Hasta se especuló con que el peronismo podría apoyarlo, ahora que el sector de los senadores se quedó con la conducción del partido.

La disputa Raimundo-Traferri podría verse afectada en su resultado por los pronósticos que le adjudican buenas perspectivas al debut de La Libertad Avanza. En total serán nueve los candidatos que disputarán esta banca en el departamento San Lorenzo. Pero todas las miradas están en LLA, porque será la primera prueba electoral a nivel nacional para el sello del presidente Javier Milei, y será en la provincia de Santa Fe.

Los analistas especulan que tanto en los concejos municipales como en la elección de convencionales, más allá de los candidatos que representen a LLA, el voto podría ser muy favorable, al igual que cuando las listas de Mauricio Macri hicieron que en Santa Fe para diputado nacional se impusiera un entonces desconocido Albor Cantard. No ocurriría lo mismo en las comisiones comunales, donde prevalece siempre más el conocimiento de los candidatos antes que los sellos partidarios.

Si esa influencia de la marca partidaria resulta decisiva en las elecciones del 13 de abril, es probable que en la disputa por el convencional del departamento San Lorenzo también se haga notar. La candidata a convencional de LLA es una joven que trabajó en las redes sociales del gobierno nacional. Eugenia Noemí Rolón se define como “cristiana, de derecha, anticomunista y antifeminista” y actualmente no reside en San Lorenzo sino en Buenos Aires. Y a pesar de sus miles de seguidores y regulares reposteos, no suele tener demasiado contacto con la prensa.



Su padre, Gustavo Rolón, es empleado municipal en la ciudad industrial, cargo al que ingresó cuando Traferri era intendente (ejerció tres mandatos entre 1991 y 2003). Cuenta que ya lo llamó por teléfono para hacerle saber al actual senador que no podrá votarlo como hacía siempre, porque esta vez se presentará su hija como candidata. La madre de Rolón, Tati, fue una dirigente barrial también incondicional del actual senador al que apodan Pipi. 

Después de la elección del 13 de abril, Traferri seguirá siendo senador y Raimundo intendente. Pero uno quedará más fortalecido que el otro. El intendente podría animarse a disputar un cargo provincial y el senador a buscar una nueva reelección, aunque ya dijo que piensa cada vez más en el retiro. Ninguno de los dos evalúa el escenario de que les gane La Libertad Avanza. Sí, admiten que esa aparición puede dividir el voto en tres, y en ese reparto el que más tiene para perder puede ser Raimundo, aunque en San Lorenzo esos cálculos pueden fallar.


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