Con el objetivo de acompañar “un cambio de signo político en la ciudad”, Juan José Giani es el primer candidato a concejal que confirma su participación en las elecciones de este año. Lo hará dentro de “La Corriente” que a nivel nacional se referencia en al actual jefe de Gabinete, Agustín “Chivo” Rossi, y que hoy perfila a Roberto Sukerman y Leandro Busatto como los principales dirigentes para competir por la intendencia de Rosario y la gobernación provincial.
Es filósofo, escritor y docente. Militó en el peronismo hasta que la irrupción de Carlos Menem en el escenario político lo alejó del movimiento para desembarcar en las filas del Frente País Solidario (Frepaso), una coalición que nucleó a los sectores progresistas desencantados con las políticas neoliberales del riojano. Por ese espacio fue concejal de Rosario de 1997 a 2001. Luego, como presidente del Frente Grande de Santa Fe, se sumó al Frente Progresista donde ocupó distintos roles: primero como subsecretario de Cultura de Rosario durante la primera gestión de Miguel Lifschitz, y luego como integrante del directorio del Enress en 2009.
Se define como un “frentista de la primera hora” y promueve una gran interna de los partidos de centro izquierda en la ciudad para competirle al Frente de Frentes que comienza a esbozarse a nivel provincial. Para Giani, si se logra formular una gran alianza —que podría tener a Ciudad Futura como socio fundamental— el 2023 se presenta como una gran oportunidad para que el peronismo rompa su techo de votos y gane la ciudad después de años de predominio socialista-radical. “Hay que seguir la estrategia de construir un peronismo de perfil progresista que vaya por los votos desencantados de lo que fue el Frente Progresista”, indicó.
—¿Por qué lanzar nuevamente tu candidatura al Concejo?
—Esto parte primero de un diagnóstico político de las elecciones que vienen. A nivel provincial la conformación del Frente de Frentes le presenta al Frente de Todos un gran desafío que es la unificación del antiperonismo. Y para eso hay que seguir una estrategia que es la de construir un peronismo de perfil progresista que vaya por los votos desencantados de lo que fue el Frente Progresista. Por eso yo me identifico con la candidatura de Leandro Busatto que, de la oferta electoral del peronismo en Santa Fe, es quien mejor representa un perfil progresista en condiciones de sumar a muchos ciudadanos que van a estar desencantados por el giro a la derecha del partido socialista.
A nivel Rosario es similar, con la diferencia de que desde hace un tiempo se viene desarrollando una fuerza política de centro izquierda, como Ciudad Futura, más otras expresiones que se han instalado políticamente. Me parece que hay que ir en esa dirección: tratar de construir un gran frente nacional popular progresista que efectivamente pueda cambiar la historia. Estas ideas yo las vengo compartiendo hace bastante tiempo y ahora han ganado cierto consenso. Y me parece que yo puedo ayudar en ese camino.
—¿La alianza conviene solo para intendencia? ¿O en la competencia al Concejo te gustaría que vayan todos por dentro en una gran interna?
—Creo que es todos por dentro. Yo soy frentista de la primera hora, pero todo frente requiere brindar una imagen de confiabilidad. El gran desafío de esta construcción frentista es mostrarle a la sociedad coherencia y seriedad, no es lo mismo una coalición que una foto. Además, en el caso de Rosario lo que planteamos es el cambio de signo político después de muchos años. Para eso hay que mostrar una construcción muy sólida y confiable, en la que tenemos que estar todos adentro en los distintos niveles: intendentes y concejales.
Después obviamente habrá competencias y cada uno de los espacios frentistas tendrán sus listas, pero la competencia tiene que ser ordenada. En las últimas elecciones vimos una gran cantidad de listas y a eso hay que emprolijarlo. Si tenemos la perspectiva de ganar la ciudad, me parece que lo lógico es competir todos por dentro y tratar de disminuir la oferta legislativa, porque eso da la idea de mayor compatibilidad entre las partes. Y luego traducirlo en un gobierno en común: gane quien gane tiene que darle espacios al que perdió, es muy importante también que el derrotado no se sienta excluido. Hay toda una tarea de construcción frentista a la cual las fuerzas no están acostumbradas. El peronismo ha declamado frentismo, pero le ha costado conseguir frentes con fuerzas políticas de cierta envergadura. Construir una coalición de esta fuerza es una cosa desafiante pero no sencilla.
