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Sociedad

El colapso de los grandes hospitales de Rosario y Baigorria pone en jaque a las localidades de la región

“Andá a dormir con el tanque del auto medio lleno para poder llegar a Rosario si tenés una urgencia de salud”, fue la recomendación de un médico de Maciel a su paciente. La frase refleja la situación que se vive en las localidades que se encuentran sobre la Ruta 11, donde la falta de efectores de salud de alta complejidad cercanos hace que las intervenciones de urgencias sean derivadas a los sanatorios de Rosario y Santa Fe. Hoy, con un nivel de ocupación de camas críticas al tope en los grandes centros urbanos de la provincia, la situación se vuelve más que preocupante.

El martes 20 de abril el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria llegó al límite, con sus 30 camas de terapia intensiva ocupadas (24 con pacientes covid). La saturación se dio en el mismo momento que Rosario informó una ocupación de camas superior al 95% en el sector público y que el Centro de Especialidades Médicas de Santa Fe (Cemafe) sumó camas críticas para descomprimir las terapias de los hospitales Iturraspe y Cullen.

Esa situación disparó la alarma en localidades como Timbúes, Oliveros, Maciel, Monje o Barrancas, que se ubican sobre la Ruta 11, pero también en los pueblos vecinos: Puerto Gaboto, Díaz, Andino o Puerto Aragón, entre otras. En la mayoría la atención primaria está cubierta por el Sistema para la Atención Médica de la Comunidad (Samco) y los centros de salud locales. Pero casi ninguna cuenta con espacios de internación.

En medio de la pandemia, algunas localidades improvisaron áreas de covid con unas pocas camas para dar respuestas ante la posibilidad de que el sistema colapse, pero en todos los casos la complejidad con la que cuentan es mínima. En ese contexto las autoridades sanitarias locales advierten las dificultades que supone afrontar traslados que van desde los 40 a los 90 kilómetros de distancia.

Atención primaria

“Nosotros no tenemos internación. Los podemos tener unas horas o pasar algún suero. Algo que no sea de demasiada dimensión”, resumió Yamila Franco, coordinadora del Samco de Oliveros.

En esa localidad, que ronda los 5 mil habitantes, pasaron de tener dos hisopados semanales a doce en estos últimos días. Por gestión de sus trabajadores, en septiembre comenzaron a hisopar en la misma institución, para luego enviar las muestras al Hospital de Niños Zona Norte de Rosario, a unos 46 kilómetros de distancia. “Nosotros no teníamos ni un lugar que realizara los hisopados ni un laboratorio dónde enviarlos. No teníamos absolutamente nada”, contó.

El efector cuenta con una guardia que atiende las 24 horas y ambulancia propia, pero en situaciones como accidentes, pacientes covid con cuadros agravados, e incluso estudios clínicos como tomografías, derivan los pacientes a los grandes hospitales de la región. La primera parada establecida es el Hospital “Granaderos a Caballo” de San Lorenzo, a unos 27 kilómetros de distancia. Pero suele pasar que allí no los pueden recibir y entonces terminan desembarcando en Baigorria, lo que representa un viaje aún más largo.

“Nos preocupa mucho porque nos ha pasado que en Baigorria quedamos en la puerta, con el paciente ahí abajo, y no nos dejan entrar. Nos dicen que es centro de covid y no están pudiendo atender otras cosas”, expresó Franco. En ese sentido, el pedido es concreto: “Queremos que la atención sea segura. Que salgamos con un paciente y que en San Lorenzo ya nos lo reciban. Con eso nosotros estaríamos felices”.

Situación similar se da en la comuna de Maciel donde los primeros meses del año casi no registraban contagios y en las últimas semanas los cuentan de a decenas. Desde el inicio de la pandemia ya son cerca de 600 los casos de coronavirus en esa localidad, lo que genera preocupación en las autoridades y los trabajadores de la salud.

“Nosotros no tenemos internaciones de covid. Solo hacemos la primera recepción de síntomas y se va evaluando con un llamado telefónico para ver cómo evoluciona. Si continúa con los mismos síntomas se hisopa a las 48 horas”, explicó Nora Ramos, directora del Samco de Maciel. Para los casos en los que los pacientes presentan alguna afección respiratoria o algún síntoma más agudo, el médico va al domicilio con los cuidados pertinentes, evalúa si se necesita internación y se ordena la derivación.

