Connect with us

Hi, what are you looking for?

Política

Cuestión de imagen: “Con Milei no hubo luna de miel aunque mantiene intacto su núcleo duro”

Después de varias relaciones fallidas con sucesivos gobiernos, la sociedad argentina no regala ni el tiempo de la luna de miel. Ese vértigo de la política y las urgencias de la gente lo está comprobando ahora el gobierno de Javier Milei; en menos de dos meses, el apoyo que lo llevó a la Casa Rosada comenzó a licuarse a la par de algunas de las medidas que tomó. 

Un trabajo realizado en enero por la consultora Zuban Córdoba y Asociados reveló que la imagen del presidente y la gestión se derrumbaron aceleradamente, a la vez que es mayoritario el rechazo al rumbo económico. “Es preocupante la caída de volumen político del presidente”, dijo Facundo Londero, integrante del equipo que realizó el informe nacional Los límites del consenso. “Esta vez no hubo luna de miel, como sí pasó con Macri y Alberto Fernández”, sostuvo para marcar diferencias con sus predecesores en la Casa Rosada y hacer hincapié en “un contexto de mucho desgaste y cansancio de la opinión pública”. Pese a todo, el gobierno no está solo: mantiene intacto el apoyo de su núcleo duro.   

Lo que sigue es el diálogo telefónico que mantuvo con Suma Política. 

—El apoyo al gobierno nacional cayó muy fuerte en poco tiempo. ¿Se pueden determinar las causas?

—Estamos en un contexto social y económico de mucho desgaste, hay mucho cansancio de parte de la opinión pública. No me sorprendió porque la campaña de Javier Milei se basó en dos premisas: que el ajuste lo iba a pagar la casta y bajar la inflación. Y hasta ahora pasó todo lo contrario: profundizó la inflación y más del 80 por ciento cree que el ajuste lo está pagando la población. Por otro lado, se vive un momento de superpolarización ideológica de dos bandos, la famosa grieta se mantiene y se profundiza. Un núcleo muy duro es proestado, son votantes que están más cerca de la imagen de Cristina Fernández, Axel Kicillof y la CGT. Enfrente está el núcleo que responde a Milei, que es un 30-35 por ciento, acompañado por algunos actores que estuvieron con Juntos por el Cambio, que son promercado, más cercano a las ideas del gobierno, de Patricia Bullrich y de Mauricio Macri. 

—Es llamativo que una gran mayoría de los consultados se pronuncia a favor de la presencia del Estado en la economía argentina. Entonces, ¿podríamos pensar que la grieta más que Estado vs. privados es  peronismo-antiperonismo?

—Sí, coincide con esa grieta. Observamos también que la sociedad argentina es proestado, es una sociedad en la que la educación pública, la  salud pública, son estandartes que han generado beneficios durante años. Y, a la vez, impulsan un pensamiento cercano al Estado de parte de la población. Por eso se puede decir que dentro de los votantes de Milei hubo muchos que lo apoyaron teniendo en cuenta el contexto social y económico al que llevó la gestión de Alberto Fernández.

—Milei no ocultó sus críticas a la salud y la educación públicas; es más, enarboló esas críticas como puntos altos de su campaña.

—El análisis puede partir del desgaste del gobierno anterior, de ciertas figuras como Cristina Fernández o Alberto Fernández, que repercutieron negativamente en la campaña de Sergio Massa. Y muchas veces la sociedad busca un cambio más allá de las consecuencias, un cambio en el que solo hace algunas lecturas, por ejemplo “van a ir contra la casta y no me va a afectar a mí”. El balotaje fue una opción más que una elección, un 25 por ciento se terminó inclinando por Milei por opción.



En el estudio que realizaron se habla de los “consensos precarios” en la política argentina. ¿Ese fenómeno comprende al gobierno de Milei?

—Absolutamente. No se llega a generar una mayoría trascendente a nivel nacional, y en eso también influye la grieta y el desgaste del escenario político. No hay nadie que aglutine o genere un diferencial positivo en su imagen, todos tienen más imagen negativa que positiva. Ahí se ve una crisis de representatividad. Además están estos grupos superpolarizados, que generan tensión y una conflictividad social muy preocupante. 

