Connect with us

Hi, what are you looking for?

Política

Cristina, Axel y la mediación de Estela: se reacomodan los roles del peronismo para darle pelea a Milei

Después de algunos días tensos con dimes, diretes, cruces y reproches, Axel Kicillof y Cristina Kirchner se volvieron a juntar en el Teatro Argentino de La Plata, mediados por Estela de Carlotto, en la celebración número 47 del nacimiento de las Abuelas de Plaza de Mayo. El aniversario es coincidente con el cumpleaños de la propia Estela, que alcanzó los 94 años el 22 de octubre.

Los fotogramas por sí solos no son la película, aunque pueden contribuir, como secuencia, a contar la historia entera, su desarrollo, sentido y desenlace; en contrario, sin contexto y sin continuidad, una foto suelta puede enmascarar, transitoriamente, una verdad diferente.

Se sabe, además, que a “viejo” se puede llegar con sabiduría y convertirse en maestro de la tribu, o llegar con amnesia y desvariando. Estela representa el primer caso, y este miércoles hizo un aporte a la racionalidad kirchnerista, luego del estrépito que causaron los cruces entre CFK y Kicillof, a propósito de una posición de ambigüedad del gobernador bonaerense alrededor de la sorpresiva candidatura y presentación de una lista de la ex presidenta para presidir el Partido Justicialista. Kicillof venía de celebrar el 17 de octubre con un gran acto en Berisso, donde montó una estética de campaña a largo plazo (presidenciales 2027), dio algún guiño, pero a la vez intentó gambetear el tema del PJ, mucho más del presente: elegir desde el mayor partido de la oposición una voz de posicionamiento contra la política de ajuste neoliberal y autoritaria que arrasa desde la Casa Rosada.

Con el correr de los días, Kicillof fue acercando posiciones hacia Cristina, en especial cuando definió: “Quintela no es mi candidato”, pero la frialdad continúa, aun compartiendo silla de por medio, como sucedió en el acto de Abuelas.

El contendiente de Cristina, Ricardo Quintela, recibió el apoyo en estas horas del peronista ahora mileísta gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo. “No soy de La Cámpora y no soy kirchnerista” expresó Jaldo al momento de apoyar al gobernador de La Rioja para presidir el PJ. Jaldo, que lleva al presidente de la legislatura provincial como figura de relevancia en el armado de la lista de Quintela (y que provocó la fractura del bloque de UxP en Diputados, separando a sus tres representantes, que bajó de 102 a 99 diputados) fue rápidamente señalado por el entorno de Cristina Kirchner, que recordó su pasado reciente de adscripción al cristinismo. Cuando fue electo diputado nacional, en 2013, Jaldo juró al asumir en el recinto del Congreso (además de por “Dios y por la Patria”) por “Néstor y mi conductora Cristina Kirchner”

La decisión política, inesperada, de Cristina Kirchner de ir por la presidencia del PJ reconfigura la importancia de ese cargo, que de no ser por la pretensión cristinista no le interesaba a casi nadie. La violencia verbal sin precedentes (incluso en tiempos de dictaduras) que emana desde la Casa Rosada contra la expresidenta (“el último clavo al cajón de kirchnerismo con Cristina adentro”, dijo Milei) no hace más que confirmar la permanencia del antagonismo entre dos visiones de la Argentina, dos formas de organizar el Estado, la economía y la cultura en general, que perduran con total vigencia aun cuando se acerca el 80 aniversario de la revolución en paz del 17 de octubre de 1945.

Salvo desde los tiempos de la declinación de Raúl Alfonsín, a finales de la década de los 80, hasta la emergencia del kirchnerismo en 2003, cuando el programa del peronismo fue abandonado por las cúpulas partidarias, y ambos partidos mayoritarios (PJ y UCR) se turnaban como garantes más o menos amigables de la cúpula del poder económico, el único programa político, económico y cultural que afectó parcialmente el status quo fue el que tuvo al peronismo originario como inspiración.

Paralelamente, y en la medida que cede el choque Cristina-Axel (aunque perduren las desconfianzas entre Máximo Kirchner y el gobernador bonaerense) los hilos del armado del riojano Quintela quedan a la vista. El gobernador de La Rioja era, hasta hace pocas semanas, el más cristinista de tierra adentro, tal vez con la única excepción de quien resultó primer candidato a vicepresidente por la lista “Primero la Patria”, el formoseño y jefe del bloque peronista en el Senado, José Mayans; pero con la irrupción de CFK, Quintela se reperfiló. Y ahora recibe, mayormente, el apoyo del peronismo anti K, o de aquellos que abonan a la teoría de “Cristina ya fue”.

En el instituto Patria, el búnker de Cristina —que de ganar la interna del PJ podría ampliarse a Matheu 130, histórico local del PJ nacional en la ciudad de Buenos Aires—, si bien no dudan de la primacía de las preferencias populares de Cristina por sobre Quintela, preocupa la desactualización de los padrones de afiliados al PJ. Se sabe: una elección interna, con padrón de afiliados y no padrón general, puede siempre tender una trampa a la voluntad real de las mayorías. No sólo los padrones, también las fiscalizaciones y el escrutinio serán cruciales a la hora de una elección que no se hace desde hace 36 años.

De los militantes y simpatizantes que pondrían un voto de confianza en Cristina para conducir el PJ, ¿cuántos están afiliados y en los padrones, y cuántos no?, ¿hay jóvenes afiliados a los partidos políticos (en este caso al PJ) en la Argentina? Distintos sondeos preliminares indican que la edad promedio de los afiliados, con derecho a voto, son adultos mayores y de la tercera edad.

Quintela parece querer frenar una elección para la que se postuló y viene impulsando, pero que nunca imaginó terminaría con tamaña competidora enfrente. El riojano imaginaba ser el candidato único, con discurso kirchnerista, pero con soportes reales del peronismo conservador, ahora filo mileísta. Una historia ya repetida en el peronismo K, desde 2015 a la actualidad. La fuerza electoral principal proviene del kirchnerismo, pero los candidatos los terminaban colocando (por sugerencia y aceptación de CFK) otros sectores. Daniel Scioli, Alberto Fernández y Sergio Massa, los casos más resonantes.

Por el fracaso de esas experiencias, y una relectura de CFK, en tiempos de Milei, esa época ha llegado a su fin. Ahora, el “ser” peronista —para la lista “Primero la Patria”— es oponerse sin fisuras al programa de Milei. Con todo derecho, cualquier otro juego con la Casa Rosada será válido, pero que “no sea en nombre del peronismo”, dicen desde el instituto Patria. Y ese, se ilusionan, será el nuevo punto de partida para un nuevo sueño nacional popular.

Facebook comentarios

Autor

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar