El segundo simposio “La Reforma Constitucional Santafesina en Agenda”, en el marco del XV Congreso Nacional y VIII Internacional sobre Democracia, abrió con preguntas y una ironía. “Deberíamos haber titulado otra vez en agenda”, dijo a modo de presentación Lourdes Lordi, desde el Observatorio Político Electoral de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), antes de plantear los primeros interrogantes de la tarde: ¿por qué no se puede realizar, si acumula proyectos y reclamos? ¿por qué no encarna en la gente? ¿debe nacer como volantazo político o construcción de consenso? ¿qué reformar? Y eso sólo en el primer renglón del panel que justamente tenía cuatro voces a favor de concretarla y ningún representante de lo que se considera el principal actor con poder de veto: la Cámara de Senadores de la provincia.
Mentado o aludido, el poder fue el pivote del encuentro. “Como toda reforma electoral supone poner en discusión el reparto de poder, habilitando la reelección para gobernadores y limitándola para legisladores, modificación de cláusula de mayorías en las bancas, autonomías municipales”, detalló Lodi. Por su parte, al dar la bienvenida y agradecer al panel de legisladores, el rector Franco Bartolacci no pasó por alto el registro de asistencia “sobre todo cuando se trata de discutir cómo la política se reforma a sí misma”, enfatizó.
“A esta altura del partido es imperdonable que no tengamos la capacidad de generar las condiciones políticas para poder producir una reforma que es absolutamente necesaria, y hay una tarea que tiene que asumir la Universidad”, señaló el rector. Y dijo que hasta que no exista cierto consenso social respecto a la necesidad de la reforma difícilmente sean el poder y la política quienes concedan este cambio de reglas de juego.
El panel estuvo integrado por los diputados Rubén Giustiniani (Igualdad) y Carlos Del Frade (Soberanía Popular), las diputadas Lionella Cattalini (socialismo) y Gisela Scaglia (vicepresidenta del PRO, diputada mandato cumplido). Ausentes Luis Rubeo (PJ) y Ariel Bermúdez (CREO), tampoco hubo portavoz del radicalismo. Si bien heterogéneo, no hubo posiciones demasiado polarizadas, más vale se las podría hilvanar con un hilo conductor: conjurar los fantasmas que impiden su convocatoria.
“Desde el retorno de la democracia a la fecha, siempre estuvo en agenda y abundan los proyectos en la Legislatura; por eso la pregunta es por qué no se pudo avanzar”, dijo Lodi sobre la Constitución provincial, que tiene 60 años y sobrevivió intacta incluso a la Reforma Constitucional de 1994. Para los disertantes, en todo ese tiempo corrió más que agua debajo del puente, con la profundización de conciencia sobre aspectos sociales, políticos, económicos, éticos y hasta jurídicos sólo a modo de ejemplo.
La actividad, entre ajetreo de acreditaciones y movimiento de interesados, se realizó en el impecable sector Aulario de la Facultad de Ciencia Política. “Nosotros creemos que es fundamental la reforma y que hay que discutir absolutamente todo”, aseguró Del Frade. Después insistió con su lectura de los acuerdos que rigen la política provincial: “Creemos que en la provincia existe el Partido Único Santafesino (Pus), que es la sumatoria de intereses conservadores que se expresa en nichos en senadores y diputados, en los poderes judicial, empresario y eclesiástico. Es la infección que determina, por ejemplo, que la provincia extremadamente rica tenga bolsones de pobreza”, y calificó de insólito que la Constitución de 1921 tenga aspectos más avanzados. Además caracterizó a Santa Fe como una provincia ultra conservadora, tachó de oscura a la Cámara de Senadores y auspició la unicameralidad, “como tiene Córdoba”.
“Lo que interesa son los por qué no se puede reformar”, dijo Giustiniani y consideró entre los obstáculos a una crisis de representatividad de la dirigencia política que se asume como clase, con decisiones alejadas de la gente, con la rémora de los privilegios entre lo más cuestionable. “Es una crisis moral porque a la política le va muy bien y a la gente muy mal, cada vez somos más desiguales, no es patrimonio de Argentina, es de 40 años de liberalismo en el mundo”, puntualizó como contexto. Y dijo que “la Constitución actual es un Frankenstein”, cuestionó la división departamental, la discrecionalidad de los subsidios que otorgan los senadores y el poder concentrado en el Ejecutivo.
Por su parte Scaglia consideró llamativo que la reforma aparezca y desaparezca de la agenda, no se trata de “saldar cuentas de un presente sino ver cuáles son los debates hacia adelante, en el largo plazo, pensando cuáles son los nuevos temas que se ponen en juego”.
Por su lado, Cattalini reivindicó el proyecto que impulsó el ex gobernador Miguel Lifschtiz para la reforma, en el que descollaba la convocatoria a la ciudadanía, recordó que en la actualidad hay once proyectos de reforma y puso énfasis en adaptar las instituciones a los nuevos tiempos.
“Hoy Santa Fe, que supo ser pionera en reformas legislativas y constitucionales, está atrasada enormemente no sólo con respecto a la Constitución de 1994, sino sobre todo de la realidad social y eso es una deuda imperdonable de la democracia y la política de esta provincia”, dijo. Entre los aspectos a discutir destacó una reforma de la Justicia, para que sea “cercana, que no le dé la espalda a la gente, a los que sufren, es decir adaptar las instituciones a la época en que vivimos”, aseguró.
Derechos a la luz de los nuevos tiempos, adecuación de mandatos, reelección, voto joven, aspectos tributarios, defensa de recursos y de la biodiversidad, ley propia de educación, reparto de poder, autonomías municipales, representatividad en las Cámaras, fueron algunos de los ejes que se escucharon en un encuentro donde también sobrevolaron las experiencias de Chile y Brasil como para abrevar en ellas. Los presentes agradecieron la oportunidad pese a saber que las preguntas del inicio de la reunión, por ahora, siguen vigentes.