—¿Además de Ciudad Futura, en qué otros espacios piensan?
—Primero es muy importante que todo el Frente de Todos se sume a esto, porque hay sectores con distintos niveles de compromiso. Después, Ciudad Futura es el más fuerte electoralmente, pero en la provincia se ha creado un espacio interesante de centroizquierda con Carlos Del Frade, Rubén Giustiniani, Fabián Oliver, Eduardo Di Pollina. A ese grupo ya se lo está convocando de la mano de Busatto, y en Rosario también hay que sumarlos a esta construcción. Y eso hablando solamente de partidos políticos, pero también hay actores sociales y sindicales con los que tenemos que conversar. No obstante, es importante destacar que esto no es una aritmética electoral: hay que tener convicciones y es bueno que en esas convicciones estemos todos.
— ¿Con qué propuestas vas en búsqueda de una banca?
—Rosario está cooptada por la agenda seguridad y es evidente que va a haber ahí una sobre exigencia, tal vez no abordable plenamente en el ámbito municipal. Eso va a ser un tema central. Pero también hay un montón de cuestiones que tienen que ver con la gestión local que indirectamente repercuten en la seguridad pública, como la infraestructura urbana. Rosario es una ciudad que ya hace muchos años ha perdido capacidad de transformar su infraestructura y eso genera marginación y abandono de los barrios más humildes.
Por supuesto que el municipio no puede ir solo y tiene que tener integración con Provincia y Nación porque hay inversiones que exceden la capacidad local. Pero la Municipalidad ha venido haciendo menos de lo que puede en este tema. Me parece que el gran objetivo es recuperar intensidad de la obra pública municipal en infraestructura urbana y eso, a la larga, va a mejorar los niveles de seguridad.
— ¿Desde el Concejo qué se puede aportar al debate sobre seguridad?
—A mí me motiva un peligro: que el Frente de Frentes gobierne la provincia. Gobernar la provincia tiene efectos en la seguridad y los que hoy se presentan como salvadores ya sabemos que hicieron las cosas mal. Yo quiero participar de una experiencia política que en la provincia evite eso, y que desde Rosario impulse un cambio en el signo político que gobierna la ciudad. Esas son transformaciones que requieren manejar un Ejecutivo, pero desde el Legislativo se puede ayudar aportando ideas y acompañando.
En su momento, cuando fui concejal, habíamos presentado un programa municipal de seguridad comunitaria, donde se planteaba que los municipios también pueden tener incumbencias en temas de seguridad. Pero creo que no tenemos que poner todo el foco, aunque hoy parezca inevitable, en la seguridad pública. Hay otros temas en Rosario que también son desafiantes y hay que trabajarlos.
— ¿Se emparenta con el reclamo del intendente Pablo Javkin para que lo dejen manejar la policía en Rosario?
—La gran ventaja de un municipio es lo que se llama la democracia de cercanía. Los municipios siempre están más cerca de los ciudadanos, hay un sistema de representación que vos tenés más a la mano. En el tema de seguridad pesa eso, hay cosas que el municipio puede aportar desde un lugar de mayor cercanía y conocimiento.
Pero eso no es lo mismo que manejar una policía. Es una idea que se puede estudiar, pero tiene sus complicaciones. Primero una gran inversión en policías, balística, laboratorios; y después sigue habiendo una policía provincial con la cual tenés que establecer qué acciones le competen a cada uno. Y además, ¿por qué una policía municipal no se corrompería como una provincial? Es un tema que yo no desecharía, pero que hay que estudiarlo muy bien. Ahora sí me parece que el intendente podría intervenir en la decisión de quiénes son los comisarios y ahí el Concejo debería tener un rol activo.
—¿Qué mirada tenés de los recientes anuncios del presidente Alberto Fernández para Rosario?
—Me parece que está bien la llegada de fuerzas federales a la ciudad. También es cierto que si eso no es acompañado de una reforma de la policía de la provincia va a ser muy complicado todo. Creo que tiene que haber una acción coordinada, que va a llevar un tiempo. Es un proceso en que la Nación pone su parte, la Justicia la suya, y lo mismo con Provincia y Municipio. Y eso lleva un tiempo.