Según relató Ramos, desde hace un tiempo las derivaciones ya no dependen del efector sino que se da aviso al Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (SIES) y ellos definen el destino del paciente. “Hoy no hay internación ni en Oliveros, ni Gaboto, ni Monje, ni Díaz, ni Carrizales, ni Villa La Rivera, ni Andino, ni Tambúes. San Lorenzo tiene una parte para covid. Y si no, nos queda el Eva Perón”, detalló. Ese traslado, de Maciel a Baigorria, demanda entre 50 minutos y una hora (55 kilómetros).

En Maciel tampoco hay base de 107, es decir que no disponen de móviles, médicos y enfermeros exclusivos. Sí cuentan con una ambulancia de la provincia y un chofer que hace las guardias 24 horas. “Cuando hay una urgencia se recibe en el teléfono fijo del Samco y se acude al llamado con el médico de guardia. Es decir que hasta que no vuelve la ambulancia el hospital queda sin médico”, explicó Ramos.

El lado positivo es que, hasta el momento, siempre han conseguido lugar para los pacientes que lo necesitaron: “Hemos tenido demoras, pero nunca una negativa. Siempre hemos conseguido camas. Nunca nos pasó de tener que estar con el paciente y no tener donde llevarlo. Vos imaginate si llega a saturar el sistema de salud el problema que va a suscitar acá. Si Rosario no puede recibir a más gente nos va a afectar”.

En Maciel también cerró en 2016 un sanatorio privado ubicado sobre la ruta que funcionaba desde hacía más de 70 años y que hoy sigue mostrando un cartel de “se alquila”.

Un barco sin capitán

El Samco de Puerto Gaboto es el único efector de salud del pueblo y desde diciembre no tiene director a cargo. “Es como un barco sin capitán”, resume Ever Dubini, integrante de la comisión directiva de ese establecimiento.

Según explicó ya tienen un profesional “apalabrado” para ejercer esa función pero desde Provincia no habilitan su nombramiento para que comience a trabajar ni tampoco dan respuestas ante los pedidos realizados. “Como comisión agarramos el timón junto al personal de enfermería, pero se nos hace muy difícil la toma de decisiones, sobre todo ahora con el covid. Es fundamental tener un director teniendo en cuenta lo que se viene”, manifestó.

Para Dubini no solo es preocupante el hecho de que no haya un director designado, sino que también hacen falta cargos para las funciones que demanda el lugar. Según explicó la atención médica se divide en dos turnos, de 9 a 12 y de 13 a 17 horas. Por fuera de esos horarios queda una enfermera y un chofer de la ambulancia por cualquier urgencia: “Como nosotros, muchos hospitales en la zona no cuentan con guardias médicas 24 horas”

No obstante algunas cuestiones se fueron supliendo con recursos comunales. Como por ejemplo el salario de dos ambulancieros que, sumado a los otros dos que paga Provincia, garantizan el servicio en forma permanente. Lo mismo ocurre con los hisopados, que son gratuitos para quienes lo necesiten. Tanto el profesional que los realiza, como el traslado al laboratorio de Coronda, corren por cuenta del Ejecutivo. En total son más de 100 mil pesos los que se destinan mensualmente en materia de salud, según indicaron.

A pesar de las dificultades, y de ser una localidad chica —cerca de 3 mil habitantes— instalaron un área covid para hacer frente a la emergencia sanitaria: “No tenemos internación. Pero igual armamos una sala con cuatro camas para el caso de que todo esté colapsado. Así podemos tener un lugar en donde el paciente puede esperar hasta que lo deriven. Con cortinas de nylon armamos un sector para atender a los casos sospechosos de covid que necesiten ir al hospital”

Desde Puerto Gaboto el lugar más cercano en la escala de derivaciones es Maciel, pero el nivel de complejidad es similar y entonces aparece Barrancas como opción posible. Pero en general el destino de los pacientes es hacia el sur: San Lorenzo, Baigorria o Rosario. 

Según explica Dubini hasta el momento no han tenido problemas para ubicar pacientes aunque sí se presentan muchas demoras y dificultades. “Nosotros estamos a 65 kilómetros del hospital de Baigorria, que es donde la gente se atiende mayormente. Pero no solo por covid sino por otras patologías que requieren una atención especializada. La mayoría se atiende ahí y queda lejos, queda incómodo para la gente. Es muy necesario tener algo mucho más cerca”, manifestó.

Camas sin complejidad ni personal

El Samco de Barrancas es uno de los que más capacidad tiene en la región para albergar pacientes. En marzo de 2020 instalaron un área covid que puede servir para descomprimir los grandes efectores de la región ante un posible colapso sanitario. No obstante, Fernando Bugallo, director de la institución, aclaró que “es de baja complejidad” la atención que pueden brindar en el lugar.

