El PRO santafesino se embarcó en un juego peligroso y que, la mayoría de las veces, no termina bien. Eligió tener un pie en cada plato: socio del radicalismo y el PS en Santa Fe, aliado de La Libertad Avanza en el Congreso nacional. Esgrime como uno de sus principios la defensa de la educación pública y vota contra el financiamiento a las universidades.
La diputada nacional Germana Figueroa Casas es una buena síntesis de ese juego a dos puntas del macrismo provincial. Es contadora, egresada de la UNR pública y gratuita y docente de la misma universidad. Escuchó de boca del rector Franco Bartolacci lo que implicaría la decisión del gobierno nacional para las universidades de todo el país y admitió públicamente que los docentes ganan poco. Cinco días más tarde, ya sentada en su banca, votó para sostener el veto del presidente Milei a la ley de financiamiento universitario.
Los legisladores santafesinos votaron con el resto del bloque del PRO y siguiendo la orden del expresidente Macri. No hubo diferencias, hayan pasado o no por la universidad pública. La indicación de bancar el veto llegó después de una reunión que mantuvo Macri con el asesor Santiago Caputo. Casi en simultáneo a la bajada de línea del expresidente, se pronunciaron a favor de la universidad pública el gobernador Maximiliano Pullaro y la vicegobernadora Gisela Scaglia.
“Cuando a los 18 años terminé la secundaria tuve que elegir una carrera e irme a vivir a una ciudad grande y lejos de mi casa, como hacemos todos los que somos del interior. Yo pude estudiar porque la universidad era pública. Me formé en la UNR y tengo orgullo de eso. Fin”, posteó Scaglia, quien en las próximas semanas asumirá como nueva presidenta del PRO santafesino. En idéntico sentido se pronunció Pullaro ante la consulta de los medios de la provincia. El rector Bartolacci les agradeció el apoyo a ambos.
Los seis legisladores del PRO votaron de manera opuesta a la que lo hicieron los radicales santafesinos y los dos socialistas, sus socios de Unidos. Votaron, como es habitual, con La Libertad Avanza.
Ese alineamiento con el presidente Milei, que es absolutamente legítimo, puede en algún momento entrar en contradicciones con los intereses del gobierno provincial; es cierto que Pullaro también apoyó decisiones del presidente, pero algunas de sus reivindicaciones van a contramano de los designios de la Casa Rosada. Por ejemplo, la presentación ante la Corte Suprema por la deuda de Nación con la Caja previsional —desde que asumió Milei no envió ninguna de las partidas correspondientes— y los recurrentes reclamos para que Nación se ocupe de las rutas que atraviesan la provincia o bien las transfiera para que Santa Fe se haga cargo de su mantenimiento. No se conoce ningún proyecto de los legisladores del PRO que vaya en esa sintonía.
El PRO eligió jugar con estas fichas. Y tal vez tenga margen para hacerlo. Unidos es una coalición política y como tal, los partidos pueden adoptar sus propias posiciones. Siempre y cuando, claro, que no vayan en contra de los intereses de sus socios y del gobierno que integran. En este caso es más complicado porque el PRO es socio de los dos gobiernos.
Volver al aula
De los legisladores santafesinos del PRO, Figueroa Casas es la más expuesta y será muy interesante escuchar la explicación que les ofrezca a sus alumnos y colegas cuando regrese a las aulas de la UNR. Pero no estuvo sola. Sus compañeros de bloque Alejandro Bongiovanni y Luciano Laspina también son egresados de la UNR y apoyaron el veto. Lo mismo hicieron Verónica Razzini, Gabriel Chumpitaz y José Núñez.
Figueroa Casas habló con Suma Política la semana pasada. “Creo en la importancia del equilibrio fiscal. Estoy convencida de eso. Pero también lo estoy de la importancia de la universidad pública y de que los docentes tienen que ganar mejor. Por un lado se afecta al déficit fiscal, pero cuando se tiene poco dinero, uno puede elegir en qué gastar”, dijo en ese momento.
Parece claro que la discusión es más filosófica que presupuestaria. El financiamiento universitario equivale al 0,14 por ciento del presupuesto, una cifra que es apenas la tercera parte de la reducción que el gobierno aplicó en el impuesto a los bienes personales, que pagan los más ricos de la sociedad. A quiénes se ajusta en nombre del déficit cero es una definición política.
Uno de los empresarios favoritos del gobierno libertario, Marcos Galperín, lo dijo con claridad en el diario La Nación: “Creo que la educación puede ser privada, si querés el Estado puede subsidiar a la gente que menos tiene para que acceda a esa educación privada, pero no necesariamente el Estado tiene que tener los profesores y las aulas, porque si hoy la educación privada funciona, funciona superbien”.
El 25 de abril de 2023, en Cayastá, se presentó formalmente Unidos para Cambiar Santa Fe. Ese día, 12 partidos firmaron el acta constitutiva y durante el acto se leyeron los ejes programáticos. Primero subió el titular de la UCR, Felipe Michlig, y en segundo lugar lo hizo el del PRO, Cristian Cunha. En el momento exacto en el que Cunha estampó su firma, la locutora del acto leyó lo acordado en torno a educación: “Garantizar al menos 190 días de clase; presupuesto educativo que garantice cada año mejora en la remuneración docente, condiciones laborales adecuadas, espacios físicos acordes, materiales educativos adecuados”. El programa de gobierno que acordó Unidos es para la provincia, ¿para la Nación sirve uno opuesto?
Las decisiones políticas de envergadura, como votar contra el financiamiento universitario, no son inocuas. Y no terminan después de contar los votos. Lo expresó con claridad el secretario de la Gobernación de Santa Fe, Juan Cruz Cándido, uno de los hombres más cercanos al gobernador. Después de la ratificación del veto, escribió en sus redes: “Las universidades públicas son la razón que explica la Argentina moderna, plural, desarrollada y culta que supimos ser y a la que, aunque un poco más de 1/3 del Congreso no quiera, vamos a volver. Más temprano que tarde”. La gran pelea que se viene es el presupuesto educativo para 2025: lo previsto por el gobierno nacional es la mitad de lo solicitado por las universidades.
Muy lejos está el PRO provincial de sus mejores días. ¿Será este el camino para recuperar músculo político o, por el contrario, es un derrotero que hundirá aún más su representación electoral?
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Periodista. Cofundador y editor de Suma Política. Ex secretario de Redacción del diario La Capital. En Twitter: @rpetunchi
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