Pero creo que estamos en un momento oportuno porque todavía no se sabe quién va a ser el próximo gobernador de la provincia. Sabemos que no hay reelección y los distintos espacios están definiendo a sus candidatos. ¿No es un buen momento para que todos los partidos establezcan un acuerdo que se sostenga independientemente de quién gane? Un acuerdo de cinco medidas que, sabemos que nos van a llevar un tiempo, pero las sostenemos. Me parece que eso puede generar un clima de trabajo muy diferente al de los últimos años, donde hubo mucho caranchismo. Me parece que es fundamental para el tiempo que viene y sé que suena un poco utópico, pero si no lo hacemos después no nos quejemos.
— ¿Por qué al peronismo le cuesta tanto Rosario?
—El peronismo tiene problemas en todos los grandes centros urbanos. Salvo el conurbano, en las ciudades de más de 200 ó 300 mil habitantes, el peronismo no las gobierna. No gobierna la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ni Santa Fe, ni San Miguel de Tucumán, ni Mar del Plata, ni Bahía Blanca, en Córdoba gobierna el schiaretismo…
Por otro lado, la historia del peronismo en Rosario, te diría que del 83 en adelante, es una historia media negra. Las representaciones han sido muy malas y difícilmente hayan podido entusiasmar a alguien. Y eso explica en alguna medida el triunfo del socialismo, sin quitar el mérito que luego puedan haber hecho para sostenerse en el tiempo. Pero no es algo que se replicó en otras ciudades del país: el socialismo solo logró volumen en Rosario.
En los últimos años el peronismo ha mejorado su oferta política con candidatos como Norma López, Eduardo Toniolli, Roberto Sukerman, Marcelo Lewandowski. Aparecieron figuras más jóvenes de un peronismo progresista y en eso creo que el kirchnerismo tuvo influencia.
—¿Ves posibilidades concretas de que el peronismo gane la ciudad?
—Se ha mejorado la oferta electoral, pero yo creo que el peronismo tiene un techo. Yo creo, y lo vengo planteando hace bastante, que la única forma de romper ese techo es construir una alianza más amplia que es lo que estamos intentando hacer. Es la oportunidad de combinar un peronismo mejorado con fuerzas políticas progresistas. Y a eso sumale que esta gestión no ha sido buena; por supuesto que le han tocado tiempos difíciles a Javkin, pero creo que ha sido un gobierno con muchos lados flacos. Por todo eso creo que sí, que es una gran oportunidad para cambiar de signo político en la ciudad.

—Fuiste concejal a finales de los noventa y principios del dos mil. ¿Qué diferencias encontrás de aquel escenario con el actual?
—En lo político es muy diferente porque yo fui concejal por el Frepaso, una fuerza política que desapareció. Ese espacio tenía la idea que luego encarnó Néstor Kirchner: la construcción de un peronismo de centro izquierda. Yo vengo de ese palo, de la transversalidad. Mi historia política es esa y es lo que creo que hoy tenemos que hacer. Por eso también tomé la decisión de ser candidato.
Creo que hay una historia que, en otro contexto, reaparece. Pero es cierto que el escenario en la ciudad es muy diferente. El socialismo tuvo un impulso transformador que luego fue decreciendo y donde hubo cosas que fueron buenas para la ciudad, pero que se fueron malogrando. En aquel momento se hablaba del “modelo Rosario” o de la “Barcelona argentina”. Había una idea demasiado optimista de que Rosario tenía cosas que eran reivindicables y hoy estamos en una suerte de anti ejemplo.
Hoy tenemos una situación de deterioro evidente que no tenía quince años atrás. Y hay que tener en cuenta que Rosario es una ciudad procíclica a los modelos nacionales: cuando al país le va bien a Rosario le va mejor y cuando al país le va mal, a Rosario le va peor. Rosario padeció como pocas ciudades la crisis del 2001 y se benefició como pocas del auge del kirchnerismo. Ese es un dato a considerar a la hora de pensar la agenda que viene y repensar las políticas locales.
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Periodista. Licenciado en Periodismo (UNR). Conductor y productor en radio Aire Libre (91.3). En Twitter: @NachoCagliero