“Lamentablemente nosotros no tenemos oxígeno central, ni algunas cuestiones necesarias para atender esos pacientes. Pero por lo menos sí tenemos para brindarles esa primera atención, internarlos y poder evaluar si requiere derivación. A veces hay pacientes que mejoran en las primeras horas y no es necesario, pero hay otros que no y hay que derivarlos a efectores más grandes”, describió.

Actualmente el área covid de Barrancas posee 19 camas disponibles ante una emergencia sanitaria. Y si bien es un número importante en comparación con los efectores de la región, Bugallo bajó los ánimos a tierra: “Podríamos llegar a ubicar a 19 pacientes, aunque eso no es lo aconsejable. Las camas están pero no tenemos la complejidad. ni el personal en cantidad si tuviéramos que atender todos esos pacientes internados en un mismo momento”

En ese marco el director del Samco consideró que la situación sanitaria amerita que las derivaciones sean más organizadas, con los médicos como interlocutores, para evitar que los pacientes lleguen sin aviso a lugares colapsados o, en el peor de los casos, que las ambulancias deambulen con pacientes en busca de un lugar. “Siempre es aconsejable que la gente tenga un médico referente en su localidad y pueda consultarlo antes de hacer un viaje que demanda muchos kilómetros, para luego llegar a un lugar y que no puedan darle respuestas”, evaluó. 

“Si llegara a pasar que todos los sistemas colapsen y que Barrancas se transformara en un receptor de pacientes, hay que ver cómo reorganizamos para que el hospital funcione de otra manera”, expresó y agregó: “Hasta ahora no hemos tenido nunca más que cuatro o cinco pacientes internados en simultáneo. Ojalá que no suceda y que quede en una situación hipotética y no una realidad”.

Una cuestión de jurisdicción

La región presenta la particularidad de ser el lugar donde se da la división entre los nodos de atención del Ministerio de Salud. El límite queda bien marcado sobre la Ruta 11: mientras que Monje es la última localidad que depende de la zona Rosario, Barrancas es la primera que responde a la zona Santa Fe. En ambos casos, tanto para el sur como para el norte, las derivaciones y traslados siguen quedando a unos 80 o 90 kilómetros respectivamente.

El senador por el departamento San Jerónimo, Leonardo Diana, consideró que el distrito se encuentra “en una zona gris” que dificulta tanto la derivación de pacientes como el abastecimiento de insumos. Y a eso se le suma la falta de complejidad en muchos establecimientos: “Tener que trasladarse hasta Granadero Baigorria para hacerse una placa me parece una locura, pudiendo resolver la situación en el mismo Samco”.

Durante el comienzo de la pandemia conformaron un comité de crisis para articular y tener una comunicación más fluida con los intendentes y autoridades sanitarias de las distintas localidades. No obstante, para Diana falta un interlocutor del Ministerio de Salud en la región a quien acercarle las inquietudes que surgen de ese espacio. 

“Es mucho más dificultosa la comunicación con Rosario que con Santa Fe. Imaginate que el nodo Rosario recibe desde Maciel hasta el final de la bota y es imposible captar todas las demandas, no se puede. De alguna manera se tiene que recurrir a alguien que pueda ver el territorio más globalmente porque si no se nos escapan todos los reclamos”, cuestionó.

Por su parte, Bugallo reconoció que tanto Barrancas como Maciel quedaron como “último orejón del tarro” en ambos nodos, pero señaló que la distribución tiene como objetivo organizar las derivaciones y no colapsar los lugares. Lo que la pandemia puso en jaque fueron las capacidades técnicas de muchos lugares para recibir pacientes y eso generó “un desbarajuste”.

“Nosotros a la urgencia nunca la vamos a dejar de atender. Lo que tratamos de organizar es la cuestión programada, porque si no es un caos. Si un lugar está preparado para recibir cien personas y de golpe empieza a recibir doscientas, es obvio que no va a estar a la altura de la circunstancia y va a haber más quejas que gente bien atendida”, señaló.

Ante ese panorama consideró que “en el plano de lo ideal”, lo conveniente sería un efector de mayor complejidad que pueda abarcar a toda esa zona: “Sería una buena opción. Estamos a una hora de Santa Fe y los que están en Monje están a una hora de Rosario. Entonces estamos siempre ahí en el medio y no tenemos ningún lugar de complejidad entre Rosario y Santa Fe. Pero hay que ver bien si realmente la cantidad de casos que hay entre estos dos grandes lugares lo amerita”.

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