—¿En alguna otra ocasión se registró una caída tan rápida del apoyo a un gobierno?

—No. Esta vez no hubo luna de miel, como sí la tuvieron Macri y Alberto Fernández por ejemplo. La aprobación de la gestión de Milei ahora está en un 45,7 por ciento y su imagen en un 44,3. No solamente eso: post balotaje la imagen del presidente llegó al 56 por ciento, cayó 13 puntos en menos de 70 días. Es preocupante la caída de su volumen político.



—En este escenario de consensos precarios y volatilidad, así como cayó abruptamente Milei puede volver a subir si acierta con medidas que favorezcan a la sociedad. 

—Exactamente, la volatilidad es total. Creemos que febrero y marzo van a ser meses bisagras; por un lado para ver cómo golpea el ajuste fiscal que se está realizando y cuál es la voluntad de la sociedad para aguantar una recesión económica. Hace pocas semanas hicimos un estudio sobre esto y encontramos que el núcleo duro de Milei aguantaría más de un año, mientras que el 65 por ciento restante no lo haría. Hay que ver cómo repercute el ajuste y cuáles son las soluciones que aporta el gobierno para aquellos que se van a caer del sistema. 

—No es el mejor escenario para el gobierno, sobre todo si se tiene en cuenta que el 54 por ciento desaprueba el rumbo económico y más del 57 por ciento cree que dentro de un año el país estará tan mal como ahora. 

—Solamente un 35 por ciento considera que el país va a estar mejor económicamente en un año, lo cual baja las expectativas de la población. Va a ser clave el retorno de la actividad económica, la vuelta a clases, con todo lo que significa porque la educación es provincial y si el gobierno nacional no envía los fondos de coparticipación se va a generar un clima social muy complejo.

—El estudio sitúa el comienzo del declive del gobierno de Alberto Fernández en dos hechos puntuales: la fiesta en Olivos en pandemia y la pelea por Vicentin. ¿Hoy hay algo que puede ser determinante para marcar el futuro del gobierno? 

—Eso se está resolviendo en estos días, son la ley ómnibus y el DNU. En la ley es importante ver qué artículos salen, qué cede el gobierno, qué ceden las provincias, y ver cómo queda la tensión institucional entre provincias y Nación. Los gobernadores son muy fuertes en sus territorios y en la mayoría de los casos son producto de una elección y no de una opción, como lo fue Milei.

—¿Milei conserva el apoyo de su núcleo duro?

—Sí, lo mantiene intacto. Entre lo propio y el que se le sumó de Juntos por el Cambio, se ubica entre el 30 y el 35 por ciento de la sociedad.  



—Macri es el dirigente que tiene peor imagen en el país y muy cerca está Cristina Kirchner. ¿Electoralmente tienen perspectivas?

—Ambos son piezas clave dentro de sus núcleos duros, son muy determinantes dentro de sus propias filas. Pero para la opinión pública no van a llegar a traccionar votos de sectores medios o independientes por su alta imagen negativa.

—Los dirigentes gremiales tienen en la mayoría de los trabajos de opinión pública una mala ponderación. Sin embargo, parece que las medidas del gobierno han revalorizado a la CGT.

—Nuevamente influyen estos núcleos superideologizados. La CGT, al posicionarse rápido en contra del gobierno nacional y ser la promotora del paro, generó consenso entre los opositores a Milei.  

—En este escenario de gran volatilidad, ¿hay dirigentes que tienen el reconocimiento de la sociedad?

—Ninguno tiene un diferencial positivo, pero sí vemos que hay dos que van creciendo o se mantienen estables. Son el gobernador Axel Kicillof (45,5 de imagen positiva) y la vicepresidenta Victoria Villarruel (45,4). 

—Un reflejo de la polarización política.

—Pero los que no están dentro de la grieta hacen que ambos conserven una imagen negativa más alta que la positiva. 


Facebook comentarios

Autor

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar